Doloroso relato en el megajuicio de la UNSa

Doloroso relato en el megajuicio de la UNSa
La testigo tuvo que esperar 32 años para contar la dramática historia vivida con su familia durante la dictadura militar.
Un testimonio cargado de emoción, de dolor y de profundo sentimiento fue el que brindó ayer la docente Cristina Cobos en el juicio por la megacausa de la UNSa, relacionado con los delitos de lesa humanidad cometidos en la provincia durante el último gobierno de facto. La mujer tuvo que esperar 32 años para relatar ante el Tribunal Oral Federal de Salta el drama que le tocó vivir junto a su familia en aquellos años horrendos de nuestra historia.

Cobos sufrió la perdida de su esposo, Víctor Brizzi, cuyos rastros se perdieron en marzo de 1976, días después de haber sido incorporado como soldado conscripto en la Guarnición Ejército Salta. Cuando se hallaba abocada a la búsqueda del hombre con el que se había casado en enero, en septiembre del mismo año una patrulla policial ingresó a la casa de sus padres y acribilló a su hermano de 18 años, Martín Miguel Cobos. Relató que durante un año concurrió al Ejército para preguntar por su esposo y le respondían con mentiras.

“Decían que Víctor había salido con permiso y que no regresó, y que quizás fue raptado por una organización subversiva, pero eso no era verdad”, dijo. Explicó que habló en reiteradas oportunidades con los imputados Carlos Alberto Mulhall e Isidro de la Vega y que fue sometida a interrogatorios. Según la testigo, su suegro hizo gestiones ante el Vaticano y las Naciones Unidas para ubicar al conscripto y que la Justicia Federal de Salta rechazó un habeas corpus que presentó ante el juez Ricardo Lona. “Al final mis fuerzas se agotaron y con el tiempo me encontré con un abogado que hizo el servicio militar con Víctor y me comentó que un militar y un soldado lo sacaron de la cuadra al mediodía”.

Cristina Cobos también relató con dolor los sucesos de la madrugada del 25 de septiembre cuando un grupo armado irrumpió en la casa de sus padres, en la calle General Gemes 1979. “Estaban encapuchados y buscaban a mi hermano Enrique, pero él no estaba. Entonces ingresaron a la habitación de Martín Miguel y comenzaron a golpearlo con ferocidad”. Dijo que el adolescente logró salir y escapó por los techos y saltó a la calle, donde una patrulla que montaba guardia lo acribilló.

“Tenía treinta tiros y murió en la sala de operación”, recordó con dolor. La mujer sostuvo que esta situación terminó de minar su resistencias e indicó que “mi padre se murió de pena y mi madre perdió el habla durante varios meses”.

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