Empezaron las disputas en Cambiemos por las nuevas autoridades del Congreso

Empezaron las disputas en Cambiemos por las nuevas autoridades del Congreso

Nosiglia quiere arbitrar en la pelea de Negri y Cornejo. Morales busca retener a Naidenoff. Ritondo pide pista en el PRO, que teme fugas.

 

Aun perdiendo en primera vuelta, con sólo repetir los resultados de las primarias la alianza Cambiemos se encontraría ante una nueva paradoja en su fugaz irrupción en la política argentina: perdería el Gobierno nacional pero contaría con más presencia legislativa que nunca.

 

La explican sus triunfos locales de 2017 en las provincias más numerosas y la renovación de la mayoría de las bancas en juego en octubre, porque cuatro años antes Macri clasificó al ballotage con sólo 34 puntos, María Eugenia Vidal se consagró en la Provincia con 39 y arrastró sólo 37 a su boleta legislativa. Cifras no muy lejanas a las que se esperan en poco más de un mes. 

 

De mantenerse unidos, los 110 diputados y 27 senadores que tendría Cambiemos con los números de las primarias no serían de mucha utilidad en las votaciones, si el peronismo se une en ambas cámaras y consigue los aliados para funcionar con mayoría automática. Pero si las nuevas encuestas no fallan y Alberto Fernández es el nuevo presidente podrían darle volumen a una nueva oposición, que luego debería definir liderazgos y discursos.

 

Con ese escenario sobre la mesa, los referentes de Cambiemos en el Congreso empezaron las negociaciones por el control de una parte del recinto en diciembre, cuando su primer paso será definir si la UCR, el PRO y la Coalición Cívica siguen compartiendo interbloques.

 

Por ahora, las roscas son al interior de cada partido, sin certezas de unidad. En Diputados los jefes de la UCR y el PRO ya tienen sus contrincantes: Mario Negri siente la sombra Alfredo Cornejo y Álvaro González ve venir a Cristian Ritondo.

 

El gobernador de Mendoza tiene su futuro político atado al próximo domingo 29, cuando su pupilo Rodolfo Suárez buscará sucederlo en su duelo con la senadora kirchnerista Anabel Fernández Sagasti.

 

Si lo consigue, la retención de la corona local y sus críticas a la gestión de Macri antes de que cayera en las urnas serán los activos de Cornejo para pedir participación en Diputados. A Negri nunca le cayó su bien su personalismo como presidente de la UCR y asegura haber juntado los votos de la mayoría de sus 44 correligionarios que lo acompañarían en diciembre para seguir al mando del bloque.

Negri asegura tener los votos para ser reelecto en la UCR, pero Cornejo le dará pelea. Larreta quiere a todos juntos y chocó con una idea de trasversalidad opositora que promueve Monzó. 

 

Pero acepta que se le puede complicar si el operador siempre presente Enrique "Coti" Nosiglia captura un puñado de bancas y las juega para mendocino. Su referente será Emiliano Yacobitti, Lousteau se muda al Senado pero deja a su mano derecha Carla Carrizo.

 

El Pro será el bloque más numeroso de Cambiemos por algunos votos y su jefatura ya la disputa el ministro de Seguridad bonaerense Cristian Ritondo, cabeza de la lista de la provincia de Buenos Aires con la promesa de presidir la Cámara si Macri es reelecto en octubre.

 

"Con Alberto en la Rosada no se va a querer quedar sin nada", admiten los referentes del PRO con varios años más de mandato.  González preside el bloque desde unos días antes de las primarias, cuando Nicolás Massot se mudó a Estados Unidos y en la Casa Rosada le dejaron claro que en diciembre había borrón y cuenta nueva.

 

No imaginaban que también podía haberlo para Macri, quien desde 2017 quiere como jefa del PRO a su amiga Carmen Polledo. González y Ritondo, porteños ambos, tienen buena relación con Horacio Rodríguez Larreta, interesado en mantener a los  diputados de Cambiemos juntos y al servicio de su candidatura presidencial. 

 

Antes de empezar a hacer campaña para las generales de la Ciudad, el jefe de Gobierno compartió varios cafés con Negri en Recoleta para pedirle que nunca aleje a la UCR del PRO, el jueves se lo planteó a Emilio Monzó pero chocó con un baño de realismo.

