La diplomacia de EE.UU. pasa a un segundo plano

La diplomacia de EE.UU. pasa a un segundo plano

La visión de política exterior de Trump deja debilitado al Departamento de Estado

WASHINGTON.- Un periodista le preguntó días atrás al vocero del Departamento de Estado, Mark Toner, en uno de sus primeros encuentros con la prensa, si el canciller mexicano, Luis Videgaray, que estaba en Washington, tenía alguna reunión prevista en la cancillería.

"Buena pregunta, la tomamos y te responderemos. No sabía que estaba, que el canciller estaba en la ciudad, y no estoy seguro", afirmó Toner.

La respuesta dejó atónito a más de uno en la sala de prensa. Videgaray es, quizás, el canciller que más ha visitado Washington desde que Donald Trump asumió la presidencia. Pero su destino suele ser la Casa Blanca, y uno de sus mejores interlocutores no es el secretario de Estado, Rex Tillerson, sino el yerno del presidente, Jared Kushner, señalado como un "diplomático en las sombras".

Todo fue una señal más de un cambio cada vez más evidente en Washington: el Departamento de Estado, la cancillería de Estados Unidos, el conglomerado diplomático más poderoso del mundo, ha quedado debilitado con el liderazgo de Trump, y el doble giro de su política exterior, del multilateralismo a "Estados Unidos primero", y del "poder suave" al "poder duro", recostado en el poderío militar.

El golpe de gracia fue la propuesta de presupuesto presentada por Trump que busca un recorte de casi un tercio en los fondos. Esa visión draconiana -que algunos creen no sobrevivirá en el Congreso- golpearía no sólo al personal, sino que también impactará de lleno en la ayuda externa a otros países, programas de intercambio educativo y cultural, y la lucha contra el cambio climático o enfermedades. Todo, para financiar un aumento en los fondos para el "poder duro", el Pentágono.

"Es otro tipo de diplomacia", confió a LA NACION un diplomático mexicano en Washington empapado en la relación bilateral, que atraviesa uno de sus momentos más difíciles. "El poder suave, al menos, se está debilitando, y las señales apuntan a que se va a desvanecer o que va a dejar de ser un poder suave", completó.

El recorte en la influencia del Departamento de Estado es en cierta medida la puesta en práctica del espíritu nacionalista de la administración de Trump. Las relaciones estratégicas de Washington han quedado menos afectadas. Pero los vínculos menos relevantes -entre los que se encuentra la Argentina- y las relaciones multilaterales han quedado más desprotegidos.

Dentro de la cancillería existen más evidencias: la burocracia ha quedado aislada del poder político porque todavía no se han completado muchos cargos, incluidos puestos de envergadura como los directores regionales o jefes de departamento. Un ejemplo: Francisco Palmieri aún es el principal representante para la región como subsecretario adjunto de Estado para el Hemisferio Occidental.

Una razón esgrimida es que la nueva administración aún está acomodándose y este tipo de "huecos" son típicos de los cambios de gobierno. Pero Trump y Tillerson han dado señales de que no planean cubrir todas las vacantes. Trump, al hablar de todo su gobierno, no sólo de la cancillería, dijo que muchos cargos "no son necesarios".

"Confío en que con la participación de los hombres y mujeres del Departamento de Estado vamos a construir un camino que nos permita ser mucho más eficaces, mucho más eficientes y poder hacer mucho con menos dólares", dijo Tillerson, en una de las conferencias de prensa de su gira por Asia.

Tillerson también ha impuesto un marcado bajo perfil. No llevó periodistas en su gira, un quiebre con una tradición que generó malestar, sobre todo cuando, al explicar su decisión, dijo que entendía la importancia de informar lo que hacía, pero que no era "una persona de gran acceso para la prensa".

Tuvieron que pasar semanas hasta que Toner volvió a brindar las tradicionales conferencias de prensa en la sede de la cancillería norteamericana, en Foggy Bottom. Una de las preguntas que tuvo que responder fue si la diplomacia tenía "voz" en la Casa Blanca, o si estaba "sentándose en el asiento de atrás".

"Puedo asegurarle que el secretario Tillerson está muy comprometido con la Casa Blanca, muy comprometido con el presidente, habla con él con frecuencia. Estuvo allí creo que ayer mismo para una reunión, y puedo asegurarles a todos que la voz del secretario, o la voz del Departamento de Estado, se escucha alto y claro", respondió.

Lejos de ser una prioridad

Reducción de fondos

El presupuesto de Trump recorta casi un tercio los fondos a la diplomacia

Cargos vacantes

Todavía no se completaron muchos cargos, incluidos puestos de envergadura

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