Efecto Nisman en Junín

Escribe OMAR BELLO (seguilo en twitter @lavidaesbello) - Aunque todavía no se pueden evaluar las consecuencias del tsunami Nisman, los políticos locales ya se preparan para el nuevo escenario.

Ganadores y perdedores

Junín es un caso particular porque ninguno de los jugadores justicialistas creía demasiado en la candidatura de Daniel Scioli, y al mismo tiempo pensaban que Sergio Massa seguiría la tendencia decreciente que habían comenzado a mostrar las encuestas; es decir, casi todos (incluso Gustavo Traverso y Rocío Giaccone) movían sus fichas pensando que, al final del camino, Cristina elegiría al candidato, y que aún perdiendo, la presidenta quedaría con una cuota de poder que le permitiría decidir sobre cargos y postulantes.

“Gracias” al efecto Nisman, Cristina Kirchner vio desaparecer en una semana su categoría de electora número uno y hoy la frase más extendida es: “Debemos hacer que termine su mandato”.

“En el peronismo no hay candidatos naturales”, aseveró un importante diputado oficialista. Y tenía razón. Como suele ocurrir en las elecciones vaticanas, aquellos que llegan Papas salen Cardenales. Dado que Scioli comenzaba a vestirse de Santo Padre color naranja, la lógica peronista aseguraba que moriría en el camino; más aún, pronosticaban que sería arrastrado por algún escándalo que, curiosamente, provendría de la Secretaría de Inteligencia.

Pasó todo lo contrario y hoy Daniel Scioli es el único candidato peronista capaz de asegurar una transición ordenada; eso en el supuesto caso de que Cristina busque ese tipo de transición…

Scioli y Stiusso

 

Pocos días antes de que Stiusso, hombre clave de la Secretaría, fuera desplazado en una de las movidas más audaces del gobierno K, Daniel Scioli se reunió con él. Aunque el contenido de esta reunión desvela a los peronistas, en particular a la primera mandataria, Don Jaime no le propuso trato alguno al Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, hizo lo mismo que días después repetiría con Nisman: Lo alertó sobre posibles carpetazos en su contra y le aseguró que no tenía nada que ver con esa campaña sucia (A Nisman le dijo que se cuidara).

Más allá de todas las fantasías, los hombres de la Secretaría suelen ser reactivos, no proactivos; o sea, sólo aprietan el gatillo cuando ven amenazado su poder o no pueden asegurárselo a futuro.

La presidenta nunca aprobó a Scioli como sucesor, a pesar de semejante rechazo se reservó una carta bajo la manga: En caso de emergencia el Gobernador podría funcionar igual que esos frenos manuales de los trenes; conocedora de las turbulencias que suele deparar la política, Cristina jamás sintió el entusiasmo de su núcleo cercano que le aseguraba un aterrizaje perfecto mientras los números de la economía se mantuvieron bien. Se trataba de un punto de vista inocente y la primera mandataria lo sabía. No se avanza entre enemigos feroces sin sorpresas.

Para peor ya había probado lo que significa atacar al Gobernador (¿Recuerdan cuando lo dejó solo frente a los docentes?), y ese testeo le dejó una enseñanza que no olvidó: La postura “fiel” de Scioli lo convierte en un enemigo difícil. Si la gente huele un ataque injusto quien sale dañado es el oficialismo.

La encrucijada de Scioli

El gran problema que tiene Daniel Scioli es cuándo saltar. Todo el mundo lo estimula a tirarse en paracaídas y estaba dispuesto a hacerlo (no por nada pintó el país de naranja); la muerte de Nisman lo hizo retroceder varios casilleros.

Ahora bien, el Gobernador sabe que debe saltar, y debe hacerlo pronto. El gran problema de la crisis desatada no pasa por el frente interno, es fuera de las fronteras donde se cocina el destino presidencial. La muerte de un fiscal y toda la secuencia cuasi mafiosa que se desató, en especial en un tema que involucra a la comunidad judía, trae a escena un hueso duro de roer por las potencias mundiales. El gobierno está culpando al “mundo” por su desgracia, se trata de otro callejón sin salida.

