Domingo 37,4 pesos por dólar de 2018

Domingo 37,4 pesos por dólar de 2018

Por:Alejandro Borensztein. Algo parecido a los “Beatles de Romay” hizo Macri con “el mejor equipo de los últimos 50 años”.

En algún momento de la década del 60, Don Alejandro Romay, por entonces dueño de Canal 9, anunció la llegada de los Beatles a la Argentina y la presentación de los genios de Liverpool de manera exclusiva en su canal.

Cuando llegó la gran noche, todos los argentinos se convocaron frente a los televisores para ver el histórico acontecimiento. De entrada, llamó la atención que el set de televisión era pequeño con dos tribunas a los costados pobladas de fans, muy parecido a lo que años después sería el “Feliz Domingo” de Silvio Soldán. Al toque arrancó la música y aparecieron los Beatles ante el delirio del público presente en el canal.

El primer dato sospechoso fue que siempre los mostraban en plano general. Nunca un plano corto. El segundo dato sospechoso fue que en el parche del bombo de la batería en lugar de decir The Beatles, decía The Beetles, con doble “e”. Dos minutos después, todo el país se avivaba queRomay, en lugar de traer a John, Paul, George y Ringo había traído a Bill, Dave, Vic y Tom, cuatro atorrantes de Miami disfrazados de Beatles que venían currando desde hacía rato en bares de mala muerte de la Florida y en ingenuas ciudades centroamericanas. Posta. Esta es la historia de los Beatles en la Argentina. Me parece que algo parecido nos hizo el Presidente Macri con el famoso mejor equipo de los últimos 50 años.

A esta altura de los acontecimientos, sólo caben tres preguntas básicas: ¿Qué corno ha pasado? ¿Qué corno está pasando? y ¿Qué corno va a pasar?

Empecemos por la última pregunta que es la más fácil. Como siempre le digo amigo lector, desconfíe de los chantas que pronostican lo que va a ocurrir. Lo único cierto es que mañana, lunes, usted va a salir a hacer lo mismo que hizo el viernes. O sea laburar y tratar de llevar un mango a su casa. Evitemos la obsesión por el minuto a minuto del dólar porque no se puede vivir pendiente de las pantallas de las casas de cambio ni de los medios que nos van enloqueciendo con las cotizaciones.

Labure tranquilo. Seguramente para cuando el dólar ande por los 37,8 o 37,9 usted va a estar almorzando. Yo voy a almorzar más temprano, tipo 37,1 o 37,3 porque después con el dólar a 38,2 tengo dentista.

Soltemos la dependencia por el dólar y dejemos que se ocupe el gobierno que para eso los votaron. En todo caso, estemos alerta a los que perdieron las elecciones porque muchos de esos tipos tienen la esperanza de incendiar el país.

De hecho, el jueves pasado a la tarde entre los 40,2 pesos el dólar y los 40,8 Guillermo Moreno convocó a la Asamblea Legislativa para elegir un nuevo presidente antes de que “las cosas sean cruentas”. Lo dijo desde un canal de noticias porque se ve que en el Borda ya no hay más lugar.

El tipo ahora es precandidato a presidente pese a que hace un año sacó 1,5% de los votos de la Capital y en las PASO contra Filmus perdió por 60 puntos. Ni hablar de Brancatelli y D’Elía que el viernes anunciaron un corralito. O de Moyano que explicó que lo persiguen drones de la CIA y del Mossad. Como si la CIA y el Mossad no tuvieran cosas más importantes que hacer que andar persiguiendo a Moyano. Silencio piadoso y fin del tema.

La segunda cuestión, antes de analizar el presente, es reflexionar sobre como fue que llegamos hasta acá.

Para ser rigurosos en el análisis histórico deberíamos definir como el punto de partida de este proceso de decadencia el día que quemamos la Constitución Nacional y decidimos vivir violando la ley: el golpe militar a Don Hipólito Yrigoyen aquel fatídico 6 de setiembre de 1930 a la nochecita, tipo 3 o 3,1 pesos por dólar. Esta referencia cambiaria es difícil de traer al presente porque a esos pesos moneda nacional le siguieron cuatro cambios de moneda: el peso ley 18.188, el peso argentino, el austral y el peso convertible que todavía circula, cascoteado pero circula.

Si en aquella época (1930) alguien se hubiera guardo en la mesa de luz los 3 pesitos moneda nacional que costaba un dólar, hoy tendría 0,0000000000003 pesos (doce ceros detrás de la coma). Este simple ejemplo explica mejor que nada la razón por la cual los argentinos, cuando nos sobra un mango, compramos dólares.

