Lo que no se dice en el tendencioso informe de la CEA sobre la UNMdP

Lo que no se dice en el tendencioso informe de la CEA sobre la UNMdP

En estos días nos encontramos con un informe en todos los medios de nuestra ciudad, pero también a nivel nacional, del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA), con una clara intencionalidad de desprestigio a las universidades públicas. Como representante de los 25.000 estudiantes a los cuales hace referencia el informe me veo en la obligación ética y moral de pedir el derecho a réplica y contestar.

En la mayoría de los casos se repite el mismo título “43.000 pesos por estudiante en la UNMdP”, que surge de un análisis lineal y que nada tiene de profundo, de dividir la totalidad del presupuesto destinado a nuestra universidad, cerca de 1.100 millones de pesos, por la matrícula de estudiantes. Lo primero que hay que decir es que, además de las tareas que los estudiantes llevan adelante en nuestras casas de altos estudios, también realizan sus funciones diariamente cerca de 850 trabajadores universitarios y unos 3.250 docentes.

En segundo lugar, es menester destacar que desde la Reforma Universitaria del año 1918 se pusieron como cimiento de la educación superior en el país tres funciones fundamentales, la enseñanza, la investigación y la extensión. Estas hacen al porqué del sostén por parte de toda la sociedad del sistema universitario público y las que nos diferencian claramente del sistema mercantilista que proponen las universidades privadas, que toman al conocimiento y a la enseñanza simplemente como una mercancía o un negocio.

Nuestro sistema de investigación nos ubica, en relación al conocimiento generado, en el cuarto lugar entre todas las universidades del país, teniendo un modelo de becas de investigación propio que llega a casi 100 becarios en todos sus niveles (becas de estudiantes avanzados, graduados nivel A y graduados nivel B), y diferentes líneas de conocimiento.

Prestigio

Por otro lado nuestra casa de altos estudios es una de las de más prestigio a nivel nacional en la extensión. Esta es la relación que mantiene la universidad con el resto de la comunidad que la rodea, intentando generar una democratización del conocimiento con todos aquellos que no tienen la posibilidad de acceder a un estudio de nivel superior. Hoy existen en la universidad políticas que son de vanguardia en este área, como es la creación de las prácticas sociocomunitarias que plantea la curricularización en los diferentes planes de estudio de horas obligatorias que los estudiantes deben cumplir en organizaciones sociales de nuestra ciudad, para lo cual se crean 9 becas para cada una de las unidades académicas que componen la UNMdP. Por otra parte, existen cerca de 20 proyectos de las diferentes áreas que obtienen financiamiento y se llevan adelante en barrios de nuestra ciudad que integran tanto a estudiantes como a graduados y docentes. Por último, pero no por ello menos importante, la reciente creación de los ocho centros de extensión universitaria con sus respectivos becados docentes y estudiantes, que se han abierto en diferentes barrios de la ciudad, pero también en Batán, Balcarce y Santa Clara, refuerzan la idea de una universidad comprometida con su entorno. En su primer año de funcionamiento, con apenas tres centros con sus puertas abiertas, se calcula que más de mil vecinos de nuestra ciudad pasaron por las diferentes actividades culturales, académicas o recreativas que allí se realizan.

Lejos está el informe de la CEA de analizar la situación de crisis presupuestaria que viven las universidades a lo largo y ancho del país, en particular analizar el presupuesto de nuestra universidad en términos relativos es una cosa y en términos absolutos es otra. A simple vista, pareciera ser mucho 1.100 millones de pesos anuales, pero lo que no se dice es que el 93% de la totalidad se va en el pago de sueldos y solo el 7% restante queda para llevar adelante políticas de investigación, extensión y de bienestar estudiantil, ya que nuestra institución cuenta desde hace algunos años, y por esfuerzo de toda la comunidad educativa, con grandes avances, como son el comedor universitario o las becas de ayuda económica para los estudiantes. Asimismo, es importante destacar que la arbitrariedad en la distribución de los fondos destinados a la educación pública superior por parte del Estado nacional ha sido especialmente dura con la Universidad de Mar del Plata durante los últimos años, por no ser la gestión del mismo color político del gobierno nacional de turno. Las políticas de Estado en materia educativa deben ser sostenidas en el tiempo y no dependientes simplemente del partido que le toque gobernar en una coyuntura.

Creo, para terminar, que hay una clara línea del Gobierno nacional de ajustar al sistema de educación superior, de volver a la vieja teoría de “el que quiere puede”, a esa teoría de los ’90, del libre albedrío, de que con la simple voluntad uno puede desarrollar sus metas en la vida y que la condición social, económica o cultural no son barrera alguna para acceder a todos esos objetivos. Pero la sociedad es sabia y aprende de los errores. Por esto mismo será la comunidad educativa la primera en alzar la voz cuando se nos quiera ajustar, cuando se nos quiera desprestigiar, porque estamos convencidos de que defendiendo nuestras universidades públicas y el acceso de toda la población a ellas, estamos defendiendo la construcción de una sociedad más justa, igual y solidaria. Porque como ya decía algún sabio, no hay peor enemigo de un gobierno corrupto que un pueblo educado.

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