¿La dirigencia política se renueva o se maquilla? Hablamos con el precandidato más joven de La Plata

¿La dirigencia política se renueva o se maquilla? Hablamos con el precandidato más joven de La Plata

En esta entrevista con Info BLANCO SOBRE NEGRO, Jerónimo Larsen relata cómo es hacer política en una ciudad como La Plata sin ser millonario y con 21 años de edad. Los primeros pasos, el desencanto con el espacio donde comenzó a militar, y su visión llena de futuro sobre los próximos años de la Argentina por venir. ¿Nace una nueva dirigencia o se recicla la política tradicional?

Lo primero que llama la atención es tu compromiso a pesar de tu corta edad.

¿Cuál fue tu recorrido militante?

A los 14 años, año 2008, empecé a militar en pleno conflicto entre el gobierno de turno y las centrales agrarias. Yo no entendía que la gente esté a favor de un gobierno, no lo había escuchado nunca. Siempre las manifestaciones eran en contra, no a favor. Y a partir de esa contradicción empecé a leer diarios para saber qué pasaba, investigando sobre políticas económicas y cómo eso repercutía en la góndola, es decir, en la vida cotidiana de las personas. Eso me llevó a armar una página web para exponer mi visión de las cosas que en ese momento yo creía y sentía que tenía que decir.

Hice volantes y los repartía invitando a gente a leerlo. En eso apareció un pibe que empezó a interiorizarse en mis ideas y con otros chicos me invitaron a comer y me contaron sobre la militancia partidaria, terminando de convencerme con un proyecto llamado “Pintamos 1000 Escuelas”. Y ahí comencé a militar en la Juventud Peronista. Tenía 14 años, y mi primera actividad fue pintar una escuela de un barrio alejado del Casco Urbano sin nada a cambio más que la satisfacción de haber colaborado.

Entiendo que ibas a la escuela en esa época ¿estaba vedada la actividad política?

Sabiendo que existían Resoluciones provinciales como la 4900/05 y la 4288/11 o, más adelante, la Ley Nacional de Centro de Estudiantes, conversamos con los directivos, representantes legales y hasta con la Inspectora del Distrito para organizar un gremio que represente a los y las estudiantes, pero; nos decían que para eso particularmente en mi escuela, estaban los Boy Scout. Esta lucha la tuvimos codo a codo con muchos amigos y amigas, pero la presión de la Dirección del colegio hizo que algunos se frustren, se alejen y hasta se vayan de la escuela. Terrible.

¿Esa situación sigue igual?

Sí, lamentablemente hoy existen un montón de escuelas que reciben subsidio del Estado, pero no dejan a los pibes tener su Centro de Estudiantes. Las mismas leyes que el Estado subsidiario hace, muchas escuelas aún las desoyen. Por eso es uno de los grandes temas a trabajar. Los estudiantes secundarios merecen su representación y su lugar, hecho que permitiría, por ejemplo, abordar desde otra óptica temas tan complejos como el bullyng, la deserción y las violencias.

¿Cómo continuó tu militancia?

Durante el secundario comencé a dar clases de apoyo en Altos de San Lorenzo y participé en otras actividades solidarias en distintos barrios de la ciudad. Después de terminar esta etapa, arranqué con la militancia universitaria en la Facultad de Humanidades donde inicié mis estudios en Ciencias de la Educación. Aunque ese estilo de militancia nunca me convenció porque sentía que las urgencias estaban en otro lado. Siempre me incliné más por la ayuda comunitaria, la solidaridad en los barrios, y decidí militar territorialmente en Villa Elvira, que es el barrio en el que nací y me crié. Ahí armamos cursos de computación para la tercera edad, clases de apoyo para los chicos de un comedor, y ya con mi carrera avanzada me inicié en la docencia en el Programa FinEes para que los adultos finalicen sus estudios. De la misma manera, estaba al servicio de cualquier necesidad que pueda aparecer de los vecinos: si a alguien se le quemaba la casa, conseguía ropa y colchones; si el vecino necesitaba charlar de sus problemas, iba a su casa y tomaba mate y le prestaba el oído; si algún pibe necesitaba apoyo escolar, una charla, allí iba. Mientras tanto, en ese camino participaba en Cursos, Congresos, Seminarios y asistía a charlas de todo para complementar mi militancia.

¿Con qué tipo de complemento?

Elementalmente la formación académica. Nunca concebí separadas la teoría y la práctica y por eso siempre participo en talleres o cualquier otra instancia que pueda fortalecer mi condición militante. En estos años, realicé un Seminario para trabajar con las adicciones, participé en voluntariados universitarios, cursos de liderazgo político, concurrí a Congresos por una educación inclusiva, seguí como docente de niños en una ONG y hasta participé como animador en una Colecta de Caritas. Entre tantos matices, siempre me pudo más la ayuda social.

¿Cómo te encuentra este año electoral?

Bueno, tras algunos desencantos con la forma de construcción política, entendí que muchas problemáticas de los vecinos estaban quedando afuera y no estábamos viendo las necesidades de la gente común. Luego de un quiebre personal y un alejamiento de los espacios a los que pertenecía, decidí formar algo nuevo, más amplio, menos excluyente y que excede los colores partidarios. Inseguridad, inflación, educación son cuestiones que no preguntan qué partido tiene a quien le afecta, hay que preocuparse por resolver cuestiones elementales, no importa a quién. Así nació el Frente Amplio Vecinal, donde no nos podemos dar el lujo de señalar con el dedo a quien votó distinto.

Y como entiendo que los problemas que estaban, continuaron o se profundizaron, nuestro tiempo tiene que estar destinado a pensar estrategias para encarar juntos lo que se viene, no en diferencias que son menores. Con esa idea empecé a caminar, a escuchar, a hablar y se sumaron muchas voluntades para lograr lo que hoy es este Frente Amplio Vecinal.

Y en términos electorales, nos llegaron ofrecimientos de varios sectores para pertenecer a una lista, pero decidimos integrar el espacio “Vamos Creando Ciudad Nueva”, encabezada como primer precandidato a Concejal por Leandro Amoretti, y constituido por ciudadanos y ciudadanas de a pie con los que damos pelea todos los días en cada rincón de la ciudad. Lo que nos mantiene alejados de los profesionales de la política, y mucho más de los políticos de escritorio que viven el Grand Bell.

¿Y cómo te sienta ser uno de los precandidatos más jóvenes de nuestra historia?

Estamos muy contentos, muy ilusionados. Por mi dedicación, mi experiencia y estudios en educación, con los compañeros entendimos que mi precandidatura a primer Consejero Escolar es una buena oportunidad para volcar lo aprendido a un lugar institucional. Sobre todo por lo que decís vos, al ser uno de los más jóvenes en ocupar ese lugar y no tener complicidad con ningún tipo de vestigio con el pasado. Por eso creemos que tenemos la fuerza suficiente para encarar las propuestas que elaboramos junto a docentes, directivos, cooperadoras, familias, alumnos y parte de la comunidad educativa en general que cuenta con un gran recorrido y bastas experiencias. Nunca olvidando que nuestro norte es trabajar por una educación cada vez más inclusiva y de calidad. Y lo lamentable, es que el Consejo Escolar de nuestra ciudad hoy está dejando mucho que desear. Muchos platenses no saben qué hacen los Consejeros Escolares, ni cómo se votan. Principalmente por su escaso trabajo. Por eso tenemos mucho por hacer.

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