El difícil momento familiar del ex gobernador Urribarri

El difícil momento familiar del ex gobernador Urribarri

El ex gobernador atraviesa momentos familiares intensos. A la muerte de su hermano de una enfermedad terminal se le suma una de su esposa y compañera de vida de hace 36 años, que en principio estaría controlada.

Urribarri sabe apostó fuerte durante sus 8 años de gestión para que el equipo entrerriano llegara a la máxima categoría del fútbol nacional y el premio llegó justo cuando terminó su último mandato. Después desapareció de las redes sociales dejando a 124.535 seguidores sin una palabra más. Será por cuestiones politicas, personales, solo Urribarri sabe por qué después de una hiperactividad en las redes se retiró. Hasta ahora.

El ex gobernador reapareció con una carta en la que da detalles del momento familiar. Y realmente hace notar que lo que más le importa es la familia, pues si de política se tratara, no le agradecería, entre otros, al llamado de Jorge Busti, enfrentado desde 2008 en términos políticos.

 

La carta que publicó Urribarri

Volviendo de depositar los restos de mi hermano en el cementerio de Arroyo Barú, el pueblo que nos vio nacer a él, a Guillermo y a mí. Desde que nos comunicaron que el cáncer se había adueñado de su cuerpo, empezamos a despedirlo. Fueron largos y tristes meses. Pero no fue lo único, también la salud de mi compañera de toda la vida y madre de mis cinco hijos pasó por esas horas terribles de la incertidumbre y malos presagios. En esas horas dejé de interactuar en Facebook, Twitter y toda otra herramienta que nos brindan las redes sociales.

Y lo dejé de hacer no porque me faltaran fuerzas ni ganas, por el contrario, estaba dispuesto a pelearla pero consideré que después de años de esfuerzo dedicándole la mayor parte de las horas al gobierno era el momento de priorizar mi tiempo a mis afectos, a mi familia que me necesitaba. Dios quiso que las biopsias de Analía dieran normales, ese día nos abrazamos y lloramos juntos agradeciendo al supremo que nos diera la posibilidad de replantearnos algunas cosas y mejorar una relación que ya lleva más de 36 años, con buenas y no tan buenas como casi todas las parejas. En cambio la salud de mi querido hermano empezaba a complicarse cada vez más.

La noche de Navidad fue la última que lo disfrutamos y fue tan lindo como cada una de las últimas 23 que siempre pudimos compartir en mi casa. Con Guillermo y mi sobrina María Emilia, ambos médicos, más la ayuda de la FAMILIA EN PLENO, y algunos amigos hicimos todo lo posible para darle la mayor y mejor sobrevida posible. Bochita era veterinario, una profesión que ejerció relativamente poco, 10 o 12 años. Era un tipo muy especial, lo quería todo el pueblo, pero los que más los van a extrañar son esos abuelos a los que todos los meses visitaba para ver que tramite necesitaban. Y allá marchaba en su bicicleta a oficiar de gestor improvisado. Por mi abuelo Luchessi le habían puesto Armando, y por mi abuelo Urribarri el segundo nombre Arturo, casi nadie conocía su nombre, era para todos el Bocha.

Hoy que se fue vuelvo a escribir, como desahogo pero fundamentalmente como una manera de devolver tanto afecto y comprensión que recibí de muchísimos de ustedes. Vamos a estar ahora muy cerca porque esa es la manera en que entendemos y caminamos por la política. Siempre nos sentiremos orgullosos de los años que protagonizamos mejorando la vida de miles y miles de compatriotas, y ahora nos convoca la necesidad de cuidar tantos derechos conquistados.

Quiero agradecer profundamente a la enorme cantidad de compañeros y amigos, funcionarios y colaboradores, legisladores e intendentes del oficialismo y de la oposición, al vicegobernador Bahl, al ex gobernador Jorge Busti, a mis hermanos José Eduardo Laurito y José Orlando Cáceres, a ex intendentes y ex legisladores del oficialismo y de la oposición por el saludo, la presencia, los llamados, los mensajes.

Gracias a mi Compañero y amigo Carlos José Scelzi que durante muchos días de estos meses puso generosamente su casa y su hospitalidad para que Bochita descanse tranquilo.

Quiero agradecer especialmente a mi amigo el gobernador Gustavo Bordet que en plena jornada de trabajo me llamó para decirme que iba a llegar hasta el velorio. Le agradecí y le pedí que no ande a lo loco, le pedí que se cuide porque todos lo necesitamos entero y muy activo. Y quiero agradecer de manera especial el llamado de nuestra Presidenta Cristina que me regaló 14 minutos de charla telefónica que me conmovieron hasta la médula.

Gracias porque todos nos ayudan a encontrar cristiana resignación frente a la muerte.

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