El vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, y los ministros de Desarrollo Social, Carolina Stanley, y de Trabajo, Jorge Triaca, se reunieron este martes por la noche para evaluar si existe una vocación desestabilizadora de parte de los grupos piqueteros que intempestivamente cortaron este martes por la tarde la avenida 9 de julio, donde acamparon con la promesa de no moverse hasta que se den curso a sus demandas, en general poco claras, a juicio de las fuentes consultadas por Infobae.

Estas organizaciones no son las que se movilizarán este miércoles y prometen la instalación de 100 cortes con ollas populares en distintos puntos de la Ciudad y sus accesos. Quienes cortan la gran avenida por donde transita el Metrobus son grupos que decidieron no participar del acuerdo por la emergencia social o, más bien, lo hicieron reclamando una participación que las demás organizaciones no pueden aceptar.

"Podemos decir que se trata de una discusión interna a las organizaciones sociales, critican a (Emilio) Pérsico por ser blando y negociador con nosotros, y buscan deslegitimarlo ante la sociedad", razonó un funcionario. También agregó que "al hacer el corte de hoy, lograron quitarle la iniciativa de la protesta, ahora se van a pelear a ver quién nos insulta más fuerte".

El Gobierno ahora está en la difícil situación de continuar con los compromisos de promover la economía popular a través del salario único complementario junto con los movimientos sociales en medio de una protesta de quienes están dentro del Consejo de la Economía Popular acordado. O frenar esa iniciativa, que es una ley nacional, y dar cabida a los pedidos de quienes no ingresaron en el acuerdo, a saber, la ampliación de los planes "Argentina Trabaja", "Construir Empleo" y "Trabajo Autogestionado". No se evalúa que sea posible encarar ambas iniciativas, la referida a la economía popular y la ampliación de los planes de trabajo, que los expertos consideran contrapuestas.

A los problemas que existen entre los movimientos sociales, se suma que en el Gobierno no está saldada la discusión en torno a la inversión en gasto social. La visión de Stanley es taxativa a favor de que rápidamente se ponga en marcha el mecanismo para facilitar la recuperación económica de los sectores más postergados. Quintana estaría poniéndole palos en la rueda a la implementación de estos acuerdos, asesorado por un funcionario muy criticado por las  organizaciones sociales, el secretario de la Economía Social, Matías Kelly, que viene de la Fundación Ashoka, y ahora está a cargo de la Unidad Ejecutora de Ingreso Social con Trabajo, es decir, de los planes de trabajo.

El ministro Triaca, por su lado, presionado por su propia agenda en relación a los sindicatos, la central obrera y la amenaza de paro nacional, y con poco conocimiento de los movimientos sociales, parece más inclinado a seguir las conclusiones de Quintana.

El Polo Obrero instaló varias carpas sobre la avenida 9 de Julio, frente a Desarrollo Social (Nicolás Stulberg)

Una información que no trascendió es que dirigentes del Movimiento Evita estuvieron reunidos con el vicejefe de Gabinete en su despacho de Casa Rosada para terminar de definir la reglamentación de la ley de emergencia social, que finalmente se concretó la semana pasada. El dato es llamativo porque prueba que la negociación con los movimientos sociales salió de Desarrollo Social, es decir, hay un nuevo gran tema que ahora es coordinado directamente por la Casa Rosada. Quizás esa sea la razón que explique las demoras y también el desconcierto que reina aún en los movimientos sociales más afines al Gobierno.

La protesta de esta tarde, que continúa esta noche, fue encabezada por el llamado Frente de Organizaciones en Lucha, integrado por el MTD Aníbal Verón y el Polo Obrero, entre otros grupos y, claramente, buscó restarle protagonismo a la Jornada Nacional de Lucha que realizarán este miércoles la Corriente Clasista y Combativa, Barrios de Pie y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) que lidera el Movimiento Evita.

Por cierto, todas estas organizaciones colaboran en conjunto para perjudicar a quienes necesitan circular y son rehenes de la ausencia de autoridad y orden en las calles. La Ciudad de Buenos Aires será el miércoles, otra vez, un caos imposible de transitar.