Una docente de Mar del Plata, “ofendida” por declaraciones de Macri

Una docente de Mar del Plata, “ofendida” por declaraciones de Macri

Le escribió una carta abierta. "La educación pública debe ser el principal tema de su agenda, y no el objeto de su discriminación", señaló.

Lorena Ravalli es docente de colegios secundarios de la ciudad y madre de dos niñas que concurren a la Escuela Provincial N° 31. Hoy, como muchos maestros, siguió de cerca las declaraciones del presidente de la Nación Mauricio Macri sobre los resultados del Operativo Aprender 2016. Y como muchos maestros se sintió “ofendida” por algunas expresiones del mandatario como la de que “los niños que tienen que caer en la escuela pública”.

Por tal motivo, Ravalli decidió escribirle una carta abierta a Macri que LA CAPITAL reproduce a continuación:

– Carta abierta al presidente Mauricio Macri:

Escribo esta carta ya que me he sentido profundamente ofendida por sus dichos acerca de que hay algunos niños que tienen que “caer en la escuela pública”, y que existe entre ellos y quienes “pueden” ir a una escuela privada una “inequidad”. Pido públicamente una disculpa por sus dichos a mí y a toda la comunidad educativa de la escuela pública.

Quiero decirle que soy madre de dos niñas que acuden a la EP N°31 de Mar del Plata, una escuela de gestión provincial, y que soy docente en varias escuelas Secundarias Municipales.

Le explicaré por qué me he sentido ofendida, y por qué exijo una disculpa pública por sus dichos. Comparto mis argumentos fundamentándolos en mi rol de madre y en el de docente.

– Comenzaré por el relato personal: en nuestra familia tenemos tres niñas, y dos de ellas (la menor va al jardín) acuden a una escuela pública. Ellas van a pesar de que sus padres “podríamos” pagarles una cuota en alguna institución privada (estoy reviendo lo de podríamos, ya que el sueldo está alcanzando justo para llegar a fin de mes desde que usted es presidente). Sin embargo, y luego de una conversación familiar que nos dimos hace unos años, hemos decidido, y no nos arrepentimos, que nuestras hijas se eduquen en escuela pública. Como nosotros, existe mucha gente que aunque le resulte raro, elige la educación pública para sus hijos e hijas.

– No estamos de acuerdo con dividir a los niños por su clase social, y como trabajadores del sector público (mi esposo es Investigador de CONICET) apostamos a que en educación, lo público siempre es garantía de calidad, por el simple hecho de que para nosotros la “calidad” va de la mano de la inclusión. Todo lo demás es mercado. Y bien sabe usted, señor presidente, que el mercado no prioriza el bien común sino la ganancia individual en materia económica. Aunque diga lo contrario.

– Tenemos la suerte de que ellas puedan asistir a las actividades extraescolares que quieran, pues podemos pagaras (por ahora) pero consideramos que la educación privada solo ofrece una oferta mejor en ese sentido: lo que no es escolar. Lo mismo dicen muchos pedagogos que han expuesto lo propio, como por ejemplo el argentino Emilio Tenti Fanfani. Comparamos cuadernos con otros cuadernos de niños y niñas que asisten a escuela privada y el contenido es el mismo, a pesar de que Clarín diga falazmente lo contrario. Niños y niñas que no pueden pagar actividades artísticas y deportivas a contraturno de la escuela deben estar protegidos por el Estado. Esta es su responsabilidad y la está incumpliendo también.

– No queremos que nuestras hijas crean que porque tienen una situación socioeconómica un poco más “privilegiada”que la de otros niños y niñas pueden obtener una mejor educación, ya que nos consideramos garantes de lo público, por trabajar en este sector que usted tanto se empeña en denostar, y tratamos de ser, junto con muchos de nuestros compañeros y compañeras, los mejores profesionales que podamos ser. Todo esto a pesar de cobrar sueldos miserables en relación a nuestra formación.

– Nosotros y nuestra familia hemos llegado a obtener un título universitario, y algunos a doctorarse gracias a haber estudiado en la escuela y en la universidad pública. Mi madre fue maestra en escuelas provinciales de comunidades vulnerables toda su vida, y le aseguro que de ella aprendí que la docencia es una profesión que se respeta y se trabaja a conciencia.

– Como a mi madre, he visto a miles de maestras y profesoras trabajando horas y horas gratis para planificar sus clases, un trabajo invisible y sin paga que hacemos quienes somos docentes, para que nuestros estudiantes obtengan una educación de calidad.

-Si bien acabo de exponer mi situación personal y la de mi familia, considero que es una irresponsabilidad absoluta y una falta de respeto a millones de personas que un Presidente de la nación, como es usted, se ponga tan abiertamente del lado del mercado (la escuela privada) y tan lejos del Estado (la escuela pública). Le recuerdo que usted es el representante de lo Público en Argentina.

– Hay muchos niños y niñas que sí, que no podrían acceder a pagarse una escuela privada. Es por respeto también y sobretodo a ellos que usted no tiene derecho a discriminarlos, diciendo que “tienen que caer” en lo público. Me pregunto : ¿caer desde dónde? ¿quién estaría arriba de quién? ¿por qué usted piensa que todos querríamos situarnos por encima de otras personas? Sus dichos, francamente, dan cuenta de su pobre capacidad simbólica y política como funcionario. Y de su poca o nula perspicacia a la hora de empatizar con la sociedad. Incluso con la parte que lo votó.

Finalmente, expongo que es su absoluta responsabilidad (y la de la Gobernadora María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires) la existencia del actual conflicto docente que agrede, humilla, desprotege y vapulea a la comunidad de la escuela pública, culpabilizando a los sectores más vulnerables de la sociedad por reaccionar ante su atropello contra el trabajo digno de docentes y estudiantes.

Esperamos su disculpa, señor presidente.

Exigimos ser escuchados en una paritaria nacional.

La educación pública debe ser el principal tema de su agenda, y no el objeto de su discriminación.

Lorena Ravalli, Mar del Plata, 21 de marzo de 2017

Comentá la nota