LO QUE MAL EMPIEZA...

LO QUE MAL EMPIEZA...
La decisión de implementar el sistema de inscripción on line para las escuelas públicas de la Ciudad sigue dándole dolores de cabeza al Gobierno porteño. Ni bien se anunció la nueva modalidad, en octubre pasado, llovieron las críticas y luego quedó demostrado que muchas tenían razón de ser. Aún hay chicos que no tienen vacantes.
Los motivos esgrimidos por el Gobierno porteño para justificar el sistema de inscripción on line, aunque pocos, son en su mayoría válidos. Eso no quita que el programa elaborado a tal fin no haya sido defectuoso, que la implementación no haya sido fallida y que la respuesta política posterior no haya sido incorrecta.

La aplicación de este mecanismo permite tener un panorama cierto de cuáles son las zonas de la Ciudad que tienen mayor demanda de vacantes para la escuela pública, para qué edades y cuántos son los lugares faltantes, así como permite que no haya discrecionalidad por parte de las escuelas a la hora de asignar las vacantes.

Ahora bien, cambiar de la noche a la mañana un sistema que, pese a algunas falencia funcionaba, por un sistema que desde su concepción ya tenía fallas y omisiones, sin testearlo, ¿no constituye, al menos, una irresponsabilidad?

Sin necesidad de caer en lugares comunes como criticar toda la política educativa del PRO o afirmar que se pretende expulsar chicos a la educación privada, a todas luces esta decisión ha sido una de las menos felices en casi siete años de gobierno macrista.

¿Porque no alcanzan las vacantes para satisfacer la demanda? No. Estaba claro que la Ciudad no iba a poder cubrir todos los requerimientos. Si bien se aumentó la cantidad de vacantes en estos últimos años, no es suficiente para poder responder a todos los pedidos.

Pero no son sólo dichos también hay datos que así lo prueban. Durante todos sus años como jefe de Gobierno Aníbal Ibarra no aumentó ni una sola vacante para los chicos de nivel inicial (0 a 3 años). En "nivel inicial" había 46.155 plazas cuando llegó y 46.098 cuando lo destituyeron.

Cuando Macri asumió había 46.064 vacantes y hoy ya hay 55.607. Si bien hay aún un déficit importante para los chicos de 0 a 3 años, según el Gobierno se garantiza que en el 2015 la meta es "lograr la cobertura total para la sala de 3". Además, afirmaron que este año hay vacantes para los chicos de 4 años en adelante.

Pero a nivel nacional, casi no hay jardines maternales estatales para los dos millones de niños menores de 2 años que hay en la Argentina. Según datos de la Dirección Nacional de Información y Evaluación de Calidad Educativa, hay provincias, como La Pampa, que no tienen ni un solo jardín maternal. Catamarca tiene 1. San Luis, 2, pero son privados. Tucumán, 4, para un total de 78.316 niños. Córdoba, tan sólo 27.

¿Porque hay una intencionalidad de favorecer a la educación privada? No. Excepto para aquellos que política o ideológicamente no coinciden con el PRO, está claro que desde el 2007 a esta parte se ha invertido en la Ciudad en las escuelas públicas lo que nunca antes. Fue así que no sólo se incorporó tecnología mediante las computadoras para cada niño sino también se revirtió la crisis en infraestructura escolar que tuvo que ser declarada antes que asumiera Macri. Restan recuperar escuelas, pero se ha intervenido en un 75% de los establecimientos que tiene la Ciudad, muchos de ellos con muchísimos años de desidia y falta de mantenimiento.

Esta medida no fue exitosa como afirman desde el Gobierno porteño porque generó incertidumbre en muchas familias y se implementó un sistema con serias fallas técnicas, pensado para que fuera exclusivo. Pese a las advertencias formuladas de diversos sectores, sólo se instrumentaron cambios a pedido de la Justicia. Se fue hacia un sistema mixto, que tampoco se resolvió de forma adecuada.

Sólo se reconocieron los errores, algunos al menos, a menos de un mes de comenzar las clases, y aunque se van solucionando casos pendientes, todavìa hay familias que no saben a dónde estudiarán sus hijos.

El macrismo ha librado varias batallas ideológicas contra los gremios y ha salido airoso de prácticamente todas, pero ésto no se trata de una postura frente al sindicalismo o hacia los maestros que no cumplen con su trabajo correctamente. Este tipo de desinteligencia afecta directamente a los chicos y a familias que no pueden o no quieren optar por la educación privada. Ese fue el error. Pensar que podía aplicarse un sistema, corregir sobre la marcha, volantear y no habría consecuencias.

La oposición se despertó (o volvió de sus vacaciones, lo que en la práctica es lo mismo) y está tratando de sacar rédito del tema menos pensado para ellos. Porque si vamos a los números, pocos pueden tirar la primera piedra. Sólo que el PRO esta vez se las dejó servida y por más que intenten mostrar la película entera a esta altura la gente sólo ve una foto: la de madres con hijos en brazos pidiendo al Estado que cumpla con la Constitución.

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