"Después de las torturas de Prefectura, Bullrich vino a Zavaleta para filmar un spot"

A un mes de los tormentos sufridos por dos jóvenes en la villa 21-24 de Barracas, Nacho Levy, de La Garganta Poderosa, cuenta los padecimientos de la violencia institucional y la indiferencia de Macri.

El sábado 27 de septiembre, apenas arrancó la primavera de este año, los vecinos de la villa 21-24 del barrio porteño de Barracas tuvieron otra noche negra gracias a las fuerzas de seguridad que controlan el territorio. Esa vez se conoció gracias a la denuncia de dos pibes de 15 y 18 años, integrantes de la organización La Garganta Poderosa, que se animaron a denunciar ante la Justicia las torturas y tormentos que sufrieron a manos de una decena de efectivos de la Prefectura Naval Argentina y de otros tantos de la Policía Federal.

El caso volvió a poner al asentamiento porteño de Zavaleta en el ojo de las denuncias por violencia institucional y desembocó en la detención de siete de los efectivos involucrados, que fueron cesanteados una hora antes de un acto en el barrio, con la presencia de distintos organismos de derechos humanos que se concentraron para proteger a los pibes.

Han pasado 30 días desde que Ezequiel Villanueva e Iván Navarro pasaron la peor noche de su corta vida y, según cuenta Nacho Levy, las cosas en el barrio del sur porteño no han parado de empeorar, y han llegado al punto del absurdo, como el road show que protagonizó la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, esta última semana, cuando recorrió la villa, rodeada de custodios, para filmar un spot publicitario. A sus 36, Levy es uno de los integrantes de la organización La Garganta Poderosa, nacida hace 14 años en Zavaleta, y actualmente presente en 44 puntos de todo el país. En diálogo con Letra P, el militante popular revela la situación que vive uno de los asentamientos más postergados del distrito originario del PRO, donde viven más de 60.000 habitantes.

-Ha pasado un mes de las torturas que sufrieron los dos integrantes de la organización. ¿Qué ha cambiado desde entonces?

-Ha sido todo horrible, porque desde el minuto cero Iván y Ezequiel tuvieron que vivir lo que vivieron hasta ahora: una sucesión de situaciones ilegales inadmisibles y anacrónicas. Los dos fueron sometidos a torturas a la vera del Riachuelo de la Villa 21, después de ser detenidos ilegalmente. A Ezequiel la Federal lo detuvo para hacer una requisa y a Iván sólo por pasar por el costado le pegaron una trompada en la boca. Después los dejaron ir para que los agarrara Prefectura. Los subieron a un auto, los encapucharon, los llevaron a una garita que está en Iguazú y Osvaldo Cruz (Barracas). De ahí los obligaron a  subir de vuelta al patrullero después de pegarles, los esposaron a las vallas del Riachuelo, en el camino de Sirga, y ahi los obligaron a correr a máxima velocidad mientras estaban esposados en una de las manos. Por esa razón Iván estuvo varios días sin sensibilidad en la mano izquierda. También los obligaron a hacer flexiones de brazos mientras les saltaban en la espalda, después les quemaron las piernas con cigarrillos, los obligaron a rezar un padre nuestro para no asesinarlos. Les decían que salieran corriendo y que iban a matar al que llegara último. La verdad es que todo fue de terror. Durante varios días, los chicos prácticamente no podían ni querían hablar. 

-¿Cómo identificaron a los prefectos que los torturaron?

-Finalmente los chicos se decidieron a hacer la denuncia en la fiscalía y ahi reconocieron a uno de los prefectos que los había torturado vestido de civil. En ese momento Iván se lo dice al fiscal y eran tan contundentes los testimonios, que el propio funcionario pide la detención en el momento. Al dia siguiente detuvieron a otros dos y después se entregan otros cuatro. Quedaron siete prefectos presos en el penal de Marcos Paz, pero ahora hay uno que salió libre gracias a la estrategia de la defensa. Uno sólo se decidió a declarar y los otros no declararon. A esos los dejaron procesados con prisión preventiva y el otro sólo esta procesado. Para nosotros es muy importante porque sentimos que lo aberrante del hecho pone sobre la mesa un montón de situaciones que son mucho mas cotidianas de lo que nos quieren hacer creer. 

-¿Cuál fue la respuesta de los gobiernos nacional y porteño?

-Las respuestas institucionales, de ahí en más fueron tan violentas como las que sufrieron los pibes a manos de la Prefectura.  No hubo ni un solo acercamiento de (el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Claudio) Avruj a la familia de los pibes, ni de parte del Ministerio de Seguridad. Fue una cadena de provocaciones que terminó de coronarse esta semana, cuando vino Patricia Bullrich a grabar un spot publicitario, custodiada por la Federal, Prefectura y Gendarmería al barrio donde la familia de Ivan y Ezequiel tuvieron que exiliarse por las amenazas de quienes debían cuidarlos. 

-¿Cómo sucedió la aparición de Bullrich en el barrio?

-Así, sin haberse comunicado nunca nadie con la familia. Aparecieron en el barrio con todo un andamiaje de medios propios, hicieron un spot a partir de una recorrida por la 21-24 y por Zavaleta. 

-Pensaron en reaccionar cuando supieron que estaba allí?

