El detenido no declaró ante el juez

El detenido no declaró ante el juez
Hay elementos que permiten sostener su detención y que complican su situación. Además de las amenazas, están las balas secuestradas y el barrido de pólvora en sus manos que dio positivo.

Restos de pólvora habrían encontrado los peritos en las manos del ex empleado de la carnicería El Inicio, sospechado de haber participado en el homicidio de la joven Ailín García. Así surge de la investigación en curso, mientras el sospechoso sigue detenido, aún después de haber sido llamado a indagatoria. Esta diligencia procesal se concretó ayer en horas de la mañana cuando la Policía trasladó al hombre, de 35 años, desde la Comisaría Primera hasta los juzgados penales de la calle Santiago del Estero 44.

Ante el juez Mauricio Zabala no quiso declarar como imputado y volvió a su celda.

“Hay elementos para sostener su detención”, indicaron fuentes judiciales consultadas por este diario.

El hombre es asistido por un abogado particular que ya pidió su excarcelación, pedido que resolverá el magistrado en las próximas horas y que, se presume, rechazará. El fiscal que entiende en la causa, Maximiliano Breide Obeid, dictaminó de forma desfavorable.

“Hay material de sobra que indica que el sospechoso tenía motivos para hacerlo. Pero hay que probar que fue él”, indicaron otras fuentes consultadas, con acceso al caso.

De la prueba colectada, están las balas calibre 22 encontradas en su casa y compatibles con las utilizadas en el hecho. Dos disparos recibió Ailín en su cabeza, y los médicos forenses pudieron recuperar los plomos.

Test orientativo

También surge otro elemento revelador en su contra que complica su situación: en las manos del sospechoso los peritos encontraron rastros de pólvora, que indican la presencia de plomo. Así, lo que se conoce como “barrido electrónico” arrojó resultados positivos.

Pero como es un test orientativo, se indicó que para tener certeza, la Justicia recurriría al Instituto Balseiro (Bariloche).

Mientras avanza la investigación, se esperan los resultados de varias pericias que llevan más tiempo tales como los análisis de ADN a las ataduras con ropa y soga de nylon que utilizó el asesino para maniatar a su víctima.

Se busca, además, probar si hay manchas de sangre en el auto del sospechoso que fue secuestrado al momento de su aprehensión. Esto es, el jueves pasado en su lugar de trabajo: una carnicería del barrio Valentina.

También está pendiente la apertura de los celulares secuestrados. Uno de ellos era de Ailín y de acuerdo a fuentes judiciales, la joven habría grabado en una oportunidad, una de las amenazas telefónicas que recibió de parte del sospechoso. Así se desprende de la declaración de su hermano.

El sospechoso, que trabajaba en la carnicería El Inicio, de las calles Libertad y Lisandro de la Torre, en noviembre del año pasado había sido despedido por la joven, al frente del negocio familiar junto a su hermano, en lo que fue un “despido con causa”, indicaron otras fuentes consultadas.

"Despido con causa"

Ocurre que no sólo el hombre había sido descubierto antes de que pudiera concretar un autorrobo, sino que también hay una denuncia radicada en la Comisaría Tercera en su contra por presunta defraudación.

Al parecer, el sospechoso habría utilizado el nombre de la firma para cobrar un dinero que no le correspondía.

Después de haber sido despedido, trascendió además que el negocio familiar comenzó a ser blanco de una seguidilla de hechos extraños.

Incluso está el testimonio clave de una amiga, a quien días antes de que Ailín fuera ejecutada, la víctima le dijo que si algo le pasaba era el hombre ahora detenido.

De acuerdo a cómo avanza la investigación, se sostiene como hipótesis más firme la de un crimen por venganza. Y lo cierto es que la persona que mató a Ailín conocía en detalle las instalaciones de la carnicería y frigorífico.

Con conocimiento pleno

En principio, sorteó todos los accesos convencionales y con cámaras de seguridad para entrar por una puerta de la terraza que comunica directamente con las oficinas administrativas de la planta alta del comercio. Allí sorprendió a la joven, de 21 años, y la mató. Fue su hermano quien la encontró.

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