Los dueños de las plazas

 Los dueños de las plazas

"Mi papá va a vetar esa ordenanza” deslizó el hijo, mencionando al padre, con el cual todavía, parece, no ha resuelto los conflictos básicos sobre poder y mandato

 

Un grupo de artistas de la ciudad, reconocidos y premiados a nivel nacional, peregrina con su carpa, siendo rechazado en cada barrio, ante la posibilidad de llevar su arte a una plaza. Luego del destrato, de los malos modos, con los cuales los sacaron de Plaza España, ahora, la crema y nata alrededor de la Plaza Pueyrredón, en la zona de Libertad y XX de Septiembre, pone el grito en el cielo, se junta con el intendente, y logra cortar de plano que la chusma artística instale sus morrales, su circo y su arte, en un sector señalado por el dedo del concejal Guillermo Arroyo, que ahora el padre, lord mayor, suspende y veta. Que el concejo haya votado por unanimidad la decisión, no hace mella en el democrático jefe comunal

Hay vecinos que no quieren ni siquiera el diálogo. Una directora de escuela jubilada, comanda el grupo de vecinos anti-circo. Los artistas ofrecen reunirse para explicarles amablemente las características de la propuesta. Pautan una reunión. Ningún vecino aparece. Todo indica que ya tenían lo que querían: el veto autoritario de Arroyo

Evitar la conflictividad social. Ese es el argumento presentado por la municipalidad, para justificar este destrato. La conflictividad social no nace de la desidia, de los polideportivos cerrados, de la desatención de los barrios, de los talleres culturales, artísticos y educativos que sacan de las zonas más desprotegidas, de la incapacidad de unir a la gente, de traer inversiones, de la falta de respuestas a los cooperativistas… Para el gobierno, un circo no querido por dos viejas pacatas, es el foco de la conflictividad que hay que cortar de cuajo

La historia de los pueblos, las ciudades, están marcadas por sus plazas. Basta sólo con pensar en la Ciudad de Buenos Aires, o el Distrito Federal de México, por citar algunos casos

Las plazas históricamente fueron el núcleo, la semilla, el punto nodal de la formación de comarcas, pueblos, grandes ciudades. El pasado europeo y americano nos muestran a las plazas como el lugar de la ebullición del poblado, del intercambio de productos, de las ferias, de aquellos campesinos que acercaban su producción a los habitantes, que le ponían color y variedad a esa costumbre, que llega hasta nuestros días, y que en algunas ciudades es todo un atractivo turístico

Con el paso del tiempo, las plazas también se convirtieron en el corazón del poder de una localidad: la municipalidad, el banco, la iglesia, la escuela, otras oficinas públicas, el restaurante del pueblo

Hoy, en Plaza Mitre, España, Pueyrredón, o la canchita de los bomberos, los vecinos abonan una sentido de plaza muy peculiar, egoísta, y erróneo: muchos creen que la plaza que tienen enfrente, no es para un circo, para un plan de viviendas, para una feria del libro, para los microemprendedores, o para aquello que decida el estado, en uso de sus atribuciones. No. La plaza es, para estos honorables ciudadanos, una extensión de sus propiedades, el jardín del piso que compraron por algunos cientos de miles de dólares, el espacio verde exclusivo para que juegue el hijo, el nieto, y cague el perro

Los pibes de la hermana Marta, en el barrio Las Heras, los chicos de Las Dalias, El Martillo o La Herradura, las familias del Barrio Monte Terrabusi, tienen los mismo derechos para disfrutar de Plaza Mitre, o Pueyrredón, que los frentistas

Pero es probable, que, si una tarde, una familia humilde se acerca, y disfruta del verde de estas plazas, algún vecino llame al 911, o alerte al policía local de turno, que dejará el candy crash para ir a ver quienes son esos “extraños” que se “instalaron” en “nuestro” espacio

El Circo La Audacia seguramente pondrá su carpa en la zona sur de la ciudad, frente al faro. Hasta allí iremos, para seguir disfrutando de su arte y su magia

Las actitudes, la falta de respeto, de buen tino, de cuidado y de respeto por parte del gobierno, a los artistas en Mar del Plata, ha llegado a niveles insospechados. Por más que algunos funcionarios tengan que salir a aclarar que “no tienen nada” contra los artistas, los gestos y las formas son contundentes. Alejandro, no aclares, que oscurece. Por otro lado, la secretaria de cultura? bien, gracias

Plaza es pueblo, encuentro, igualdad. Para la protesta, para el mercado, para la feria, para el circo. Pero es muy difícil encontrarnos en las plazas, si hoy somos un pueblo desencontrado

Todos somos iguales en las plazas… Todos somos iguales en las plazas? En esta afirmación-duda está el corazón de lo que hoy vivimos en Mar del Plata con respecto al espacio público… público?

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