El gobierno bonaerense efectivizó la primera etapa de la estatización del monitoreo y transferencia de las apuestas on-line, que estaban desde el año 2002 en manos de la empresa española Boldt. El traspaso se hace con una transición en la que conviven ambos sistemas, y significó una ardua negociación con la prestadora, en la cual se incluyeron condonación de intereses por deudas mantenidas por la Provincia, un plan de pagos por esos atrasos y un convenio para que la compañía dejara al Estado las máquinas de toma de apuestas.

Mediante la firma de cuatro contratos, Bapro Medios de Pago se hizo cargo como integradora de la plataforma de servicios que incluye las apuestas on-line. La dependencia gubernamental, presidida por el también presidente del grupo Bapro, Santiago Montoya, manejará el sistema por diez años, con la potestad de realizar compras de software, adquirir redes de transferencia y, fundamentalmente, tener un centro de monitoreo por el cual el Estado sabe minuto a minuto el volumen de apuestas, que hasta ahora era propiedad de Boldt con sus dos centros de cómputos, uno en La Plata y el otro en la central del barrio de Barracas, en Capital.

El proceso, igualmente, es complejo. La transición en la que Boldt y el Estado operarán en simultáneo está estipulada en diez meses, hasta septiembre de 2013, con la incorporación del centro de cómputos de la Provincia a partir de abril. En ese tiempo, el gobierno piensa completar un traspaso que generalmente se da en dos años. “Va a ser todo un récord”, confía Montoya.

El sistema es encriptado y su operatividad sólo la puede realizar la empresa que lo diseñó. Por eso, para la Provincia fue prioritario acordar la continuidad hasta “tener la operatividad de este sistema o comprar otro”, pero fundamentalmente para conservar las terminales (máquinas en las que se hacen las apuestas), sin las cuales se hubiesen interrumpido todos los juegos on-line.

Sucede algo similar con el sistema de transferencia, donde opera una empresa contratada por Boldt, que garantiza un servicio de alta seguridad, generalmente manejado por antenas. Cambiar la conexión de las terminales llevará no menos de 16 meses. “Durante la transición nosotros adquirimos la capacidad de que el sistema de red, las agencias y las terminales funcionen con ése o con otro software”, cuenta Montoya.

Desde la oposición surgieron críticas acerca de la continuidad de la empresa de la familia Tabanelli y la posibilidad de que finalizada la transición el Estado decida tercerizar nuevamente el software y la red.

“No sé si a partir del mes diez vamos a contratar un software o lo vamos a comprar y a operar nosotros. Habría que estar años desarrollando un software, cuando hay quienes lo venden. Ni China, ni Cuba, ni Alemania, ni Francia, ni Estados Unidos hacen un software. Acá lo importante es que la Provincia, por primera vez en más de dos décadas, puede controlar y monitorear”, se defiende Montoya. Y agrega: “Ya hay ofertas por escrito que establecen que el costo de operación no supera el 2,5%”, cuando se pagaba el 5,4% y ahora se estableció en 3,9%.

Para graficar más, el titular del grupo Bapro recurre al ejemplo de Aerolíneas Argentinas. “Es una empresa estatal cuyo negocio es transportar pasajeros y cargas, y su principal elemento de trabajo son los aviones; pero los aviones no los fabrica Aerolíneas. Hay que seguir esa lógica”, argumenta.

Al señalar que el nuevo sistema se trata de una plataforma de servicios, la intención es utilizar la red para aumentar las prestaciones de la misma, más allá de las apuestas. Una de ellas es el traspaso de información de bajo tráfico, pero de alta seguridad, como alertas de emergencia. “Nos va a permitir colgar servicios públicos que pasan a estar on-line”, asegura el ahora responsable del control.