Energía, con problemas y ganancias

La interrupción del servicio eléctrico por varios días en La Plata puso en el tapete la calidad del suministro frente a las ganancias de las empresas, tras los sucesivos aumentos tarifarios. Quiénes son los dueños de las empresas que prestan el servicio.

La interrupción del servicio eléctrico que afectó a más de 15.000 usuarios en la región norte de La Plata puso en evidencia un problema que es crecientemente marcado por sectores opositores y algunas entidades: la falta de relación entre las inversiones que tienen que realizar las concesionarias y las ganancias en cada ejercicio.

La Empresa Distribuidora La Plata S.A. (Edelap), en el eje de las controversias por lo ocurrido, tuvo en 2018 ganancias por 2.528 millones de pesos, y realizó en ese año inversiones en obras por 720 millones, de acuerdo a datos de la Memoria del Ejercicio 2018 de la firma, a la que tuvo acceso La Tecla.

La concesionaria, en la capital provincial y municipios cercanos señaló que las obras realizadas tuvieron como objetivo “asegurar el abastecimiento eléctrico de la región, manteniendo, ampliando y realizando nuevas obras en las instalaciones y redes de Alta Tensión; abastecer la demanda”; así como “continuar modernizando la prestación del servicio con la incorporación de nuevos vehículos, equipamiento y nuevas 

tecnologías”.

Con el apagón eléctrico que se extendió por cinco días, las autoridades políticas exigieron una multa “ejemplificadora” y pidieron un resarcimiento para los vecinos. Sin embargo, la discusión abrió un panorama mayor y sembró interrogantes en torno a las ganancias que tienen las energéticas, en medio de los aumentos tarifarios. 

“El apagón en La Plata es la verificación real y concreta de que el tarifazo es una estafa, porque el servicio sigue siendo básicamente el mismo”, manifestó a La Tecla el abogado Mariano Lovelli, titular del Centro de Estudios para la Promoción y la Igualdad Social (Cepis), una de las organizaciones que han batallado contra los aumentos.

Lovelli señaló, por caso, la inclusión del Incremento de Costos Tarifarios (ICT) que aplicó el Organismo de Control de la Energía de la provincia de Buenos Aires (Oceba) para las facturas; un porcentaje del consumo que cada uno de los usuarios tiene para compensar a las empresas por los mayores costos de la distribución de energía. 

De haber aplicado el ICT hasta el 65 % de la facturación del consumo (el cargo variable), las tarifas de Edelap habrían registrado un incremento de hasta 5.600%. La empresa había decidido, no obstante, aplicarlo hasta el 30%. 

Ese incremento tarifario no se verificó en una mejora en la calidad del servicio. El año que supuestamente tuvo mayores costos ganó o declaró ganancias a razón de 1 de cada 3 pesos que facturó. Estamos hablando de algo que es absolutamente irrazonable”, dijo.

La situación de la prestadora de la capital bonaerense no está desligada de un panorama más general. En 2018, las principales empresas de luz y de gas del país obtuvieron ganancias por más de 30.000 millones de pesos, de acuerdo a los balances presentados ante la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.

Edenor, la firma que opera en un sector de la Ciudad de Buenos Aires y en los municipios del norte del Conurbano bonaerense, obtuvo $4.260 millones, contra los $691 millones del que registró en 2017.Figura al tope de las firmas con mayores ganancias en el mercado eléctrico. Aun así, no está exenta de problemas.

“En enero de este año hubo un apagón masivo en el área metropolitana de Buenos Aires por una falla en una subestación transformadora de Edenor”, recordó Federico Bernal, coordinador del Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el desarrollo (OETEC). Un incendio en la subestación Morón afectó a más de 300.000 usuarios.

“Tuvimos un colapso del sistema eléctrico por dos fallas gravísimas en la línea de alta tensión. Esto contrasta con las siderales ganancias que la empresa percibe desde 2016, frente empobrecimiento energético”, dijo Bernal a La Tecla. 

Con relación al gas, Bernal resaltó datos del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) que indican que la expansión de la red domiciliaria cayó un 32% en el lapso 2016-2018 en relación con 2013-2015. Se trata del segundo peor período para para la extensión del servicio después del trienio 2001-2003.