Comprendido el “qué nos pasó” y sugerido el “qué va a pasar”, sólo nos queda el “qué está pasando”. Veamos.

Cuando el 9 de diciembre de 2015, Cristina Fernández de Samsonite se fue de la Rosada pegando un portazo ofendida porque la CIA y Majul habían engañado al pueblo argentino para que votara a Macri -basura- vos- sos- la dictadura, la Argentina estaba literalmente quebrada en todos sus aspectos. Con el oficial a 9,75 y el blue a 14,77 no habían dejado un sope ni para los aguinaldos.

Acá vale la pena aclarar algo que va a ser caballito de batalla hasta las elecciones de 2019.

Cuando el kirchnerismo dice que dejó el dólar a 9,75 es absolutamente cierto, salvo por un pequeño detalle: no te lo vendían. Si una empresa necesitaba dólares para adquirir insumos importados debía comprar bonos argentinos que valían 15 mangos, venderlos en Wall Street y así hacerse de dólares (a 15 mangos). Eso se llamó “contado con liqui”. Nombres raros que los argentinos usamos para describir nuestra tragedia cambiaria. Algunos amigos del gobierno conseguían los dólares oficiales a 10 y los vendían a 15. Marche otro cuadernito Gloria con esa lista de afortunados.

En otras palabras, si usted era el director financiero de la Panchería de Moreno y Milani y quería importar mostaza francesa para disimular el gusto de esas salchichas, el gobierno te daba los dólares a 10. Pero si usted era el gerente de una automotriz que se llevaba mal con el gobierno, pagaba el dólar a 15.

Después de la estabilidad que mantuvo Pinedo a lo largo de todo su mandato con el dólar a 9,75, asumió Macri, bailó un poco de Gilda y abrió el cepo cambiario de una sin tener demasiado claro como impactaría en los precios. Resultado: nos comimos un 38,4% de inflación en el primer año. Ahí tuvimos la primera pista de que no eran ni John ni Paul ni nada parecido.

Hoy el Presidente Macri paga carísimo aquella frase “en mi presidencia la inflación no va a ser un problema”, dicha una mañana de 8,76 pesos el dólar (oficial) de 2015, a sólo 50 centavitos de la primera vuelta de las elecciones presidenciales.

Después vino el famoso gradualismo financiado con deuda a la espera de que las inversiones fueran equilibrando la macreconomía y minimizando los daños sobre un electorado que finalmente le volvió a dar el triunfo. Pero, como dice Fabiana Cantilo, “nada es para siempre” y una fría mañana de mayo con 25,05 pesos por dólar, la financiación se cortó y empezó un quilombo que sigue hasta hoy.

Esta semana reapareció Duhalde, aproximadamente a los 32,6 o 32,8 pesos por dólar. De los creadores de “el que depositó dólares recibirá dólares” ahora trajo su nuevo hit “necesitamos un gobierno de transición”. Remató diciendo literalmente que “si Macri me pregunta como lo veo, le diría como el orto”. Entre esta frase de Duhalde y la de Cristina que mando al los del PJ a “suturarse el orto”, yo diría que el peronismo está atravesando lo que en psicoanálisis se denomina “fase anal”. Se da en los niños entre dos y tres años pero se ve que a estos los agarró de grande.

No hay mucha opción. Llegó la hora de que todos los sectores pongan en la medida de sus posibilidades y sin pedir nada a cambio. Calladitos y protegiendo a ese 30% de pobres que son la única prioridad.

Usted, amigo lector, tranquilo. No se obsesione con el dólar. Hoy es domingo, disfrutemos. Hay lindos partidos. Juega Racing con Central, Independiente con Estudiantes y Boquita juega con Velez. Partido chivo pero si el jueves pasado pudimos ganarle a los paraguayos en Asunción por la Copa Libertadores con 39,88 dólar vendedor Banco Nación no veo porque no vamos a ganar hoy con 37,4 que ya me parece barato.

Evidentemente no son ni John ni Paul ni George ni Ringo. Se parecen más a Bill, Dave, Vic y Tom. Pero es lo que hay. Habrá que ponerle el pecho a la situación.

Del otro lado, por ahora lo único que tenenos es una banda tipo Kiss que empieza con K y que cuando terminan de tocar rompen las guitarras y aplastan pollitos vivos sobre el escenario.

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