Docentes: para Schiaretti es una pelea de fondo

Para Schiaretti y para Macri, la econo­mía no mejorará con alta inflación.

 

La paritaria docente provincial parece en un camino sin salida. Mientras el gremio (la UEPC) se prepara para llevar la pulseada a Tribunales, el gobernador Juan Schiaretti –en privado y en público– rechaza alternativas para destrabar el conflicto.

Para el gobernador, no se trata sólo de una disputa salarial. Cree que es el momento de ponerle freno al gremio estatal provincial más díscolo e ideologizado.

Esta convicción se alimenta en el convencimiento de Schiaretti de que su gestión seguirá cuatro años más, después del 2019.

 

El gobernador no está solo en esta postura de intransigencia en la pulseada con el gremio docente, que tiene otros condimentos además de la discusión salarial.

 

Si bien competirán en las urnas en la provincia en las elecciones legislativas de octubre, y por momentos aparecerán como rivales, Schiaretti tiene coincidencias con el presidente Mauricio Macri sobre los problemas del país y las posibles soluciones.

Macri llevó a una máxima tensión la negociación entre el Gobierno de Buenos Aires, comandado por María Eugenia Vidal, y los gremios docentes, varios de ellos encolumnados en el kirchnerismo.

En el sensible territorio bonae­rense –que contiene al 38 por ciento del electorado nacional–, se cocinan varias cuestiones en la disputa con los gremios.

Está el indiscutible anhelo de mejora salarial, pero también temas políticos, como intentar desgastar a la macrista Vidal, la dirigente con mejor imagen en el país.

Además de la decisión de la Casa Rosada de ponerle un techo del 20 por ciento a las discusiones paritarias.

Schiaretti y Macri hablan mucho más de lo que trasciende. A fines del año pasado, concluyeron que era “imprescindible” ponerles un techo a las paritarias para contener la inflación.

No se trata de una bajada de línea ni una orden desde el poder central. El Presidente y el gobernador consideran que no habrá recuperación de la economía con alta inflación. Pueden tener diferencias en los métodos, pero coinciden en el fondo de contener el alza de los precios.

Esa es la cuestión central que está guiando las negociaciones en Buenos Aires y en Córdoba, que aparecen empantanadas y con intervención judicial.

Sin embargo, el escenario cordobés tiene sus particularidades.

Hasta los schiarettistas puros admiten que la postura de la UEPC no está tan contaminada 
de condimentos políticos como 
la estrategia de los gremios bonaerenses, que tratan de limar a la encumbrada gobernadora Vidal.

Si bien Juan Monserrat –titular del gremio provincial– no disimula su adhesión al kirchnerismo, el dirigente está lejos de conducir a su antojo la UEPC.

Además del reclamo por el cobro de un acuerdo que el entonces gobernador José Manuel de la Sota firmó en 2015, uno de los principales reclamos del gremio cordobés es que el año pasado cobró un 32,7 por ciento de aumento, pero el siete por ciento de esa suba fue aportado por la Nación a través del incentivo docente. Por lo tanto, no llegó a los jubilados.

En cambio, el 32,7 por ciento que cobraron los agentes de la administración pública fue afrontado por el tesoro provincial y llegó a los pasivos.

La deuda y esta diferencia salarial con los agentes del SEP son los principales argumentos de la UEPC para reclamar ahora un aumento mayor.

Schiaretti cree que esta disputa será una carrera de largo aliento. No piensa dar aumento por decreto y descontará los días de paro.

Los docentes cobrarán otro salario sin recibir aumento y con descuentos por los paros. La estrategia es que las bases presionen al gremio.

Un camino largo y también peligroso para el ciclo lectivo.

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