Divididos, en llamas

Divididos, en llamas

La aplanadora del rock tocó en el cierre de la Expo Nuevas Empresas que se realizó en el Ave Fénix. Mollo, Diego Arnedo y Catriel Ciavarella dieron una lección de rock. 

¿Qué tiene Ricardo Mollo en la mochila con la que sube a todos los escenarios? ¿Señala a alguien en particular cuando, en medio del canto, hace un gesto y extiende su dedo índice? El fascinante mundo Divididos tiene decenas de preguntas que no se responden así nomás. Y tiene, además, una conclusión inapelable: pese a distancia del mercado, al lapso entre disco y disco, a la poca gimnasia de tocar en vivo, sigue siendo la aplanadora del rock.

Luego de nueve años de ausencia, el trío apagó las llamas de la espera con un recital, paradójicamente, en llamas. Guitarras encendidas, un bajo que combustiona toda potencia y una batería que abanica los fuegos reavivados conforman una batalla sonora infernal. No por nada, “Divididos” en los 90 le devolvió al rock argentino el sonido valvular de sus orígenes y le marcó la magia de los caminos a bandas stoner, metálicas y hard que vinieron después.

Con una puntualidad que otras bandas premier deberían imitar, Mollo, Diego Arnedo y Catriel Ciavarella sentaron bases sobre el repertorio en dos de los tres primeros temas: “Estallando en el océano”, de Sumo, y “Tengo”, de Sandro. El inicio demostró que el grupo es tan capaz de hacer canciones fuertes como de potenciar aquellas en las que son meros intérpretes.

El correr del recital demarcó el espíritu revisionista con el que llegaron a San Luis. Con la extraña excepción de “Gol de mujer”, todos los discos del grupo aportaron temas para el repertorio del recital. La característica transversal pareció ser el rock fuerte.

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