Entre conjuras y simulacros, Ramón y Mariano se divierten

Entre conjuras y simulacros, Ramón y Mariano se divierten

En medio de un creciente enfrentamiento retórico con el gobierno del MPN, Ramón Rioseco y asociados presentaron este miércoles su oferta electoral para la capital neuquina, con dos diputados a la cabeza: Mariano Mansilla y Teresa Rioseco.

 

Estas candidaturas, que representan el corazón de la hermandad política que en principio intentó adjuntarse a Horacio Quiroga y que después, al cortarse solo con Cambiemos el Intendente, optó por recrear otra variante opositora de doble filo (en el distrito y en la provincia), podrían o no ser testimoniales, según se ha dicho.

En verdad, uno de los planes estratégicos del Frente Neuquino es hacer competir a Mansilla con la hermana de Ramón para que, eventualmente y si ganan, renuncien a sus bancas como concejales y sigan en las de la Legislatura, con lo que el primer concejal pasaría a ser Fernando Schpoliansky. Pero tampoco se descarta que no haya testimonio, sino ejercicio concreto de la asunción.

La especulación va de la mano con la posibilidad de que Horacio Quiroga se haga cargo de un ministerio (el de Defensa) en el Gabinete de Mauricio Macri. Eso obligaría a un corrimiento en el Ejecutivo que obligaría a su vez a acomodar el Deliberante en la línea sucesoria. Tanto la gente de Rioseco, como la de UNE con Mansilla, está muy atenta a esta eventualidad, porque permitiría avanzar en gestión concreta de gobierno hacia la convergencia contra el MPN en 2019.

La simulación de escenarios probables es una gimnasia que no cesa de practicarse en los cuarteles de Rioseco, y hay mucho pragmatismo en ese sentido. Mientras, hay alegría porque el MPN se prende de las polémicas que científicamente se van armando: se ubica en esa alegría el ataque emepenista hacia la administración de José Rioseco en lo que hace a cuánto costó que se jueguen tres partidos de la Copa Argentina en la cancha de Alianza.

“Hacen esto para ocultar el escándalo con las tierras del Chapelco”, disparó Teresa Rioseco. La frase estaba preparada de antemano, como lo estuvo disparar la polémica, con alcance nacional, sobre el centro de esquí de San Martín de los Andes y su destino mediato.

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