 

El presidente de la Cámara de Diputados, que cena cada semana con Lousteau y habla seguido con Urtubey, le explicó que esta dupla, Cornejo y hasta el socialista e intendente de Rosario Pablo Javkin, estarán a su lado en la línea de largada para enfrentar al peronismo en 2023. Recién en las legislativas de 2021 se sabrá quién es más y porqué.

 

En la misma sintonía, Monzó deja a los suyos armar un interbloque opositor peronista y aliado a Alberto en el primer semestre de 2020, cuando se lleve a cabo el consenso social entre gremios y empresarios que puede definir la suerte de su gestión.

 

Ninguno de sus herederos en Diputados se imagina cerca de Elisa Carrió, líder indiscutida de los 15 diputados que tendría la Coalición Cívica y dispuesta a seguir con la grieta antikirchnerista sin fin.

 

A Cornejo tampoco le tienta convivir con la chaqueña, quien respeta el liderazgo de Negri y le recuerda seguido al gobernador que en 2005 fue la pieza clave de la fuga de radicales al kirchnerismo. Trabajó a la par de Alberto Fernández, entonces jefe de Gabinete.

 

El ahora candidato presidencial imagina mucha participación de los gobernadores peronistas en su gestión, con capacidad para intermediar en la distribución de los fondos y hasta en los planes sociales.

 

Un esquema que dejará descolocado a los mandatarios radicales Gustavo Valdes (Corrientes), Gerardo Morales (Jujuy) y el mendocino Suárez, si gana el 29. No les será fácil negociar lo suyo en la Rosada con legisladores aplaudiendo a Lilita en cada sesión.

Guerra fría en el Senado

 

En la Cámara alta Cambiemos nunca fue mucho más que una alianza electoral. La convivencia entre macristas y radicales fue correcta, sin chispazos hacia afuera, pero en el PRO abundan ex peronistas reacios a compartir ideas con sus rivales históricos, quienes los desgastan con sus interminables internas.

 

En la última sesión para aprobar la ley de emergencia alimentaria en el PJ miraron anonadados como Luis Naidenoff, jefe del interbloque Cambiemos, rompía el acuerdo de la reunión de labor parlamentaria de unas horas antes y sobreactuaba su furia antiperonista en el discurso de cierre.

 

Algunos de sus correligionarios explican el cambio de libreto en que el macrista Esteban Bullrich no quiso hablar y le trasladó la presión de cumplir con el guión de la Casa Rosada, pero otros creen que se trató de un mensaje del juejño Morales a la interna radical.

Luis Naidenoff con Ángel Rozas y Federico Pinedo, quienes ya no estarán en el Senado en diciembre. 

 

Aseguran que el gobernador necesita un perfil antikirchnerista que lo posicione ante Alberto cuando tenga que negociar la paz local con Milagro Sala, detenida enero de 2016. Con Macri no le fue mal: lo respaldó en su pelea contra la jefa de la Tupac Amaru y lo ayudó a saldar las cuentas de su provincia, una de las más deficitarias.

 

Tan preocupado estaría Morales que en el peronismo jujeño hablan de un intento de comunicarse con Fernández a través de su amigo Sergio Massa, que no habría encontrado respuesta. Y ahora intentaría contraatacar con un frente radical molesto.

 

Cuando imaginaban a Macri reelecto, en la UCR promovían a la tucumana Silvia Elías de Pérez como jefa del bloque o presidente provisional, un cargo que abandona el macrista Federico Pinedo y corresponde al Gobierno de turno.

 

La interna de la UCR del Senado tiene más condimentos. Cornejo intentará meter cuchara con Pamela Verasay, vicepresidente de la Cámara desde febrero, cuando sustituyó al histórico Juan Carlos Marino, los ojos y la voz del "Coti" Nosiglia en el Congreso.

 

En estos años hizo valer ese vínculo, con la presidencia de las dos bicamerales de mayor presupuesto: la de inteligencia y la de la biblioteca del Congreso. Las senadoras lo obligaron a abandonar la vicepresidencia por la denuncia de acoso sexual que una empleada le hizo en diciembre, en la que unos meses más tarde fue sobreseído. En las sombras, como le gusta, Coti buscará buenos lugares para Marino y Lousteau, desconocido para la mayoría de los senadores.  

 

Con ocho de los 27 senadores que tendría Cambiemos en diciembre -cuatro de ellos aliados que podrían migrar rápido- el futuro del PRO es una incógnita, pero el único referente de peso que queda será Humberto Schiavoni, presidente del partido hace años. Larreta le pide mantener la unidad. No será fácil. 

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