Entre el desarraigo y el colapso

En las últimas dos décadas, la población creció de manera exponencial en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Mientras tanto, en el interior de la Provincia se registra un fuerte estancamiento y la densidad decrece con el pasar de los años. 

Dos realidades en un mismo territorio. El avance del coronavirus en el territorio bonaerense no hizo más que poner de relieve la desigual distribución de la población. Mientras el Gran Buenos Aires permanece estancado en la Fase 3, el resto de la Provincia avanza hacia las Fases 4 y 5 con la apertura de casi todas sus actividades.

Son dos caras de una misma moneda y la diferencia entre ambas es más que clara: en una se registra un fuerte hacinamiento y en la otra hay un crecimiento poblacional ordenado; en una prevalece el colapso y en la otra el desarraigo. 

Si bien este problema no es nuevo, lo cierto es que parece no haber una solución viable en el horizonte cercano. Muchas veces se propuso, directamente, dividir la Provincia; ya sea en dos, tres o cuatro partes. De esta manera, se preveía llevar adelante una profunda redistribución de los ingresos a fin de garantizar la prestación de los bienes y servicios. Pero, como todas las veces que se propuso hacerlo, el proyecto quedó en la nada. ¿Por qué? Por su peso electoral. 

En los últimos 40 años, la migración interna de la provincia de Buenos Aires se concentró especialmente en el movimiento poblacional desde el interior hacia el Área Metropolitana, generando así las tres realidades que actualmente conviven en los 135 distritos. 

El ingeniero industrial (UNS) Leandro Nievas lo graficó a la perfección en un reciente mapa que elaboró a partir de la información que recopiló de los censos nacionales de las últimas cinco décadas. Los puntos rojos corresponden a aquellos distritos que crecieron por debajo del promedio nacional; los amarillos, cuya variación se encuentra en los parámetros normales; y los verdes que superaron la media nacional.  

“Argentina tiene un ratio de crecimiento estimado aproximado, que censo a censo, se va actualizando. Aproximadamente es del 1%. Entre 2000 y 2010, el crecimiento anual de la población Argentina era de 1,08%. Los distritos que decrecen, tienen desarraigo grave y los que crecen menos del 1,08% tienen un desarraigo leve. Algo sucede. Ya sea un envejecimiento poblacional, una baja en la natalidad, hace que el cambio sea más lento que en el resto”, explicó en diálogo con LaTecla.Info. 

En este sentido, aseguró que “es muy difícil que un punto que está hoy en rojo, pase a ser verde el día de mañana. Generalmente sucede al revés, esos procesos se profundizan porque la población que emigra, es la que está económicamente activa. Los que se quedan son las personas grandes. Eso se ve mucho en la Sexta Sección, en el sudoeste, donde de los 8 puntos, 6 son rojos”.

“En la zona norte, hay una pequeña migración. El techo poblacional de San Isidro se alcanzó en el 91, y en Vicente López en el 80. San Isidro está en amarillo porque tuvo un leve repunte. ¿A dónde fue esa gente? Probablemente a Tigre, con el plan de crecimiento que tuvo en los últimos años. Quizás a Pilar, que tuvo mucho crecimiento. Quizás por comodidad, para tener una tierra más accesible económicamente”, explicó Nievas, quien se encuentra maestrando en políticas públicas en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y colabora de manera externa con el Movimiento Arraigo, coordinado por el senador provincial Francisco “Paco” Durañona. 

El desarraigo

De acuerdo al “ranking” de desarraigo, 25 de Mayo es el distrito que más ha sufrido el desarraigo en los últimos años, con un crecimiento de -1,12 por ciento de la población. Mientras en 2001 contaba con 39.877 habitantes, para 2010 tenía 35.842.

En diálogo con LaTecla.Info, el intendente Hernán Ralinqueo explicó: “Los cambios en los modos de producción en el campo, tanto agrícola como ganadero, generaron una concentración de personas que migraron del campo a la ciudad. En la década del 40, Agustín Mosconi, una localidad de 25 de Mayo tenía 2.500 habitantes, y hoy tiene 200. Claramente, la mano de obra del campo generaba mucha concentración de familias, de trabajo e instituciones públicas, convertían a esos lugares en pujantes. Eso se fue retrayendo y quedaron muy pocas personas”.

