Echegaray brindará por su libertad mientras pierde aliados, hace causas de divorcios y juega al básquet

Echegaray brindará por su libertad mientras pierde aliados, hace causas de divorcios y juega al básquet

Quedó procesado por administración fraudulenta contra el Estado por el caso Cristóbal López. Pidió volver a la Aduana pero se lo negaron. Trabaja en el Congreso como asesor, por orden de Abad. Desde 2016, no habla con CFK.

 

La picadura de abejas rara vez pasa a mayores, pero cuando atacan en masa el veneno puede ser mortal. Ricardo Echegaray lo sabe: llegó a tener unas 350 colmenas. Fue en la década de 1990, cuando vivía en Bahía Blanca y aún no había pasado a integrar el riñón kirchnerista. El ex titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) viene acumulando heridas pero sabe que tiene mucho qué agradecer. 

“Estas fiestas, cuando llegue el momento de brindar, el motivo va a ser que estoy libre”, se lo escuchó decir en los últimos días. No es poca cosa. Las principales figuras del poder kirchnerista habitan en los penales de Ezeiza y Marcos Paz, y Echegaray sabe que también fue una figura clave, tal vez el titular de la AFIP con mayor poder en las últimas décadas. El empresario Cristóbal López y su socio Fabián de Sousa quedaron detenidos esta semana en una de las principales causas contra Echegaray. 

El martes 19, el juez federal Julián Ercolini lo procesó como autor del delito de administración fraudulenta contra la administración pública y lo embargó por $ 17 mil millones. El ex jefe del fisco apeló ayer el fallo del magistrado. Lo hizo a través de su abogado penalista, León Arslanian, quien todavía se jacta de lo que pocos defensores de kirchneristas pueden afirmar: “Ninguno de mis clientes (ligados al kirchnerismo) está preso”. 

Hasta hace pocos meses, su única herida era una picadura. En junio de 2016, el juez Claudio Bonadio lo procesó por “falso testimonio y violación de secreto” por haber incluido a Alfonso Prat-Gay en la lista de los 4.040 argentinos con cuentas secretas en el HSBC de Suiza. Desde entonces, sus roces con la ley fueron apenas como abogado de divorcios y sucesiones. Puso su estudio en una oficina de 46 metros cuadrados en Nordelta y tiene 26 clientes por los que desfila por los tribunales de Lomas de Zamora, Morón y San Isidro. Desde divorcios redituables hasta un caso de familia que le valió apenas $ 14 mil –según declaró–, que se licuaron en uno de los viajes al Conurbano profundo cuando un camión le chocó el auto. Desde que la Justicia Federal dejó de postergar sus indagatorias y procesamientos, ya no suma clientes y hasta piensa en captar casos penales para ganar más trabajo.   

Echegaray sigue siendo empleado de planta permanente de la AFIP. Estuvo de vacaciones desde la salida de CFK hasta octubre cuando se venció su período de vacaciones acumuladas. Echegaray le pidió al titular de la AFIP, Alberto Abad, regresar a la Aduana, su lugar de origen en el organismo. Incluso, estaba dispuesto a ser un simple “operativo”, dicen en su entorno. Pero el funcionario de Macri dijo que no y lo envió en comisión al Congreso de la Nación, como asesor técnico aduanero del diputado Luis Basterra (Frente para la Victoria).

Creyó haber hecho todo lo necesario para preparar el terreno y nunca puso todos los huevos en una sola canasta. Fueron varias las reuniones con Macri en Dashi, cuando el entonces jefe de Gobierno porteño buscaba su asesoramiento. También fueron varios los planes de pago otorgados a miembros de la familia del actual presidente, como Iecsa (entonces de su primo Angelo Calcaterra) y Correo Argentino SA, de la familia presidencial. El mismo plan de pagos por lo que, dice, ahora lo acusan en el caso de Cristóbal López. 

Ya pocos lo consultan como antes. Se contaron las conversaciones con Miguel Angel Pichetto y ya no recepta los pedidos de ministros, fiscales, jueces, políticos y empresarios, como cuando dirigía la AFIP. La última vez que habló con Cristina Fernández de Kirchner fue el 6 de enero de 2016. 

La próxima semana, por lo pronto, jugará al básquet con uno de los pocos aliados que sigue tendiéndole una mano: Fernando “Chino” Navarro. 

Los amigos aseguran que hoy solo dispone de su casa en General Pacheco, cerca de Nordelta, ya que es bien de familia. Pero ya no dispone de sus cuentas bancarias, le retienen el 30% de su salario como empleado de la AFIP y tiene embargados sus automóviles y propiedades. El ex jefe de la AFIP siempre recuerda una frase de Cristina Fernández de Kirchner: “Que cada uno se cuide porque si se mandan una cagada, se van a tener que hacer cargo solos”. Y así fue.n

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