Dolida, Hillary tardó en asumir la derrota y prometió seguir luchando

Dolida, Hillary tardó en asumir la derrota y prometió seguir luchando

Demoró nueve horas en admitir la caída electoral; en su discurso reconoció que "el país se encuentra profundamente dividido".

Fueron nueve horas de espera. Hillary Clinton se tomó su tiempo para ponerle cara a la estrepitosa derrota demócrata. Subió sonriente al escenario. Pero rápidamente cambió el gesto. Seria, por momentos visiblemente emocionada, se secó una lágrima y agradeció el apoyo de sus seguidores. "Es doloroso. Y lo será por un largo tiempo", admitió, en sus primeras palabras sobre el fracaso de su intento presidencial.

La herida aún estaba abierta. Fueron 13 minutos de un discurso emocional. Acompañada por Bill Clinton, su hija Chelsea y su candidato a vicepresidente, Tim Kaine, pidió disculpas "por no haber ganado", reconoció la victoria de Trump y se ofreció a colaborar con él por el bien de Estados Unidos. "Es un país más profundamente dividido de lo que creíamos", advirtió. "Debemos aceptar este resultado y mirar hacia el futuro", fue el mensaje para los demócratas.

Hillary también hizo una cerrada defensa de los valores y las convicciones de su partido, y puso énfasis en llamar a sus simpatizantes a no renunciar jamás a sus principios ideológicos. "Nunca dejen de luchar por lo que es justo. El sueño americano es lo suficientemente grande para amparar a todos, con independencia de su raza, religión o género", remarcó en otro tramo del discurso, desde Nueva York.

Según David Gergen, un ex consejero en la Casa Blanca de las administraciones de Richard Nixon, Gerald Ford, Ronald Reagan y Bill Clinton, Hillary buscó dejar en claro que la lucha del Partido Demócrata continuará desde el primer día en el que asuma Trump, en enero próximo.

"La carrera política de Hillary casi con seguridad está terminada. Creo que sólo permanecerá activa con el Partido Demócrata y seguirá trabajando en sectores benéficos que son importantes para ella", señaló a LA NACION Aubrey Jewett, politólogo de la Universidad Central de Florida.

Para la ex secretaria de Estado fue el trago más amargo de una campaña hostil y agotadora. Fue, también, la contracara de lo que había vivido sólo 24 horas antes, cuando votó en Chapaqquaa en un clima con aire triunfalista. En ese momento esperaba volver a aparecer en público en el Jacob Javits Center, para pronunciar el discurso de la victoria. Nada de eso ocurrió. Las malas noticias que llegaban desde cada rincón del país la llevaron a retrasar su aparición, finalmente, hasta las 11.40 (hora local) de ayer, también en Nueva York.

Su jefe de campaña, John Podesta, fue quien poco después de las 2 de ayer, cuando la victoria de Trump ya era irreversible, comunicó que Hillary no se presentaría.

Y Hillary tuvo bastante que decir. "Éste no es el desenlace que queríamos. Ustedes representan lo mejor de Estados Unidos. Ser su candidata ha sido uno de los mayores honores de toda mi vida", resaltó, antes de cerrar su discurso -con aroma a despedida- con un aliento a los jóvenes. "En mi vida he tenido obstáculos dolorosos. Muchos de ustedes están al comienzo de su vida profesional y política. Tendrán éxitos y fracasos. Esta pérdida duele, pero por favor no dejen de creer y luchar por lo que realmente vale la pena", les dijo. Los aplausos no se hicieron esperar.

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