“Esto también tiene que ver con la alta concentración de la tierra. No hubo nunca una reforma agraria que sea más equitativa proliferar chacras y unidades productivas. Eso se ve en el mapa de 25 de Mayo, donde 500 mil hectáreas, el 80 por ciento está distribuida en tres grandes propietarios”, añadió. 

En este contexto, el jefe comunal indicó que “con la crisis de 2001 la mayoría de los pequeños productores se fundieron y esas tierras volvieron a concentrarse por tercera vez consecutiva en 60 años. La emigración de quienes trabajaban en el área rural a los grandes centros urbanos es la historia de muchísimas familias”. 

“Es un proceso que habrá que llevar con políticas de fuerte intervención de los tres estados. Se pueden estimular las colonia s agrarias, pero hay que llevar servicios, condiciones a las familias para adquirir tierras. No hay que verlo como un fantasma de la expropiación. Es algo posible, pensado en función de dar soluciones a muchísimas familias para que tengan un futuro productivo, para generar valor agregado en origen. Es un proceso largo que requiere desarrollo de muchos años”, expresó. 

En el segundo puesto de desarraigo está Puán, que registró un crecimiento de -0,53 por ciento de su población en la última década. Mientras en 2001 contaba con 16.381 habitantes, para 2010 tenía 15.603. Y todo indica que la tendencia no podrá revertirse.

Según un estudio realizado por la Dirección de Estadística de la Provincia, el distrito comandado por Facundo Castelli (Juntos por el Cambio), para este año se espera que la población alcance los 15.054 habitantes. 

En diálogo con este medio, Castelli explicó que la gente que ha emigrado del distrito lo hizo “en los años más críticos del campo, donde el clima no acompañó, donde las políticas regionales y provinciales no acompañaron la producción y por ende mucha gente tuvo que vender sus campos, o los que trabajaban en los campos tuvieron que emigrar hacia lugares de mayor cantidad de gente para buscar trabajo”. 

En Puán, entre un 80 y un 90 por ciento de la población depende de la producción agrícola ganadera. “En ese sentido, si se hace un raconto de la cantidad de campos que hay en nuestro distrito y los dueños, gran porcentaje es de gente que no vive en el distrito. Esto, lamentablemente, pasó en épocas de sequía, de inundación. Sufrimos mucho el tema climático, recién en los últimos años se empezó a manejar la situación y eso hizo que la gente se quedara, pero los campos ya estaban vendidos en su mayoría”. 

“Por otro lado, no tenemos universidades y eso hace que los chicos emigren y no vuelva el mismo porcentaje que se va. Primero, porque algunos rehacen su vida en otro lugar; y segundo porque eligen carreras que no tienen salida laboral en nuestro distrito y eso hace que no vuelva el mismo porcentaje de chicos que se va. Lo que hemos implementado son carreras a través del municipio y de la UCSO, carreras virtuales, acompañar con becas y a la vez incentivar carreras que puedan traer arraigo, aquellas relacionadas con ingenieros agrónomos. Muchos de los hijos de chacareros que conservan sus campos hoy están cursando esas carreras y vuelven. Pero tiene que acompañar el clima y las políticas nacionales y provinciales, sino también emigran”, añadió Castelli.

En esta línea, el intendente reveló que cuentan con un sistema de becas para que quienes se vayan a estudiar, puedan devolverla con trabajo. “Hay algunas profesiones que obviamente necesitamos, sobre todo el tema de salud. No logramos que los médicos se radiquen en lugares chicos, como los nuestros. Porque se especializan, y económicamente sirve más en una ciudad que en otros lugares. Hay pocos médicos de familia que siguen esa profesión. Es un punto que hemos trabajado, presentamos programas en universidades para que vengan, ofrecemos vivienda y buenos sueldos. Pero el tema es que si se especializan en temas muy específicos, tienen que ir a grandes lugares por su propia carrera”, dijo el jefe comunal. 

Por último, señaló: “Nosotros no tenemos muchas herramientas. La Municipalidad es la empresa más grande del distrito, la que más empleados y tiene y la que más dinero mueve. Nuestra idea no es seguir agrandando el Municipio porque sino pasan a depender todos del Estado y no tenemos una estructura gubernamental para eso”. 

