Los empresarios ratificaron su aceitada relación con el Gobierno nacional y mantuvieron en alto el espíritu de festejo por las medidas económicas que reclamaba el sector privado para “normalizar” el clima de negocios, pero comenzaron a elevar “reclamos conciliatorios” para conocer lineamientos que den certidumbre a las inversiones y pidieron además centralizar en manos de argentinos las obras públicas.

La 64º edición de la convención de la Cámara Argentina de la Construcción se convirtió en un cónclave adonde se reunieron las principales entidades empresarias del país. Allí se concentró el análisis del porvenir económico, más allá de la “espuma” del brindis de los primeros meses de la administración de Mauricio Macri.

El anfitrión, Juan Chediak, afirmó que “es clave lograr una agenda de consensos” al sostener que “la economía tiene vasos comunicantes y es imposible que un sector pueda beneficiarse solo”. “Para poder construir esos consensos necesitamos saber hacia dónde vamos y, en ese sentido, hoy más que nunca, el mensaje de quienes dirigen el rumbo del país debe ser claro”, enfatizó el jefe de los empresarios constructores.

“Es clave lograr una agenda de consensos. Es

imposible que un sector pueda beneficiarse solo”

Chediak señaló que “las exportaciones en 2011 alcanzaron los u$s83.000 millones, y en 2015 apenas llegaron a los u$s57.000 millones, lo que marca que la falta de infraestructura para bajar los costos operativos de la logística del transporte comienza a frenar el crecimiento”. En esa línea, alertó que ante una baja de las exportaciones se genera déficit fiscal, “y eso perjudica a todos los sectores de la economía, porque si le va mal al agro esa situación complica a la industria y al comercio”.

Además del apoyo a la ley del primer empleo, Chediak respaldó las metas dirigidas a ganar competitividad, que incluyen pautas para el gasto eficiente. Y llamó luego a “eliminar el déficit energético, reducir costos de logística, proveer de agua potable y efluentes tratados a toda la población, y terminar con el flagelo de las inundaciones a través de obras de distinto tamaño que en todos los casos pueden ser ejecutadas por empresas nacionales”.

El titular de Camarco, sin embargo, no perdió la oportunidad de alertar por el avance de las firmas internacionales en la obra pública al reclamar que se debe “defender la oferta nacional contra la competencia desleal externa sustentada en mayores recursos financieros, legislaciones laborales lábiles o apoyos gubernamentales”.

Por su parte, el presidente de la Sociedad Rural, Luis Etchevehere, priorizó “fijar un rumbo en forma urgente y empezar a ayudar a todos los integrantes del sistema productivo a reconvertirse y ser más competitivos”.

“Para ser más competitivos no podemos seguir atados a cambiar el tipo de cambio como única medida para lograrlo, sino que tenemos que empezar a ayudar a todos los sectores a que puedan acceder a nuevas tecnologías y formas de producción novedosas que abaraten los costos y que luego puedan ser trasladadas a otras empresas”, afirmó el ruralista.

Más moderado fue el titular de la UIA, Adrián Kaufmann Brea, quien dijo que “para mejorar la competitividad la Argentina necesita una reforma tributaria, porque históricamente el valor de los impuestos de un producto oscilaba entre el 16% y el 19% y hoy alcanza al 27% en promedio”.

Etchevehere, titular de la SRA, reclamó: “Hay que

fijar un rumbo en forma urgente”

Los representantes del sector financiero apuntaron a los desafíos. Daniel Llambías, presidente de los bancos argentinos enrolados en Adeba, mencionó los retos vinculados con la fuerte presión impositiva, los planes de obra pública, la matriz energética y las pautas monetarias. Mientras que Claudio Cesario, de ABA, destacó la necesidad nacional de “mejorar la competitividad”, aunque enfatizó que “el ordenamiento macroeconómico logrado por el Gobierno permitió bajar el costo de capital”.