La encrucijada de Sturzenegger

La encrucijada de Sturzenegger

El presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, dejó ayer claro que no le tiembla el pulso a la hora de actuar en el mercado de cambios. Habría que remontarse a las presidencias de Javier González Fraga (1990/91) y de Martín Redrado (2004/10) para ver una firmeza similar, aunque por diferentes causas y motivos. 

Ayer la mesa del BCRA vendió u$s1.471,7 millones acumulando en lo que va de abril u$s2.492 millones y u$s4.531 millones en lo que va del año. El stock de reservas quedó en u$s59.321 millones. En realidad, se ha dado una conjunción de factores, aunque predominaron los domésticos. Por un lado, el desarme de posiciones de inversores extranjeros (por la retención del impuesto a la renta financiera) provocó que el volumen operado en el mercado secundario de Lebac se duplicara a $45.000 millones. El saldo de la refriega fue una suba de la tasa corta a niveles de 27,3% y el BCRA la convalidó. Con relación al tema de las Lebac en manos extranjeras, cabe señalar que hasta hace poco representaban el 8% del stock total. De modo que si todos los extranjeros dejaran de apostar al "carry trade" por el efecto impuesto, el monto en danza sería de unos u$s5.000 millones. También jugó en contra el postergamiento de la ley de financiamiento productivo.

En paralelo, el frente externo se descomponía por la suba de la tasa larga en EE.UU. y las monedas de los emergentes sufrían significativas devaluaciones.

Así el BCRA enfrentaba una encrucijada: no dejaba subir el dólar y de esa forma convalidaba el "almuerzo gratis" a los "carry traders", o bien golpeaba los rendimientos del carry trade y dejaba deslizar el dólar al compás del real y de las demás monedas de la región. Pero si hacía esto, no sólo iba en contra de todo lo que vino argumentando públicamente y en los comunicados de política monetaria, sino que retroalimentaba las expectativas inflacionarias, que de por sí ya hoy están bien "al dente".

Con este panorama la lectura es que el BCRA priorizó el objetivo inflacionario y no la competitividad del tipo de cambio (que se ha deteriorado desde febrero). Que dicho sea de paso, debería haber sido tarea del propio Gobierno y no del BCRA. Ya que en lugar de haberle vendido al Central los u$s9.000 millones captados en enero en el mercado internacional (y luego depositar los pesos en el Banco Nación a plazo fijo), tendría que haberlos liquidados gradualmente, sobre todo porque la oferta de divisas del canal comercial externo ya se perfilaba menor este año.

Así el BCRA optó por mantener el dólar a raya y además evitar un impacto negativo sobre la oferta de crédito al sector privado. Porque al vender dólares lo que hace es absorber los pesos excedentes del mercado sin afectar el crédito, lo que sí haría si optara por contraer la cantidad de dinero vía Lebac o Leliq.En lo que va de abril por las ventas de dólares la base monetaria se contrajo $50.467 millones y en 2018 $91.751 millones. A esto hay sumarle la aspiración vía Pases y Leliq, por más de $130.000 millones en 2018.

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