Mirando corto, Daniel Scioli es el gran ganador en esta brutal crisis. Si logra mantenerse a flote los peronistas no tendrán más remedio que volver la cabeza hacia él ya que es el único candidato que puede sostener a Cristina y preservar la institucionalidad (incluso los juninenses deberán “enamorarse”). Al mismo tiempo su destino está ligado al de la presidenta. Igual que esa tortura utilizada durante la Segunda Guerra donde un muerto era atado a un vivo, si Cristina no logra “revivir” en el corto plazo y Scioli sigue unido a ella, lo más probable es que comience a descomponerse.

¿Por qué le cuesta tanto soltar a Cristina entonces?

Scioli tiene una pesadilla recurrente. ¿Qué pasa si Cristina decide no ir a una transición ordenada?, es decir, si ante los malos tiempos redobla la apuesta, se victimiza y deja el poder; ahí el Gobernador estaría en problemas.

Daniel Scioli sabe que Cristina Kirchner es capaz de todo, y esa creencia hace que, favorecido como está, igual camine con pies de plomo.

Disciplinados

 

A simple vista Sergio Massa y Mauricio Macri deberían ser los candidatos más beneficiados en este entuerto, al menos eso piensan en silencio Mario Meoni y Pablo Petrecca.

Massa parece el candidato “ideal” ya que, a diferencia de Macri, tendría más chances de ganar el territorio de la provincia, bastión que decide las elecciones y que el Jefe de Gobierno porteño no tiene (ni de cerca) asegurado.

El drama es que siempre hay un “pero”.

Don Sergio fue funcionario de este gobierno cuando los vínculos con la Secretaría estaban en su mejor momento, incluso se sospecha de su intervención (quizá no directa aunque dicen que podría haber sabido), en aquella operación nunca aceptada ni desmentida por el Santo Padre que habría entorpecido la elección de Bergoglio como Papa en 2005. Cierto o no, ya por el simple hecho de haber sido funcionario de este gobierno, Don Sergio debe moverse con cuidado cuando de SIDE hablamos.

Mauricio Macri, quien terminó enredado en una causa de escuchas, tampoco tiene las manos limpias.

Si bien ambos están encargando encuestas para ver qué hacer y cómo moverse en estas aguas turbulentas, lo cierto es que los beneficios que podrían obtener tienen un límite porque están disciplinados.

La pregunta es por quién.

Daños del Tsunami

 

¿Qué lleva a un hombre a dejar sola a su hija de 15 años en un aeropuerto? Cuando Alberto Nisman hizo ese movimiento que le costaría un fuerte reproche de su ex mujer, seguro sabía que se jugaba el todo por el todo.

La escena del suicidio (o del crimen) parece diseñada para perturbar. Como suicidio deja algunas dudas, como crimen también.

Si quisieron fingir un suicidio fueron bastante torpes (falta de pólvora en las manos, por ejemplo); si cometieron un crimen demasiado “elegantes”. ¿Por qué no hacer el asesinato más aparatoso? ¿Para qué usar una pistola prestada, apuntar a la cabeza? Los sicarios suelen no preocuparse por esos detalles, usan su arma y pegan duro.

Algo no cierra.

En todos sus movimientos Cristina afirma “No estoy segura de la causa de muerte”, lo hizo con torpeza, pero lo hizo. Claro, si tenía certezas como intentó mostrar al principio, su “saber” indicaba complicidad.

Ya que la verdad no se conocerá (a nadie le importa), y es probable que el tema de la denuncia en si se diluya, lo que queda por enfrentar es la nube mafiosa que se posicionó sobre el gobierno.

Hasta ahora Cristina eligió el camino de la victimización (“Me quieren tirar”), si se ve encerrada y profundiza en esa dirección las consecuencias institucionales podría resultar insospechadas.

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