Empresarios y políticos se pasaron facturas por el país

Desayuno entre dirigentes

Para evitar exposiciones previsibles, aburridas, el presidente de la entidad organizadora había pedido “desacartonamiento”. Por las dudas, igual, avisó que en la sala había “periodistas de distintos medios”. A la vista del resultado, primó la sugerencia inicial y lo que podía preverse como un debate de empalagosas coincidencias terminó con empresarios, consultores y políticos pasándose elegantemente facturas por el estado de la Argentina actual. Con un tema por demás sensible: la corrupción.

Habían pasado unos minutos de las 9 cuando arrancó ayer el pre-encuentro de Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa con el lema “Política, Sociedad y Valores”, en un amplísimo (y algo pasado de moda) salón del Sheraton Libertador. Alrededor de mesas dispuestas en rectángulo, unos 50 empresarios y consultores; intercalados de modo equidistante, apenas tres políticos: Margarita Stolbizer, del FAP; Gabriela Michetti, del PRO; y Joaquín de la Torre, del Frente Renovador. Otro trío había pegado el faltazo. Con aviso, “por cuestiones de agenda”, Julián Domínguez, kirchnerista y titular de la Cámara de Diputados; y “por un viaje”, el referente de la izquierda Jorge Altamira. A Gustavo Marangoni, sciolista y presidente del Banco Provincia, lo esperaron en vano.

Tras la recomendación del titular de ACDE, Juan Pablo Simón Padrós, sobre aquello de plantear una discusión abierta, los tres invitados hicieron una introducción, con un par de preguntas disparadoras, vinculadas a los valores de la democracia. La idea era salir de la coyuntura. Fue cuando más coincidencias hubo sobre la importancia del diálogo, la educación pública, el bien común, el Papa Francisco. Hasta que Stolbizer no aguantó y, casi pidiendo permiso, pegó el primer palo para el partido gobernante. Mientras hablaba de honestidad, recordó que “semanas atrás, el rechazo del juicio político (a Amado Boudou) que hizo el oficialismo, sin analizarlo, no fue fraternidad política, fue una hermandad de secta”. Como si hubiese estado guionado, por los celulares entraba a esa misma hora la noticia de que el vicepresidente era requerido otra vez por un fiscal, pero ahora por un dudoso robo a su pareja.

Cuando llegó el turno de la repregunta, los empresarios recogieron el guante. Hubo quejas “por la inseguridad”, por la “falta de valores” y porque “la clase política siempre hace lo mismo”. Horacio Diez, uno de los miembros de ACDE, retomó la frase de Stolbizer y habló directamente de una “gran secta política” contra una “sociedad civil que quiere participar y no la dejan”.

Cuando los políticos volvieron a tomar la palabra, Michetti insistió con el rol del Estado, en un discurso que, en su enunciación, hasta podía emparentarla con el kirchnerismo. Y, con franqueza, advirtió que el oficialismo “no es el causante del mal de toda la Argentina. Los malos están en todos lados”. Ya con un tono más moderado, cerrado el debate, políticos y empresarios se cruzaron informalmente antes de despedirse. Estaban, entre otros, Juan José Aranguren (Shell), Gabriel Martino (HSBC), Jaime Campos (AEA), José Urtubey (UIA) y el ex titular de la AFIP Alberto Abad. Prometieron volver a encontrarse el 4 de setiembre.

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