Discapacidad: Estado y obras sociales no garantizan pago de coberturas de terapias y precarizan a trabajadores

Discapacidad: Estado y obras sociales no garantizan pago de coberturas de terapias y precarizan a trabajadores

El fraude laboral cometido por el Estado y las obras sociales o centros terapéuticos afecta a los trabajadores registrados como monotributistas: no se trabaja, no se cobra. Miles de psicólogos, psicopedagogos, terapistas ocupacionales, psicomotricistas y maestras de apoyo se quedarían sin cobrar los días de Pandemia. Y niños y jóvenes sin las prestaciones que necesitan.

 

La falsa ilusión del trabajo independiente y la estafa del monotributo

Desde que comenzó la cuarentena, se les solicitó a los prestadores la continuación de las terapias y apoyos por medio virtual. Con el doble sentido de continuar el trabajo terapéutico con quienes lo necesitan, y para que los trabajadores puedan cobrar sus honorarios. Esto se debe a que si bien son miles de psicólogos, psicopedagogos, terapistas ocupacionales, psicomotricistas y maestras de apoyo quienes cumplen funciones en las escuelas o externamente con los alumnos, para Obras Sociales o centros terapeúticos, figuran como monotribustistas. Ocultando así la relación laboral de dependencia y sometiendolos a una inestabilidad y precarización laboral.

Contrario al pedido de las y los trabajadores, hace días comenzaron a circular comunicados de las obras sociales y centros terapéuticos informando que no se garantizan los pagos de la segunda quincena de marzo y el mes de abril.

Esto agrava la situación de les trabajadores - en su mayoría mujeres - que vienen sufriendo años de desidia y abandono, como por ejemplo los retrasos en los pagos que, en el mejor de los casos, pueden llegar a tardar 90 días, y en el peor de los casos hasta 1 año o dos, o directamente no cobrarlo. Tampoco se cobra ni aguinaldo, ni vacaciones ni siquiera un bono.

Ese es el caso por ejemplo, de las Maestras de Apoyo, que en muchos casos realizan tareas pedagógicas, trabajando 20 horas semanales pero cobran un mísero “honorario profesional” de $17.000 en el mejor de los casos. Sobre eso se retiene un porcentaje para las obras sociales o centros terapéuticos y se suman los gastos de monotributo, obra social e ingresos brutos.

En este marco, el miércoles 8 salió la resolución 308/2020 en el Boletín Oficial donde se concretizan estos descuentos, llegando a abonarse solo la mitad de las prestaciones. O dejando grises en donde las obras sociales directamente no pagan nada. Esto sin duda profundiza aún más la precarización de les trabajadores y da cuenta nuevamente del gran negociado que existe en discapacidad, teniendo en cuenta que es el estado el que transfiere los fondos a las obras sociales para pagar a los prestadores mediante el Fondo Solidario de Redistribución.

Te puede interesar: Clases suspendidas ¿qué pasará con el salario de integradores escolares?

Esta crisis que se profundiza con la pandemia pone en evidencia también el abandono que sufren las familias, que no sólo mes a mes pelean fuertemente para que sus hijes vivan una vida plena, sino que también pelean contra el lucro de las empresas de la salud. Centralizar el sistema de salud bajo control de sus trabajadores y usuarios, unificando público y privado, para ponerlo a disposición de esta crisis, no sólo es necesario sino también urgente.
El ministro de Salud Ginés González Garcia realizó un anuncio que parecía ir en este sentido (obvio que sin control de los trabajadores, pues eso va contra el sistema capitalista) al proponer algo similar a lo que hizo el Estado español, declarar de utilidad pública la medicina privada. Pero ante el enojo de los empresarios que la manejan, retrocedió e hizo primar la ganancia de estos y no las necesidades sanitarias que tenemos en este momento. Hay que invertir las prioridades.

Esta pandemia deja en claro cuáles deberían ser las prioridades para el pueblo: que la crisis la paguen los capitalistas

Este no es el único ejemplo de cómo los empresarios se aprovechan de esta pandemia para seguir aumentando sus ganancias. Se viene evidenciando en los despidos - aún cuando existe un DNU presidencial con muchas limitaciones, que en teoría los prohíbe - o recortes de sueldos en empresas como Mcdonals, Garbarino, Fravega, Isadora, y muchas más.

En las escuelas las familias van a recibir bolsones de comidas que sólo puedan llegar a cubrir las necesidades de 3 días. Además, como venimos denunciando les docentes, quedan 80.000 estudiantes sin comida, mientras el gobernador Kicillof sale a decir que en la PBA se le está dando alimentación a todes los estudiantes. Muchos de los cuales son parte de familias trabajadoras que viven el día a día ¿Qué están comiendo los changarines en estos momentos?

La situación es crítica exigimos a las centrales sindicales que dejen de atomizar las luchas y que rompan la tregua con el gobierno! Deben estar a la altura del golpe que estamos recibiendo! Exigimos que se pongan a la cabeza de un plan de lucha que integre a todo el conjunto de los trabajadores que hoy están reclamando, no más despidos, no más suspensiones, salario igual a la canasta básica familiar. Y terminar con la tercerización, la precarización y la estafa del monotributo. El gobierno se ubica del lado del sector privado. Tenemos que obligarlos a pagar la totalidad del sueldo en todos los programas que nuclean a los prestadores precarizadxs de la salud, que cobren un salario igual a la canasta básica familiar por la carestía de la vida que amenaza todos los días en cercenarnos más el magro salario que ya tenemos.

Ante esta situación de mergencia peleamos para garantizar que aquellos trabajadorxs que no han podido conseguir trabajo por la imposición de la cuarentena, puedan acceder a un salario de cuarentena que sea de $30000, a fin de que esto permita poder sobrellevar estos momentos tan angustiantes.

Para esto se deben invertir las prioridades: empezando por no pagar la deuda externa, es necesario un impuesto extraordinario a los empresarios que tienen grandes fortunas, y que como mostramos en esta nota hacen sus ganancias a costa de nuestras vidas. Que la crisis, la paguen los capitalistas y no las familias trabajadoras.

Comentá la nota