El colapso

Por el contrario, gran parte de los distritos de la Provincia, especialmente los que integran el AMBA han registrado un fuerte incremento en su población. Uno de ellos, por ejemplo, es San Vicente, municipio administrado desde el 10 de diciembre por el joven peronista Nicolás Mantegazza.

En el plazo de diez años, pasó de tener 44.529 a 59.478 habitantes, lo que significó un crecimiento del 3,79 por ciento. Para 2020, de acuerdo a proyecciones oficiales, se estima que la población de San Vicente sea de 77.161. 

“La situación es que en el primer y segundo cordón hay un nivel de hacinamiento que ya no hay lugar para el crecimiento demográfico. Muchos municipios vecinos generaron una migración hacia los municipios del tercer cordón. En los últimos 12 o 15 años tuvimos la electrificación de la línea Roca, el ramal que iba de Glew hasta Alejandro Korn, que ahora es cabecera de la línea y tenemos un tren cada 12 minutos, lo que ha acercado muchísimo otras localidades. En 50 minutos estás en Capital”, explicó Mantegazza a LaTecla.Info. 

En este sentido, el intendente señaló: “Mucha gente, por una cuestión de cercanía ve la posibilidad de poder acceder a su vivienda, o construir su casa, ya que si no es por valores es por déficit de suelo. Son distintos indicadores y factores que han hecho que el distrito, en función del crecimiento y la expansión, haya recibido nuevos habitantes”.

Pero, para Mantegazza, el distrito no está preparado para este crecimiento demográfico. “El 10 de diciembre asumimos con 3 mil chicos en lista de espera para lo que es educación. También genera déficit en obras y servicios de todo tipo, en salud y en seguridad. Te produce un gran colapso de todos los servicios y de la presencia del Estado. Por eso estamos trabajando en planes de emergencia con la Provincia y con la Nación, para poder recuperar el tiempo perdido”.

 

“Debe haber una mayor redistribución de ingresos, porque la realidad es que no es lo mismo hacer obras en un lugar que está consolidado como barrio, que en un lugar que ni siquiera tienen calles, donde no hay nada. Hay que llevar servicios, educación, salud. Tenemos zonas en las que este crecimiento hayan siete u ocho barrios en el corredor de la Ruta 210 que no existía hace 10 años. No tienen servicios, con luz de manera precaria. Hubo un crecimiento muy desordenado. Por eso se necesita proyección con visión estratégica, con crecimiento ordenado y acompañarlo con obras. Ahora lanzamos un plan de obras y mejoras en cinco puntos distintos con obras hídricas en el distrito. Con mano de obra propia, con máquinas de la Provincia. Al no haber planificación, se generó un crecimiento desordenado”, concluyó. 

Por su parte, el caso de Monte Hermoso es paradigmático, ya que es una de las ciudades que más creció en los últimos años, pero que no pertenece al AMBA. En los últimos 20 años duplicó su población. “Ahora debemos estar cerca de los 12 mil habitantes, como mínimo creció más de un 70% desde 2010”, aseguró su intendente, Alejandro Dichiara (FdT). 

Los factores son varios. “Primero, en detrimento de las poblaciones de la región, Coronel Dorrego decreció en su población y Monte Hermoso creció, porque mucha gente de Dorrego se vino a vivir a Monte Hermoso, fundamentalmente por cuestiones laborales. Creció mucho en materia de servicios, sobre todo en lo que tiene que ver con servicios turísticos, y en cantidad de propiedades de construcción. Hace 10 años atrás, frente al mar, deberíamos tener 12 edificios, hoy tenemos más de 70. Eso hizo que haya mucho trabajo, en rubros de la construcción”. 

Asimismo, mucha gente de la Tercera Edad llegó a Monte Hermoso en busca de la tranquilidad de los últimos años, sobre todo por el tema de la inseguridad. “Monte Hermoso es un lugar familiar que no tiene una noche grande. En cuanto a la educación estamos trabajando a la distancia con la UCSO, con una carrera anual de servicios turísticos, enfermería y para el año que viene tenemos previsto martillero público. Eso se hace en el distrito. Muchos jóvenes quizás se van a estudiar a Bahía Blanca o La Plata, pero cuando terminan generalmente vuelven”. 

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