De acuerdo a un reciente estudio de la Universidad Nacional de Avellaneda, en cuanto a las distribuidoras de electricidad se tiene que Edenor aparece en el podio, “con una tasa de rentabilidad del 88%, le sigue Edesur con un 60%, y Edelap, con un 18%”.

Así, la dolarización de tarifas es foco de controversias. “Los resultados de las empresas, sea por un caso o por el otro, han obtenido suculentas tasas de ganancia en este tiempo, lo que pone de manifiesto la problemática de sostener una política de dolarización de las tarifas de energía para los usuarios”, consignó la casa de estudios, y señaló que el mercado interno es el que se ve “deteriorado”. 

Quiénes son los dueños de la energía

El apagón del domingo 16 de junio desnudó la fragilidad del sistema energético nacional y la incapacidad para brindar respuestas por parte del Estado, que, a más de dos semanas del incidente, todavía sigue sin dar precisiones respecto de los motivos del corte de luz que dejó a oscuras a toda la Argentina durante varias horas. Pero, además, corrió el velo del entramado de negocios y acuerdos espurios entre unos pocos empresarios que se llevan buena parte del negocio, entre gallos y medianoche. La energía eléctrica del país está repartida en contadas manos, todas ellas con estrechos vínculos con el presidente Mauricio Macri.

Desde ya, la propiedad privada de los recursos energéticos del país no es una novedad, pero la sensación de abandono y desidia producto de largas horas sin electricidad en cada punto de la Argentina -con algunos donde faltó luz todo el día- reflotó una problemática de larga data. Sin perder de vista también que se trata de una gestión que impulsó un gran aumento de tarifas como máxima, a cuenta de mejoras en el servicio y con la premisa de que se trataba de su “verdadero valor”. Pero a la hora de la verdad, las empresas proveedoras del servicio no estuvieron a la altura de las circunstancias. 

El tarifazo generó ganancias extraordinarias para el grupo de empresarios que ma-neja la energía del país. Y claro, todos con relación muy cercana al Presidente. Tres empresas -y por consiguiente, tres empresarios- se reparten la provincia de Buenos Aires, Edenor y Edesur son las firmas que se distribuyen CABA y sendos partidos de la Provincia. Asimismo son responsables de suministrar y comercializar el 40% de la demanda total a nivel nacional y el 48% de la demanda residencial del país al 51% de los usuarios del servicio público de electricidad de la República Argentina.

Uno de ellos es amigo íntimo del mandatario nacional: Nicolás Caputo, quien es dueño de SADESA, controlante minoritaria de Edesur. En la nómina aparecen también el dueño de Pampa Energía, controlante de Edenor, Marcelo Mindlin; y Rogelio Pagano (Grupo DESA, controlante de EDEN, EDES, EDEA y EDELAP). Además, los dos primeros están verticalmente integrados al controlar centrales de generación y transportistas mediante Transener y Transba.

Según estimaciones del Observatorio Oetec, Central Puerto S.A., donde Nicolás Caputo es accionista, ganó en 2017 unos 3.500 millones de pe-sos y mejoró un 32% durante el primer año de gestión de Macri. Para el segundo año se duplicaron las ganancias, ya que experimentó una suba del 98%.

Otras de las grandes beneficiarias fue Pampa Argentina, empresa donde uno  de los socios es Mindlin, de estrechos vínculos con el Presidente. Gracias a poseer Edenor, Transener (mayor transportadora eléctrica) y TGS (segunda transportadora de gas), solamente en 2017 obtuvo ganancias por 5.567 millones de pe-sos, según el aporte de Estados Financieros Consolidados. Esto implicó un incremento del 2.313% respecto del año anterior. En el mismo año, Caputo y Mindlin ganaron más de 756,3 millones por mes.

El póquer de empresarios que manejan la totalidad de la energía en Argentina asistió a la multiplicación de sus ganancias, aunque no retribuyeron a los usuarios con una mejor calidad del servicio brindado. Esta vez fue la oscuridad la que echó claridad al entramado de negocios y asociaciones que envuelven al suministro de energía en el país. 

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