Efecto de una devaluación anunciada

Efecto de una devaluación anunciada

Mientras el Indec demora los indicadores por falta de “condiciones técnicas” para elaborarlos, diversas fuentes privadas reflejan una fuerte aceleración. Alimentos, con subas del 11 por ciento en la primera mitad de diciembre.

La inflación de diciembre, según estimaciones privadas, será de hasta el 6 por ciento, superando en varias veces la última variación informada por el Indec en octubre, la cual arrojó que los precios minoristas habían subido 1,1 por ciento. La devaluación anunciada por el equipo económico de Cambiemos generó un fuerte incremento en el valor de los productos de la canasta básica, en particular de la carne, el pollo, la leche, la harina y el aceite, ya desde antes de su puesta en marcha. También hubo aumentos notables en productos clave como los medicamentos, que marcaron subas de más del 20 por ciento. El instituto oficial de estadísticas, tras la designación del consultor de mercado Jorge Todesca, decidió interrumpir la publicación del indicador de precios al consumidor de noviembre y diciembre. Economistas heterodoxos aseguraron que se pretende ocultar el importante impacto para el proceso inflacionario que generó el incremento del dólar con baja de retenciones.

Las estimaciones de precios de los privados, en ausencia de indicadores oficiales, registraron la fuerte aceleración de la inflación en las últimas semanas. El relevamiento del Estudio Bein reflejó que en octubre la inflación fue del 1,5 por ciento, mientras que en noviembre ascendió al 2,9 y cerraría diciembre en el 6 por ciento. Las estimaciones de Elypsis, del consultor Levy Yeyati, fueron 1,5 en octubre, 2,2 en noviembre y 3,5 en diciembre. La consultora M&S, de Carlos Melconian, uno de los nuevos funcionarios designados para conducir el Banco Nación, calculó que en diciembre el alza de precios superará 4 por ciento.

Los alimentos tuvieron las subas más pronunciadas. El estudio de Isepci, que mide solo la evolución de productos alimenticios, arrojó que el valor de los alimentos había subido el 0,7 por ciento en octubre, el 2,9 por ciento en noviembre y el 11,7 por ciento en la primera quincena de diciembre.

Un informe de Consumidores Libres, de Héctor Polino, permite observar cuál fue el aumento de precios para distintos productos de consumo masivo entre fines de octubre y la primera quincena de diciembre. El asado por kilo se incrementó el 10,1 por ciento, en tanto que el roast beef lo hizo al 13,7 por ciento y la carne picada, 5,2. La harina anotó una suba del 8,6 por ciento, la leche 5,1 y la yerba mate 4,8. Entre las verduras se destacó el alza del zapallo (+28,2 por ciento). El aumento del precio de los alimentos impacta con mayor fuerza en la calidad de vida de sectores vulnerables de la población que destinan gran parte de sus ingresos a comprar estos productos. Más allá del anuncio de un bono por única vez para titulares de derechos de la Asignación Universal por Hijo y jubilaciones mínimas, los incrementos de precios en la canasta básica provocaron una fuertísima caída en la capacidad de compra de estos sectores.

El Indec, pese a la tensión observada con los precios en las últimas semanas, anunció que no se publicarán los indicadores de inflación minorista para noviembre y diciembre. Las nuevas autoridades aseguran que no están dadas las condiciones técnicas para presentar un indicador de precios adecuado. Pero economistas heterodoxos dudan de la veracidad del argumento y aseguran que hay un intento de ocultar la importantísima distorsión sobre los precios generada por el anuncio de devaluación y la quita de retenciones al complejo agropecuario, en particular el trigo y el maíz. “Hasta ahora se venía publicando a través del Indec un índice de precios nacional urbano (IPC-nu) que reflejaba con bastante exactitud las tasas de inflación. Se puede pensar en mejorarlo, pero discontinuarlo justo ahora es privar de información a la población. Sorprende que lo dejen de publicar”, aseguró Ricardo Aronskind, economista del Plan Fénix. Planteó que el nuevo gobierno ocultó desde un comienzo sus intenciones en materia distributiva (baja de salario real y en dólares y recomposición de rentabilidad para los sectores exportadores). “Lo que ahora ocurre es que hay un fuerte impulso inflacionario incitado desde el Estado y que, en donde más preocupa, es en el incremento de los precios de los productos de la canasta básica. La baja de la retención para el trigo y el maíz afecta en forma significativa estos bienes, lo cual combinado con la devaluación genera una importante tensión en el valor de todos los alimentos”.

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