Disputas en el PJ: reagrupamientos y posible epidemia de adelantos electorales

Disputas en el PJ: reagrupamientos y posible epidemia de adelantos electorales

Varios gobernadores analizan desenganchar del calendario nacional su propia disputa para mantener el poder. Es un tema que el Gobierno nacional también sigue de cerca. En lo inmediato, los jefes provinciales empiezan a ensayar un armado político propio

 

 

Ya no se trata sólo de comentarios de sobremesa política: la hipótesis del desdoblamiento de elecciones provinciales para despegarlas de la disputa presidencial comenzó a ofrecer señales concretas cuando falta más de un año para la batalla de fondo. ¿Cuántas provincias podrían adelantar el calendario? "Todas", responde de manera seca y sin temor a la exageración una fuente del oficialismo que sigue de cerca esos movimientos. En ese cálculo, y en el que circula en medios del PJ, sobresalen los distritos gobernados por distintas expresiones del peronismo.

Nada podría ser definitivo cuando el almanaque indica que recién está siendo inaugurado el actual año político. Pero además de ejercicios en la mesa de arena, algunos síntomas resultan evidentes en varias provincias. Córdoba, San Juan, La Pampa y Tucumán aparecen últimamente en un tablero que de entrada incluía a bastiones en manos de versiones tradicionales y a la vez fuertemente locales del PJ, donde hace rato se confunden los límites partidarios y del Estado, como Formosa, San Luis y Catamarca.

La alternativa de un adelantamiento masivo de comicios provinciales es motivo de análisis desde hace meses en la primera línea del Gobierno, con especial seguimiento del ministerio del Interior. Están en guardia. Y son cada vez más visibles los movimientos orientados a ampliar alianzas en provincias gobernadas por el PJ – no sin algunas tensiones entre el macrismo y sus socios de la UCR- para enfrentar en mejores condiciones las competencias locales. Ese tipo de experimentos les dio resultados el año pasado en La Rioja y Salta, y estuvo cerca del éxito en San Luis y La Pampa. Son plazas a fortalecer.

De todos modos, un escalonado y persistente adelanto de elecciones puede generar percepciones diferentes, incluso encontradas, además de fatiga social. En el imaginario más optimista para la oposición, enhebrar una serie de éxitos locales podría ser alentador para alimentar después la campaña nacional. La idea de la ola o, más acotada, de una tendencia asoma cada tanto como elemento seductor. En espejo, naturalmente, puede ocurrir lo contrario si sorprende alguna caída fuera de cálculo.

Pero antes de llegar a las apuestas concretas, el análisis puede ser detenido en otro punto. ¿Cómo podría leerse una decisión extendida de los jefes provinciales del PJ respecto de su compromiso con la campaña presidencial?

Visto ese interrogante, también podría exhibirse como un gesto de preservación del poder provincial frente a un horizonte oscuro para la disputa por la Presidencia. En otras palabras: más que como parte de una ofensiva escalonada, podría quedar presentada como una actitud defensiva, un intento de alambrar políticamente el territorio propio ante la perspectiva de una derrota nacional.

Los gobernadores peronistas, muchos de ellos, analizan este camino casi de manera preventiva. No se trata de decisiones tomadas y eso no se debe únicamente a razones elementales de tiempos –formales y, por supuesto, políticos-, sino además a que aún es un interrogante cuál será su evolución como núcleo de poder hacia el interior del PJ y en la relación con el gobierno de Mauricio Macri.

La realidad indica que los jefes provinciales expresan, como conglomerado, el factor de peso más gravitante del peronismo. Pero por ahora, son un conjunto sin liderazgos reconocidos. Representan un poder de hecho, con muchos y permanentes canales de diálogo, aunque sin una dinámica más o menos orgánica y lejos de perfilar candidaturas para la disputa central del 2019. Están, sí, explorando caminos.

Miguel Angel Pichetto durante el encuentro de ayer en Gualeguaychú

La construcción de bloques propios en el Congreso puede ser considerada como el sendero de referencia. Ese trabajo fue facilitado en el Senado por el empuje y experiencia operativa personales de Miguel Angel Pichetto. Más trabajo y más tiempo llevó el armado de la bancada de diputados, menos gravitante en número pero igualmente ineludible para el Gobierno, a cargo del salteño Pablo Kosiner.

En esa línea, el correr del tiempo irá exponiendo la voluntad de los gobernadores para dibujar y ampliar su espacio en la interna partidaria. Es decir, hasta dónde y cómo avanzan con la experiencia que tuvo ayer en Gualeguaychú su primera demostración pública. La cita entrerriana mostró a los suyos con representantes de Sergio Massa y también del más reducido sector que acompaña a Florencio Randazzo.

Pichetto fue el principal organizador del encuentro. Y compartió escenario con Kosiner y senadores y diputados -en la mayoría de los casos, delegados directos de gobernadores- de Córdoba, Tucumán, Entre Ríos, Salta, Tierra del Fuego y Chubut, entre otros, además de bonaerenses como Diego Bossio –otro entusiasta de este armado- y un par más de legisladores de provincias en manos de Cambiemos.

La reunión fue distendida. Estuvo precedida, en la semana que termina, por aclaraciones sobre los concurrentes: se dijo que no asistieron gobernadores –en especial, el salteño Juan Manuel Urtubey- y tampoco Massa para evitar "confusiones" sobre lanzamientos de candidaturas por este espacio.

También trascendió que fue desalentada la presencia de Gustavo Menéndez, presidente del PJ bonaerense, que ha participado de los encuentros por la "unidad" que motoriza centralmente el kirchnerismo.

Este último fue uno de los gestos más cuidados para evitar paralelismos con las citas que vienen encabezando referentes del kirchnerismo como Agustín Rossi y Daniel Filmus. Menéndez participó de esa movida, no en el escenario sino en la platea, como ensayo de una suerte de dialoguismo unitario que, para varios intendentes que lo acompañaron en la pulseada bonaerense, empieza a ser motivo de disgusto porque "desdibuja" el empuje inicial destinado a componer una imagen renovadora del peronismo en el principal distrito del país.

La otra señal, en términos de imagen y de sentido más amplio de la convocatoria, fue la participación "oficial" del massismo. Una par de sus legisladores, entre ellos Daniel Arroyo y Felipe Solá, habían sido parte "a título personal" de los encuentros iniciales impulsados por el kirchnerismo y algunos aliados. Arroyo estuvo en Gualeguaychú. Y Solá estaría tomando distancia de la otra tenida.

La massista Graciela Camaño ayer en Gualeguaychú

Para completar la diferenciación y sentido de la cita en Entre Ríos, alcanzan un par de definiciones políticas. La primera, la distancia expresa con el kirchnerismo –y sobre todo con Cristina Fernández de Kirchner- y la intención de articular una alternativa real al macrismo, no una oposición que sea calificada exclusivamente por su dureza.

No fue el único mensaje de los límites internos. Además de presentarse como una "fuerza constructiva y democrática de centro nacional" –expresión con impronta de Pichetto-,prefirieron hablar de "reconstrucción" del peronismo antes que de unidad.

Ayer anticiparon nuevas reuniones en Mendoza y Córdoba. También la movida con sello kirchnerista busca un sentido territorial. Tuvo su primera puesta en Capital y su última entrega en San Luis, con Alberto Rodríguez Saá como anfitrión y estreno de Hugo Moyano como aliado. El recorrido sigue la semana que viene en Catamarca.

La competencia sale de gira.

Comentá la nota