La emergencia social entra a Diputados y se calienta la pelea en el Congreso

La emergencia social entra a Diputados y se calienta la pelea en el Congreso

El polémico proyecto para crear un millón de puestos de trabajo

La iniciativa ya tiene media sanción del Senado, pero el oficialismo tendría los votos para demorarla.

- Me parece que voté mal, fíjese, le pidió Federico Pinedo al secretario parlamentario.

- No, votaste bien, le retrucó, entre risas, Juan Manuel Abal Medina.

- Yo también: voté no y aparezco como afirmativo, aclaró el salteño Juan Carlos Romero.

- Es un desastre la votación electrónica. Votan negativo y sale positivo…, escarbó, mordaz, el peronista José Mayans, que milita contra la boleta electrónica.

El traspié de Pinedo, que votó a favor y debió corregirse, ilustra el desconcierto del PRO frente a la ley de Emergencia Social que este lunes aterriza, con slow motion, en Diputados.

Pinedo firmó el envío el viernes a la tarde, según supo Clarín, mientras ardían los alrededores del Congreso por la marcha de CGT-piqueteros y protagonizó un pequeño thriller cuando desde Casa Rosada le pidieron que durmiera el texto.

¿El motivo? Ganar tiempo para que las chances de tratamiento se evaporen y se aleje la foto más temida: que Macri deba recurrir a un veto incómodo.

El PRO tiene, antes, otros recursos. Con las comisiones en modo verano, el atajo opositor para tratar el texto al recinto es juntar dos tercios de los diputados e "incorporar" el proyecto al tratamiento.

Numéricamente es fino; políticamente casi mágico. Requiere un acuerdo que anude al FpV, el massismo, los díscolos del BJ, Libres del Sur, GEN, los provinciales múltiples y los monobloques silvestres.

En Senado, el planeta K mostró matices. Virginia García, senadora K y cuñada de Máximo Kirchner, apoyó pero quejosa. "No debatimos el proyecto, escuchamos a las organizaciones pidiendo que lo votemos" dijo.

El massismo, aunque sentó a Graciela Camaño, Felipe Solá y Facundo Moyano con las organizaciones sociales, gambetea la idea de votarlo sin incorporar un renglón sobre cómo financiar la emergencia social.

En el Senado le dijeron a Clarín que Massa negoció con Miguel Angel Pichetto empujar el proyecto e impulsar, en paralelo, otra iniciativa para "fondear" el Emergencia.

Solá y Camaño trabajan sobre un esqueleto que armó el ex ministro Daniel Arroyo, que propone impuestos al juego y la renta financiera. Otros hablan de una tasa extra a las bebidas alcohólicas y las gaseosas.

"El Gobierno puede dar una señal de buena voluntad y empezar a discutir el tema social", avisan desde Tigre donde la prioridad es Ganancias.

En Casa Rosada dicen estar dispuestos a discutir si Diputados impulsa un texto que contemple financiamiento. Es decir: con modificaciones, debería volver al Senado y pasaría para el año que viene.

"Sectores que hoy gobiernan estuvieron a favor del 82% móvil que tendría un costo de más de $ 200 mil millones. La emergencia se puede implementar con $ 40 mil millones", retrucó Abal Medina el argumento fiscal.

Pero aun si se junta toda la oposición contra el bloque de Cambiemos, la matemática quedaría demasiado justa y azarosa como que el proyecto sea aprobado.

Un mega acuerdo anti Macri puede armar una sesión especial si sienta 129 diputados; pero si lo consigue y el oficialismo baja, se vuelve a la numerología incierta de los dos tercios. En ese caso, lo que ​el PRO no podrá evitar será la metralla opositora por negarse a tratar la ley.

El proyecto arrancó como un "borrador" que Emilio Pérsico (Movimiento Evita) y Juan Grabois (CTEP y emisario Papal) le enviaron a Carolina Stanley, la ministra de Desarrollo Social, que junto a Mario Quintana sugieren "no temerle" al proyecto sino usarlo como base.

"Si se llegara a aprobar, votarlo en pleno diciembre sería peligroso" explican en Desarrollo en referencia al clima crispado que se crea a fin de año.

Por entonces, pocos pensaban que el texto podía prosperar. Luego vino un guiño del Papa Francisco, la adhesión peronista y la sintonía del GEN -el senador Jaime Linares fue promotor- hasta que fue aprobado con 47 votos a favor, descontado el manazo erróneo de Pinedo.

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