Emocionante: una tandilense que recibió un transplante de médula conoció a su donante

Emocionante: una tandilense que recibió un transplante de médula conoció a su donante
El año pasado, Carolina Juárez recibió un trasplante de médula ósea. La donante fue Virginia Avila. Ayer, se vieron por primera vez y se fundieron en un abrazo. Dicen que son la prueba viviente de que donar salva vidas.
Virginia es ama de casa, Carolina es administrativa. Una vive en Brandsen, la otra en Tandil. Nunca se habían visto en su vida, ninguna conocía la existencia de la otra, hasta ayer. Allí estaban las dos abrazadas, emocionadas, mirándose. Una le decía que ahora es su alma gemela, la otra respondía con una sonrisa y con un “gracias”, de esos verdaderos, que salen del corazón. Virginia es donante de médula ósea, y Carolina su receptora. Una le salvó la vida a la otra.

Carolina Juarez, de 32 años, imaginó que, luego de que le diagnosticaran Leucemia Linfocítica Aguda, nunca más podría ver a su hijo, nunca más podría levantarse a la mañana y respirar el aire puro de las sierras tandilenses. Buscó entre sus familiares la posibilidad de que le donen la médula ósea necesaria para poder seguir con vida, pero no hubo caso. Ninguna era compatible. Hasta que a principios de 2013 el teléfono sonó y la noticia la estremeció: “Puede que tengamos a alguien compatible”. Ese alguien era Virginia Ávila, 25 años, con quien ahora comparte un abrazo que parece eterno.

Notas 2 - Enlaces 336 x 280

El Ministerio de Salud de la Nación celebró el 11° aniversario del Registro Nacional de Donantes de Células Progenitoras Hematopoyéticas (médula ósea) y fue por eso que reunió a las dos mujeres, para demostrar que donar salva vidas. “Se nos caen lágrimas de emoción cuando vemos a dadores y receptores juntos, gente joven con chicos y todo un futuro por delante. Somos un país de gente solidaria, gente sana que dona sangre o médula ósea y gente que, en medio de un momento crítico por el fallecimiento de un familiar, dona sus órganos y tejidos: y así salvan muchísimas vidas”, expresó el viceministro de Salud, Gabriel Yedlin.

Pero la emoción seguía instalada ahí, en esos dos rostros que no daban más de felicidad. Porque las historias de amor y solidaridad no sólo están en las películas o en los libros. No son sólo mitos o leyendas, a veces son terrenales. Y esta es una de esas historias. “Siempre te voy a estar agradecida. Me salvaste la vida, gracias a vos volví a nacer”, le decía Carolina a Virginia que le respondía: “Tu fuerza me inspira, es un gran placer conocerte ahora. Esto nos va a unir para toda la vida, tenemos muchas cosas que contarnos”.

Cada año a cientos de personas se les diagnostican enfermedades hematológicas como leucemia, anemia aplásica, linfoma, mieloma, errores metabólicos o déficits inmunológicos, las cuales pueden ser tratadas con un trasplante de CPH, conocido popularmente como trasplante de médula ósea. Estas células madre son las encargadas de producir los glóbulos rojos, que transportan el oxígeno a los tejidos; los glóbulos blancos, que combaten las infecciones en el organismo y se ocupan de la vigilancia inmunológica; y las plaquetas, que participan del proceso de coagulación de la sangre.

Sin embargo, sólo entre un 25% y un 30% de estos pacientes tiene la posibilidad de encontrar un donante compatible en su grupo familiar. El resto debe recurrir a un donante no emparentado, a través de los registros de donantes voluntarios. De Tandil a Brandsen hay 310 kilómetros de distancia, aunque para ellas hay mucho menos. El destino, la solidaridad y el amor las unió de manera literal. Y entonces, la vida continúa.

Comentá la nota