“En los primeros años de nuestra empresa, allá por 2004, la recaudación por venta de boletos superaba al subsidio nacional establecido para los servicios de transporte urbanos en un 514 por ciento; en 2008 los ingresos eran mayores en un 210 por ciento; y en este momento nos encontramos con que el subsidio pasa a la cobranza en un 14,6 por ciento”, describió Oscar González, gerente de La Nueva Perla, para ilustrar el retraso en el cuadro tarifario en sí mismo y en su relación con el aumento de costos. 

Al referirse a la injerencia que tienen los subsidios nacionales en la tarifa, al menos en las empresas fuera de Capital y el Conurbano, utilizó en repetidas ocasiones el término “atenuar”. Recordó que estos aportes se establecieron como un modo de ayudar a las empresas para que cubran los fuertes impactos en las variaciones de los salarios, cargas sociales y combustible y no tener que trasladar estos costos a la tarifa de un servicio público que debe ser siempre accesible para sus usuarios que en general son estudiantes y trabajadores. “Y se reitera el término atenuar”, dijo González, “dado que nunca el objetivo fue cubrir totalmente los costos de las empresas, es decir que el resto de los incrementos debió siempre solventarse con actualizaciones de tarifas”. 

Con respecto a las variaciones sucedidas desde 2004 explicó: “Se originaron no por menor cantidad de usuarios sino en la insuficiencia en el valor del boleto establecido en cada momento para transportar esa cantidad de pasajeros; por lo tanto, analizando los datos anteriores proporcionados, se obtiene uno de los indicios que da origen  a una pérdida acumulativa de la tarifa desde que se empezó a actualizar mediante solicitudes a las autoridades municipales correspondientes”. El problema, refirió, son las respuestas a estos pedidos “siempre fueron satisfechas extemporáneamente y con valores inferiores a los solicitados para que la empresa fuese sustentable posibilitando rentas e inversiones”. Es decir que llegaban tarde y por lo tanto quedaban desactualizados.

Datos claros

González aprovechó el contacto con la prensa para explicar a la comunidad cuáles son los números de La Nueva Perla y por qué esta en riesgo su continuidad en Pergamino. “Desde 2004 el salario neto de un chofer aumentó en un 1.330 por ciento mientras que la tarifa lo hizo en un 350 por ciento; a su vez entre el costo laboral y mantenimiento de los colectivos, que son los precios más significativos para la empresa, hubo un incremento del 3.746 por ciento; mientras que entre subsidio y tarifa se incrementaron en un 3.650 por ciento”, describió. “Claramente surge que esa diferencia del 96 por ciento es un indicio del retraso acumulado de los precios del boleto a lo largo del periodo de funcionamiento de La Nueva Perla en Pergamino”, resaltó el representante de la firma. 

“Aplicando los costos reales con la fórmula establecida por la Secretaría de Transporte de la Nación, la tarifa actual debiera ser de 8,82 pesos, valor que necesita la empresa  para que pueda ser sustentable, rentable y con posibilidades de inversión.

Pero para González uno de los mayores problemas está en los tiempos que se toma el Municipio en autorizar los cambios de tarifas, cuyo pedido se eleva según los números del momento pero se hace efectiva muchos meses después, cuando son avalados y cuando ya no tiene vigencia: “Siempre hay una diferencia de valores de tarifa y de tiempos de otorgamiento, entre lo que marcan los estudios de costos, lo que la empresa necesita y lo que los concejales determinan políticamente como suficiente; en consecuencia en cada pedido nunca se llega a acordar lo necesario para que La Nueva Perla sea sustentable, por lo que se sigue aumentando la diferencia acumulativa de retraso de tarifa según las actualizaciones que se fueron dando. Circunstancia esta que será de responsabilidad absoluta de los Poderes Ejecutivo y Legislativo ante el caso de las pérdidas sufridas o a sufrir por la empresa prestataria de este servicio público, que podría llegar hasta su desaparición”, advirtió ayer el gerente de la compañía.

Es dable señalar que esta posibilidad no es remota, de hecho muchas ciudades como la nuestra no cuentan con transporte público, como es el caso de Junín. Sin embargo, Pergamino cultural e históricamente está acostumbrado a disponer de esta movilidad, tal vez porque supo contar con tres líneas locales que durante décadas conectaron la ciudad. Luego llegaría La Nueva Perla y, la verdad sea dicha, en caso de dejar esta firma la ciudad, no será fácil conseguir otra prestataria porque, claramente, no es un negocio rentable.  

Lo que pide la empresa para seguir es una actualización de tarifa; el valor real del servicio que se presta, según González, sería de 8,82 pesos. Pero el referente aclaró: “Atendiendo a la situación del impacto sobre la economía de los usuarios del servicio es que, por ahora, sólo para sostener el actual servicio en todas sus características actuales de prestación, pedimos un valor inmediato de 6,50 pesos”. 

El tema es que esta contemplación tarifaria se licúa con cada hora que no llega la autorización municipal para su aplicación debido al marco inflacionario. “Esta actualización debería haberse resuelto y aplicada, a más tardar en junio de este año, ya que se solicitó en ese momento la correspondiente nota; no obstante no debe olvidarse la antigüedad de esta empresa en la prestación del servicio como así también la historia de los colectivos en nuestra ciudad, remarcando que en localidades similares a Pergamino el transporte público ni existe al desaparecer por este tipo de razones que venimos explicando”, remarcó Oscar González. 

“Es este atraso en la aprobación el origen de la demora de la empresa para invertir en rampas como se había solicitado a través del Municipio, entre estas cosas”, dijo el referente de La Nueva Perla en respuesta a los condicionamientos puestos por las autoridades locales.