Domínguez: "Las listas deben llevar dirigentes del territorio, no de `orgas´ distantes"

El ex presidente de la Cámara de Diputados dice que los intendentes bonaerenses deben ser protagonistas de la elección 2017. Autocrítica, la reorganización peronista, Cristina, La Cámpora y el Papa.

Clave de la elección del año próximo, la organización del peronismo de la provincia de Buenos Aires, donde pujan renovadores puros, cristinistas acérrimos y equilibristas, se convirtió en protagonista principal de la escena postkirchnerista y promete empezar a definir la discusión de 2019. "Ni unidad ni amontonamiento, el peronismo tiene que poder hacer síntesis", define en diálogo con Letra P Julián Domínguez, conocedor del territorio bonaerense, donde juntó un millón y medio de votos en las primarias 2015, cuando perdió frente a la fórmula encabezada por Aníbal Fernández.

Fuera de los cargos políticos, y aunque dedica gran parte de su tiempo a la actividad privada en su trabajo como abogado, desde diciembre el ex presidente de la Cámara de Diputados y ex intendente de Chacabuco pivotea entre los dirigentes que discuten el reparto del poder en la provincia. Dialoga con los intendentes de los grupos Esmeralda y Fénix, mantiene contacto con Florencio Randazzo, y hasta compartió una foto con la plana mayor de La Cámpora hace poco días, en Mercedes.  

-¿Cómo los movimientos que hay en el peronismo de la provincia de Buenos Aires de cara a las elecciones 2017?

-Está pasando algo muy sano, porque  los intendentes se están encargando de llevar adelante el proceso de discusión y si algo había perdido el peronismo de la provincia es la territorialidad, vincular la política al territorio y que los intendentes sean protagonistas. La discusión política está volviendo al lugar donde tiene que estar.

-¿Por qué se perdió eso?

-El peronismo se desvinculó del territorio. El último gobernador que representó de manera genuina los intereses de la provincia de Buenos Aires, con territorio fue Eduardo Duhalde. De ahí en adelante, los medios de comunicación, el marketing y las encuestas pusieron gobernadores y eso fue el repliegue de la política.

-¿No influyó en eso la relación directa que estableció el Ejecutivo nacional con los intendentes, salteando al gobernador?

-El tema fue que la política dejó de discutir a partir de la representación en el territorio, que se sostuvo con las relaciones de poder. El poder central utilizó el poder político para anular el poder del territorio. Esta es la autocrítica de la política. Yo ahora veo como una señal muy positiva que en las unidades básicas, las centrales obreras, los distritos, las universidades, las parroquias, se esté discutiendo la nueva identidad de la representación nacional y del peronismo.

-Fue un proceso derivado de la derrota.

-Sí, fue una consecuencia del fracaso político. Se perdió porque se dejó de discutir política donde estaba la gente y se privilegió la relación con el aparato y con intereses mucho más sectarios.

-¿Cómo evalúa el surgimiento de los grupos de intendentes como el Esmeralda, el Fénix? 

-Es muy bueno que tomen la decisión de ser protagonistas. La dirigencia de la provincia tiene que parecerse a la provincia de Buenos Aires. A esto no hay que tenerle miedo, se ponga quien se ponga enfrente.

-En esos grupos  hay quienes piden una renovación y dejar definitivamente atrás al kirchnerismo y otros que se ubican más cerca de Cristina Fernández de Kirchner.

-Esas son categorías de los medios, no de lo que pasa en nuestras ciudades. Lo que el peronismo nos está pidiendo a los dirigentes es que hagamos síntesis. Es muy loco pensar que hasta el 10 de diciembre era todo bueno o todo malo y lo que ayer me convenía ahora no me conviene más.

-Pero eso son los discursos de los propios dirigentes.

-Pero vienen de afuera. Nosotros tenemos que tener una construcción propia. Hay que hacer síntesis, ni unidad ni amontonamiento. Hay que potenciar las cosas que se hicieron bien, tener el coraje de cambiar lo que sea necesario: la falta de discusión política, la corrupción, los círculos cerrados. Yo deseo que vayamos a una interna dentro del peronismo.

-¿Cree que el año que viene van a confluir todos en un mismo espacio?

-Todo el mundo está hablando con todo el mundo, tratando de encontrar coordenadas en común. Esa es la tarea de la política. Nosotros hemos perdido por ser sectarios. Por buscar adentro diferencias que no existían.

