Con la llegada del dólar a $17,40, el Banco Central enfrentó -en los últimos ocho días- la mayor corrección en el tipo de cambio de la gestión de Federico Sturzenegger. Nunca antes, durante esta administración, se registró una racha de tantas jornadas cambiarias consecutivas de debilitamiento del peso. El viernes 23 de junio, un dólar se conseguía por $ 16,35. La cotización de ayer marca una suba del precio de la divisa de 6,4%.

Sin ningún "evento" internacional a la vista (Brexit, elección de Donald Trump en Estados Unidos o profundización de la crisis en Brasil), la devaluación es la mayor desde la salida del cepo. Aunque el peso se depreció en todas esas ocasiones, después siempre recuperó terreno con cierta rapidez. Ahora, eso no está pasando. El dólar está llegando a máximos contra el peso más rápido de lo que suponían los analistas, que lo estimaban a $ 18 para fin de año.

En el Banco Central no manifiestan preocupación por esta "minicorrida". La mayoría de los economistas consultados creen que el dólar "venía muy atrasado" con respecto al resto de los precios de la economía y que se está poniendo a tono con la inflación de estos meses. Pero también están quienes ven el fenómeno con preocupación y hasta reclaman que la autoridad monetaria actúe al respecto.

El peso argentino es la moneda emergente que más valor perdió durante esta semana y la última quincena. También es la de peor desempeño mensual en una canasta mundial.

Desde comienzos de mayo, la moneda local perdió 11% de valor frente al dólar. Para encontrar una disminución similar -fuera de la salida del cepo-, hay que remontarse a la devaluación del ministro de Economía Axel Kicillof, que hizo retroceder el peso 20% entre fines de diciembre de 2013 y fines de enero de 2014.

"Es la corrida más tonta que vi en mi vida. (El presidente) Mauricio Macri dijo que flote y flota...", reflexiona, con cierto humor, Marina Dal Poggetto, del Estudio Bein. "Esto es básicamente frenable. El Tesoro tienen US$ 6.000 millones en depósitos. En cuanto salga a vender, lo frena", dice. "Lo tienen que frenar antes del vencimiento de las Lebacs de $ 550.000 millones del 19 de julio. Tienen con qué, pero al Banco Central no le importa, y, al presidente, parece que tampoco", agrega la economista.

"Es una corrección, mientras se mantenga a este nivel, no pasa nada. Venía muy atrasado y algunos ven el fin del "carry-trade" (n.de r: una maniobra financiera)", expresa Guillermo Nielsen. "El desequilibrio fiscal no se corrige, hay glotonería fiscal -como se ve en el aumento de las naftas- y las elecciones. Pero no me preocupa, el Central tiene todo el poder de fuego", detalla el ex secretario de Finanzas.

"Todavía está en línea con las expectativas de depreciación que había en el año. Hay temas coyunturales, volatilidad y caída fuerte de la liquidación de los exportadores", manifiesta Dante Sica. "La entrada de dólares del financiamiento sigue estable. Hay que mirar como se comporta la semana entrante", agrega el ex secretario de Industria.

"Devaluamos menos que la suba del tipo de cambio. El tipo de cambio real (evolución frente a otras monedas con las que el país tiene intercambio comercial) está prácticamente como empezó el año. El peso venía atrasado, era peor que no se acomodara un poco". defiende Gabriel Zelpo, economista jefe de Elypsis.

"Me parece que lo que preocupa es que (al dólar) no lo maneja el Banco Central, sino los cambistas. No tenemos el nivel de reservas que deberíamos. Las cifras fiscales y de balanza comercial dan para atrás", examina Miguel Arrigoni. "Esto no suma tranquilidad. Si bien es lo que tiene que suceder, la forma (que se está dando) creo que inquieta", afirma.

El Banco Central difunde, todos los meses, un relevamiento de expectativas del mercado. Cuando se conocieron los datos de abril, los especialistas afirmaban que, a fines de 2017, el tipo de cambio alcanzaría a $ 17,60. En esa dirección, el peso ya estaría muy cerca de llegar a ese mojón, pero antes de tiempo. Pero eran tiempos en los que se discutía el dólar barato y el atraso, mientras que ahora la preocupación es la filtración a precios y la incertidumbre para ahorristas.