El objetivo de los docentes es alcanzar un piso mínimo de 10 mil pesos de bolsillo para el cargo inicial de jornada simple, lo que representaría un aumento del 40 por ciento si se toma como referencia el salario actual que rondo los 7 mil pesos. 

Los gremios coinciden en que este representaría una "recomposición" del poder adquisitivo luego de los aumentos generalizados que se advierten desde noviembre del año pasado y por eso quieren una reapertura de paritarias a medias de año para evaluar el avance de la inflación y de ser necesario exigir un nuevo aumento.

El as en la manga de Vidal para la negociación es la composición del salario, porque en este punto hay diferencias entre los gremios. Mientras que los integrantes del Frente Gremial buscan una suba "de bolsillo" para los maestros, otros sectores estarían dispuesto a relegar parte del aumento si se "blanquean" las sumas que actualmente se perciben en negro y que representan más de la mitad del sueldo de un maestro provincial.

La diferencia es que con un aumento formal del mínimo o blanqueo de sumas en negro el impacto alcanza a toda la escala, incluso a los trabajadores pasivos y por eso sería uno de las propuestas que desde el gobierno están preparando para poner sobre la mesa el viernes.

Advirtiendo las dificultades de rechazar de plano un convite de estas características, Roberto Baradel y compañía se preparan para endurecer su pedido de paritarias cada seis meses, de esta manera podrían darle aire al gobierno y mostrar un triunfo gremial aunque al final de la reunión el aumento no sea el esperado.