El drama shakesperiano de los hermanos Sullos

El drama shakesperiano de los hermanos Sullos
El aparente pacto suicida de la astróloga Lily Sullos con su hermano, científico, parco y misterioso, tiene todos los elementos hipnóticos de la atracción periodística.
La historia de ambos; huyendo de la segunda Guerra Mundial desde la lejanísima y entonces ensangrentada Hungría hasta la Argentina, el acento de Lily, como si hablara desde otra dimensión espiritual, como esas brujas buenas y proféticas. Tenía el rostro, y el ropaje rítmico verbal que la convirtió en insuperable astróloga, conocedora del alma y del futuro.

Él, silente, estudioso, siempre en un segundo plano.

Decidieron suicidarse. Los disparos de él sobre la cabeza de ella, ya quebrada por un ataque cerebro vascular y la ancianidad impiadosa. Un mensaje confesando el hecho. Y luego él, con el mismo revólver.

Nada falta en la historia. Es shakesperiana, algo estrambótica y macabra, muy humana, terrible.

¿Parar qué entonces se especulaba en esos programas baratos con la eventualidad de un vínculo fraternal incestuoso? ¿Por qué esa tendencia a ponerle sexo a todo, aún cuando evidentemente ya no existe?

No hacía falta inventar incesto alguno para conmovernos más.

Pero la perversión puede más que la información, y hablamos en los medios de la hipótesis incestuosa entre los hermanos eventualmente suicidas, como si hubiera necesidad de mencionar lo inconsistente, aunque mágico, para activar la imaginación y devaluar la información.

“Nos vamos”, se despidió Luis Sullos tomando la palabra por ambos.

Diparó los tiros del final.

Y eso fue todo.

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