Lo durmieron a Nanni

Lo durmieron a Nanni

Juan Carlos Romero revive con el triunfo de Macri. El presidente electo le pidió colaboración en el senado de la nación y el exgobernador “ofreció” gente para ocupar organismos nacionales en Salta. Betinita, feliz. 

 

“Te felicito, lo hiciste” le dijo, corto como siempre, Juan Carlos Romero a Mauricio Macri el mismo domingo y antes que el nuevo presidente anunciara su triunfo en el ballotage. La llamada, del celular personalísimo de Romero al celular personalísimo de Macri, fue breve pero importante para Salta: después de agradecer, el futuro presidente advirtió a su interlocutor que “te voy a necesitar”.

En efecto, Macri necesita a Romero en el Senado para achicar la diferencia de votos con el poderoso bloque del PJ y, sobre todo, por la reconocida capacidad de negociación del exgobernador por lo que hasta podría llegar a la mismísima presidencia provisional para cuidar la sucesión presidencial. Y también necesita sus oficios para cubrir en territorio salteño la enorme cantidad de cargos de organismos nacionales con asiento en la provincia: la ANSES, la AFIP, el PAMI, la AFSCA, el Banco Nación y muchos otros.

Hasta hace un mes el PRO, el partido del nuevo presidente, era nada más que una fuerza vecinal que gobernaba un solo distrito pero a partir del 10 de diciembre debe llenar los enormes organigramas de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires y de la Nación. Lo ayudarán en esa tarea la UCR, su principal socio en el armado electoral que le permitió llegar a la presidencia, y también algunos sectores del peronismo desplazados en los últimos 12 años por el kirchnerismo como los que encabezan José Manuel De la Sota en Córdoba, Carlos Verna en La Pampa y Juan Carlos Romero en Salta.

Esta “alianza salteña” es en mutuo beneficio: Macri se asegura gente “de confianza” en organismos sensibles y Romero obtiene lugar para la tropa que lo acompañó en la última y fallida aventura electoral y que sostendrá en el futuro cercano las ambiciones de su heredera Bettinita. Además, ambos se robustecen y se protegen de un hipotético avance del expectante Juan Manuel Urtubey.

Según pudo saber Cuarto Poder, la del domingo no fue la única conversación. Entre el lunes y el miércoles se repitieron breves pero certeros contactos en los que se acordó que el salteño converse con Federico Pinedo (que pasará de Diputados al Senado) para organizar la estrategia legislativa y que Bettinita se contacte con la oficina del futuro jefe de Gabinete, Marcos Peña, para avanzar en el armado político e institucional en Salta.

En las últimas semanas, la hija del senador adquirió una nada despreciable fortaleza. Pidió (y casi exigió) el área de Acción Social de la Municipalidad de Salta a cambió de un blindaje mediático del diario El Tribuno al intendente electo Gustavo Sáenz. La negativa no fue total y si bien no ocupará ese lugar tampoco se le cerrarán las puertas del CCM. Y ahora negocia un cargo nacional con el macrismo. Nada está definido pero lo real y cierto es que Bettinita tiene línea directa en la Ciudad y en la Nación y que hasta obtendría la coordinación (o un despacho similar) en algún organismo en Buenos Aires.

Se durmió Nanni

Por el contrario, según denuncian en la UCR, el diputado nacional electo Miguel Nanni perdió el tiempo y se quedaría sin mayor espacio. “Nos cagó” insultó un dirigente salteño y denunció que el cafayateño se limitó a negociar “4 o 5 lugares para su familia, nada más”. “Que lo madrugue Romero vaya y pase, pero que nos caguen Martín de los Ríos y Juan Collado es insoportable”, se quejan.

Desde el entorno de Nanni niegan esa acusación y se ilusionan con proyectarlo como autoridad partidaria para, por ejemplo, suceder a Ernesto Sanz en la presidencia del Comité Nacional del centenario partido. Confían, además, que el muy buen diálogo con el tucumano José Cano le reditúe con espacios en el ambicioso Plan Belgrano (de infraestructura y obras públicas por $50 mil millones) que el gobierno nacional prometió para el norte del país.

Desde Buenos Aires aseguraron a Cuarto Poder que con la breve y dificultosa transición en marcha, lo único que está claro es que “las presidencias, direcciones y gerencias de los organismos nacionales serán para gente nuestra” y que a la tropa salteña le quedarán “segundas y terceras líneas”. “Pero para que no se enojen, tienen un montón de contratos para repartir”, contaron entre risas.

Volviendo al caso Romero, habría que reparar en los curiosos vericuetos de la política: tras la contundente derrota de mayo pasado, el exgobernador y su vieja guardia parecían condenados al ostracismo o a la extinción lisa y llana. Esa situación ahora cambio con el triunfo macrista. Y aunque es indudable que Romero no será el astro central de otros tiempos, sí recupera juego político en el senado mientras los personajes que lo acompañaron durante décadas respiran aliviados y se ilusionan con cargos importantes.

Eso no es todo. Si después de las elecciones de mayo la poderosa familia Romero se había quedado sin figura visible, el empeño de la hija del exgobernador –Bettina Romero– y los resultados nacionales le devolvieron a la familia presencia política.

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