-Hace poco hubo un encuentro en Mercedes del que usted participó junto a intendentes y dirigentes de La Cámpora, que apoyó a Aníbal Fernández en la interna que dice que le robaron.

-Sigo pensando absolutamente lo mismo. Pensar diferente no significa que no me pueda sentar a discutir. Después de tamaña derrota este tiempo requiere que todos salgamos al encuentro de los otros sin medir consecuencias para que triunfe una visión de la política, de la patria, del desarrollo.

-¿En qué lugar le gustaría estar en 2017?

-En el que sea capaz de construir. Creo que los protagonistas tienen que ser los intendentes, que tienen que representar todos los cambios electivos posibles en la próxima elección.

-O sea, tienen que armar las listas.

-Por supuesto. Tienen que pelear para que en cada sección los hombres que representen las listas sean los que representan sus intereses, no los dirigentes de orgas que están ajenos, distantes y no conocen la realidad. Eso es lo que rompe la política, cuando se deja de vincular con la militancia territorial.

-¿Cree que Cristina va a ser candidata el año que viene?

-Por lo que nos dijo a nosotros en diciembre no. Lo que tienen que hacer todos los militantes y políticos es salir a la calle, expresar ideas. No por eso tenemos que ser candidatos todo el tiempo.

-Algunos dirigentes dicen que si Cristina mide bien en las encuestas el año que viene, será la candidata del espacio y la acompañarán.

-Es el deterioro de la Argentina, porque buscan a la gente por las encuestas y no por lo valores. Yo medía 4 puntos en las encuestas, tenía el nivel de conocimiento más bajo y sacamos en las PASO 20  puntos contra todo el Gobierno y contra todos los recursos del Gobierno. El año que viene tienen que ser candidatos todos los que estén dispuestos a jugar.

-¿Eso incluye a Sergio Massa?

-No, Massa encabezó la Unión Democrática en contra del peronismo en 2013, acomodó su representación política según cada coyuntura. Yo no creo en el relativismo político donde vale todo. Primero hay que fortalecer a los dirigentes que estudian, que laburan, que tienen territorio, que representan a la gente. Si después hay que hacer alianzas de otra naturaleza, se verá. No hay que buscar afuera lo que el peronismo tiene adentro. Va a ser un error histórico. Si logramos tener una interna bien potente, el peronismo va a salir fortalecido. Hay que aprender la lección que le dio la política al propio (Mauricio) Macri, que primero fortaleció su estructura política, fue a una interna y después acordó con otro partido. Fue una apuesta por la política. Nuestro fracaso fue que fuimos expulsivos de la política.

-Usted mencionó a las parroquias como uno de los lugares donde se está discutiendo la nueva representación, ¿está involucrado en Papa? ¿Francisco manda a trabajar a los sacerdotes contra el Gobierno, como muchas veces se insinúa?

-Eso lo desmiento categóricamente. Lo que está claro es que a través del mensaje de Bolivia, el documento de Aparecida de los obispos latinoamericanos, "Laudato si"  y "La alegría del Evangelio", Francisco, que es un Papa latinoamericano, mercosureño, con un pensamiento social muy fuerte, tiene mucha incidencia no solo en Argentina sino en toda América Latina. La agenda pastoral de Francisco es la agenda social.

-O sea que marca diferencias con el Gobierno desde la doctrina y sin intervención política.

-En estos meses del gobierno de Macri nos entregamos al sistema financiero global. La doctrina social de la Iglesia tiene una posición absolutamente contraria.  En "Laudato si" hay una crítica muy fuerte al paradigma tecnocrático. Es obvio que está en la vereda de enfrente. En el primer semestre se transfirieron 9383 millones a sectores concentrados. Hasta el mes de marzo se fugaron 4231 millones. Pasamos de un endeudamiento del 32 por ciento al 47 por ciento del PBI. Hay financiarización de la economía sin un modelo de desarrollo y crecimiento que sostenga a la industria y al comercio nacional que genera empleo.

-¿Esto puede desencadenar en un estallido social?

-No quiero ser agorero. No puedo predecir un comportamiento colectivo. El conflicto no beneficia a nadie y cada vez que hay estallido social hay fenomenales transferencias de riqueza de los sectores populares a los concentrados. Pero si la gente se queda sin trabajo se genera incertidumbre. Hoy no hay quien cuide los intereses de la gente.

 Cada vez que hay estallido social hay fenomenales transferencias de riqueza de los sectores populares a los concentrados.

Comentá la nota