Los desvelos de la economía posblanqueo

Los desvelos de la economía posblanqueo

Los bancos públicos salen a la cancha; el debate por las cuotas crece y se busca bajar la incertidumbre por las elecciones a inversores del exterior

 

En el gabinete económico hay un antes y un después. No se trata concretamente de la salida de Alfonso Prat-Gay, sino del día D para que culmine el sinceramiento fiscal. Aunque guardan la estimación oficial, la calculadora del Gobierno ya anticipa en unos US$ 120.000 millones el resultado final del blanqueo para el próximo 31 de marzo.

Es decir, para la fecha de cierre definitiva que existe para declarar propiedades del exterior y el dinero que hasta ahora se encuentra afuera del sistema con una multa del 15%. Las agendas inmediatas varían según el piso del Palacio de Hacienda que se visite aunque todos coinciden en que hoy se trabaja con mayor cohesión con "el poder". Así se refieren a la Casa Rosada adonde reportan a los coordinadores del Gabinete, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui y adonde discuten semanalmente el devenir de cada una de sus áreas.

Por las huestes de Irigoyen 250, el optimismo aparece en los distintos pisos. El consenso es que la economía repuntará en los próximos tres meses y que la tendencia alcanzará su punto más alto en la previa de las elecciones. "Olvidate. Es un hecho y no hay vuelta atrás", repiten al unísono los principales referentes ante la consulta de LA NACION.

En el Ministerio de Finanzas se respira mayor tranquilidad después de haber cubierto el 70% de las necesidades financieras del año. A fines de 2016 se vaticinaba que el efecto Trump combinado con una mayor incertidumbre global podría haber sido un problema de fondo para un país con déficit y el por entonces secretario de Finanzas -hoy devenido en ministro- ya había preparado los escenarios tentativos. Con eso resuelto su agenda pasa ahora por potenciar el mercado de capitales que es todavía una pata débil de la economía local.

El objetivo es acelerar la reforma del mercado de capitales que quedó fuera de agenda en 2016.

Al momento de buscar financiamiento externo la recepción superó las expectativas aunque hubo una persistente pregunta que aun resuena en los oídos de los principales funcionarios. La misma se escuchó en el foro de Davos y entre los influyentes empresarios internacionales que visitan la Argentina.

"¿Qué pasará en las elecciones de medio término?", consultó esta semana por lo bajo el economista jefe de uno de los principales bancos. La respuesta desde el gobierno nacional surgió natural y con el tiro certero de un ensayo previo: "Estamos preparados para los dos escenarios. Si perdemos no nos preocupa porque ya pudimos gobernar con minoría en las dos cámaras y si ganamos nos dará mucha más fuerza para avanzar con las cuestiones estructurales. Lo que sí puedo decirle es que en la Argentina los días de kirchnerismo terminaron", minimizó convincente uno de los referentes de Economía. Por lo bajo, sin embargo, siguen de cerca las encuestas con la pasión electoral y saben que un triunfo en las urnas sería un acelerador clave.

Cada uno de los brotes verdes microeconómicos es celebrado con un particular semáforo que no es el de la Aduana. "Ya estamos viviendo un año en el que los indicadores van a ser todos mejores que en 2016, en un contexto en el que la emisión será cada vez menor. Eso hace que nuestro riesgo país caiga y la economía comience con su derrame", se entusiasmaron desde otro de los ministerios del Palacio de Hacienda.

El 1,3% de inflación de enero que difundió el Indec fue otro de los puntos que celebraron la semana pasada. Sin embargo, generó algunas suspicacias entre la oposición. "¿Cómo puede haber tanta diferencia entre la inflación según Indec y la dirección de estadísticas de la ciudad de Buenos Aires?", reflexionó uno de los economistas más influyentes del establishment. Y agregó: "1,3% versus 1,9%. Es desconcertante".

Desde el comercio minorista las opiniones sobre las últimas medidas macro están divididas. "Acaban de derribar un hábito que para la mayoría de la sociedad argentina era una institución: las cuotas sin interés. No lo puedo creer."

La frase es de uno de los dueños de una marca emblemática. "Me pregunto: qué necesidad de hacerlo ahora cuando finalmente el consumo estaba repuntando. Por qué no recorrer un poco más la calle que la academia. ¿Qué pasa si el repunte no demora dos meses ahora, sino siete u ocho", repitió enojado el empresario a modo de catarsis.

Las opiniones entre los retailers están divididas según el rubro en el cual compiten. Para los principales referentes de cadenas de electrodomésticos el fin del Ahora 12 y Ahora 18 tal como se los conocía era una medida imprescindible para recuperar la rentabilidad perdida y los márgenes que ya advertían luces rojas. Para las cadenas de indumentaria la decisión de la Secretaría de Comercio les preocupa porque aseguran enfrió las ventas y ni siquiera las rebajas de temporada están produciendo el efecto deseado.

La llegada de los tres principales bancos públicos a la guerra de las cuotas se gestó en el marco de una de las reuniones del gabinete económico. Si bien su poder de fuego es de sólo el 15% del mercado de las tarjetas de crédito, el objetivo fue mostrar un nuevo capítulo en la batalla que libran principalmente con Prisma, empresa controlante de Visa en la que a su vez participan catorce bancos como accionistas. El silencio de las entidades financieras tampoco es casual.

"Ahora ofrecemos financiación al 19% -un costo financiero total menor al 25%-. Es decir, menos de la mitad de lo que ofrecen los privados. La competencia ya comenzó", grafican desde Economía.

La decisión de la Secretaría de Comercio de avanzar con la comunicación de un contado "más barato" y un valor financiado "más caro" no tuvo en los primeros días los resultados esperados. La confusión entre los comerciantes se convirtió en el común denominador. Los consumidores, en tanto, vieron cómo se disparaba el precio final financiado y desde un encuentro en la Cámara de Comercio quedó en evidencia que muchos jugadores están todavía muy desinformados de los pasos a seguir.

"Todos coincidimos en que el mediano plazo llegará con baja genuina de precios al contado pero la fotografía actual muestra que no era el momento para enfriar el consumo", se sinceró uno de los hombres del Gabinete. En la sede del ministro Cabrerase defienden: "Los planes de hasta 50 cuotas hubieran sido imposibles si no aplicábamos los precios transparentes. Ahora es tiempo de competir y esperar. No se puede juzgar en diez días un cambio estructural".

Por su parte, Nicolás Dujovne y su equipo aspiran a resolver uno de los temas más complejos: una reforma tributaria integral. Trabajan también con la pauta de inflación del 17%, pero es frecuente escuchar al ministro con su visión de menos de un dígito para 2018.

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