Un entierro suntuoso

Un entierro suntuoso

Las manecillas del Big Ben se detendrán, luego de cuarenta y ocho años, para rendirle homenaje a la Dama de Hierro por última vez.

Londres realizó ayer un ensayo del funeral de la ex premier Margaret Thatcher del que participaron 700 soldados, ocasión en la que se anunció que el emblemático Big Ben permanecerá en silencio durante toda la ceremonia. “Recibí una serie de sugerencias sobre cómo el Parlamento podrá honrar la ocasión y concluí que la mejor forma de expresar nuestros sentimientos era que el Big Ben guarde silencio durante la ceremonia”, indicó John Bercow.

El titular de la Cámara de los Comunes señaló además que la decisión muestra dignidad y respeto a la figura de Thatcher, quien murió el lunes pasado a los 87 años. Su muerte mantiene dividida a la opinión pública británica, que se debate entre apoyos y críticas a su figura. La última vez que las campanadas del reloj dejaron de sonar intencionalmente fue en 1965, durante las exequias de otro premier británico, Winston Churchill. Pero para el parlamentario George Galloway, del partido Respeto, la comparación es absurda.

“Churchill salvó la existencia de este país (durante la Segunda Guerra Mundial), mientras que Thatcher hizo lo mejor que pudo para destruirlo, como lo consiguió con un tercio de nuestra capacidad industrial”, manifestó el legislador. El funeral, con honores militares, se realizará mañana con un desfile de más de 750 soldados que unirá el Parlamento con la catedral de San Pablo.

Un estudiante de la Universidad de Oxford, Dominic Francis, organiza una protesta, convocada a través de las redes sociales, para darle la espalda al cortejo que será televisado para todo el mundo.

El acto más importante contra el entierro de Thatcher tuvo lugar el sábado pasado, cuando en la plaza Trafalgar de Londres se reunieron más de dos mil personas, entre los que había mineros, sindicalistas y estudiantes. “Esta es una mujer que destruyó comunidades, atacó a los trabajadores y su derecho a organizarse y destrozó industrias como la minería y la siderurgia”, dijo Paul Callahan, militante del Partido Socialista.

Un trabajador ferroviario, Derek Ray, apuntó contra la intervención de Thatcher en la guerra de Malvinas y repudió la decisión de hundir el Crucero General Belgrano cuando navegaba fuera de la zona de exclusión. También surgió una polémica por el costo del funeral, que ascendería a 10 millones de libras y será pagada por el gobierno británico. De acuerdo con una encuesta de la consultora ComRes, difundida anteayer, un 60 por ciento de la población está en contra de que se utilice dinero público.

El suntuoso funeral tendrá honores militares similares a los que se llevaron a cabo en memoria de la princesa Diana de Gales y estará sólo un escalón por debajo de un funeral de Estado reservado para los monarcas y personalidades destacadas.

Entre los asistentes estarán la reina Isabel II, el primer ministro David Cameron, el líder de la oposición Ed Miliband y Frederik Willem de Klerk, último presidente de la Sudáfrica bajo el apartheid, entre otros. Por el contrario, no contará con la presencia de la canciller alemana, Angela Merkel, ni Helmut Kohl, ex jefe del gobierno germánico durante la época de Thatcher en el poder. Por cuestiones de salud tampoco estarán el último dirigente soviético, Mijail Gorbachov, y la ex primera dama estadounidense Nancy Reagan.

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