-Cuando llegaron al barrio, varios compañeros, que son vecinos, fueron a interpelar a la ministra. Primero no los dejaron pasar. Después los pararon los de Seguridad y hasta les pidieron el teléfono. No quisimos caer en la provocación ni generar nada que les permitiera decir lo que salen a decir siempre del barrio y entonces simplemente, mientras Bullrich recorría el barrio, publicamos las fotos y el comunicado para visibilizar que, más que un spot, Bullrich vino a grabar un capítulo de ficción en Zavaleta, caminando por el barrio, rodeada por un dispositivo militar que la acompañaba, porque obviamente en el barrio no hay más que inseguridad por las propias fuerzas de seguridad. Uno puede entender que los aparatos estén viciados por cuestiones que no terminaron de depurarse. Nadie puede pretender que un gobierno pueda resolver en un par de semanas o años un problema que tiene décadas, pero de ahi a acompañar con un silencio cómplice practicas de torturas, que no fueron calificadas por nosotros como vecinos,  sino por el juez que caratuló la causa como torturas, robo y lesiones...

-Sin embargo, Bullrich anunció que los había removido. ¿Fue así?

-Toda la respuesta institucional del ministerio fue salir a decir que los habían dado de baja una hora antes del acto que reunió a todos los referentes de derechos humanos en el barrio. La respuesta de Bullrich fue ridícula, porque a los que estaban en teoría dando de baja ya estaban presos en Marcos Paz.  El Ministerio de Seguridad no puede dar de baja a un efectivo sin abrir un sumario e iniciar las investigaciones del caso. Cualquiera de esos prefectos puede apelar, y por no ser sometidos a debido proceso, pueden ser reincorporados. Pero la realidad es que no se iniciaron investigaciones sobre cómo fue la primera requisa de la Federal, tampoco sobre los prefectos que no están detenidos y tampoco hicieron ningún pronunciamiento público que dé cuenta que esto es una situación grave que los preocupa o que la tratan de controlar. Muy por el contrario, Bullrich postea fotos que alientan el incremento de esa fuerza que ellos mismos reconocen que no saben controlar. 

-,¿Creen que el spot que Bullrich grabó en el barrio es para revertir la mala imagen del escándalo? 

-La respuesta del ministerio sobre nuestros barrios suele ser de ninguneo. Clarín y La Nación tampoco le dieron al caso la envergadura que tiene. Imaginate si eso le pasara a chicos de Belgrano o Palermo que hubieran sido torturados por la Federal. Lo que hubiera generado. Ni Fantino ni Del Moro ni Bullrich ni Avruj dicen nada. Nuestra pequeña victoria ha sido decir que, al menos en este caso, lo pudimos mostrar y que mucha gente se entere que pasa esto. Si les hubieran encontrado un porro en bolsillo a los pibes, habrían dicho que estaban drogados y que estaba mal pero en el fondo bien que los torturaran. Y no pudieron decir eso, como no lo pudieron decir con la represión de la policía a una murga de chicos en la villa 1-11-14 y en el asesinato de Kevin.

 

BIO. Tiene 36 años. Periodista y militante popular. Es editor de la revista La Garganta Poderosa y uno de los referentes de la organización La Poderosa, nacida hace 14 años en Zavaleta y actualmente presente en 44 puntos de todo el país.

 

-¿Qué tienen en común con las torturas de la Prefectura?

-Son tres casos que pudieron trascender de lo que vivimos cotidianamente en el barrio y que salieron a la luz porque se trataba de chicos y de casos inapelables. Pero si la bala le hubiera pegado al padre de Kevin, hubieran dicho que era un narcotraficante. Si la represión de la murga hubiera sido para los más grandes, hubieran dicho que estaban robando. Esto no es un hecho aislado: nosotros recibimos al dia siguiente el repudio unánime de toda la Legislatura porteña. La Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados se mudó un día al barrio para sesionar. También se expresaron personajes de la cultura como el Indio Solari y figuras como Dilma Rousseff, que vivió en carne propia la tortura y que sabe de qué se trata. Si pasa todo esto no es porque sea un hecho aislado, es porque estas prácticas ilegales de las fuerzas en los barrios son cotidianas. 

-El gobierno porteño dijo que se trató de un caso aislado. ¿Cuál es su opinión?

-Rodríguez Larreta fue el único funcionario de primera línea del PRO al que alguien le preguntó algo en un canal de televisión y tuvo que responder. Y dijo eso: que se trata de un hecho aislado. La verdad que no, el hecho aislado es que dos chicos torturados lo puedan contar en los medios, a partir de una organización. Aislado es Larreta hablando de los problemas de los pobres. Y esto que vivieron los chicos en intensidad intermitente sucede en todos los barrios todos los días. Por eso demandamos un control popular y externo de las fuerzas de seguridad. Que no sean los mismos que patrocinan el delito de la fuerza los que en teoría vengan a controlarlos. 

-Apenas Macri asumió la Presidencia, confirmó la transferencia de las 53 comisarías de la Federal a la órbita porteña. El proceso está en marcha. Hasta ahora, ¿cómo ha impactado dentro del barrio?

-Nosotros somos muy claros respecto de la realidad en nuestros barrios con las fuerzas de seguridad, tanto con este gobierno y como con el anterior. Zavaleta tiene más de 50 años y el asesinato de Kevin fue el 7 de septiembre de 2013. Denunciamos a las fuerzas de seguridad y al ministerio de (Sergio) Berni un mes antes de las elecciones y desde ese día todos los 7 de septiembre marchamos a Seguridad. Nos rompe las pelotas que digan que estamos haciendo esto por el cambio de gobierno. No es así: nosotros marchamos desde hace años y si no lo sabían es porque jamás nos acompañaron. Nosotros denunciamos que las fuerzas de seguridad en nuestros barrios si no funcionan como algo, es como fuerzas de seguridad. 

-¿Qué cambió entonces?

-Después del 10 de diciembre cambió el viento político y la realidad no es que estábamos bien y ahora estamos mal, pero hubo un agravamiento de esa situación. Podríamos decir que en el barrio estábamos para la mierda y ahora estamos tremendamente para la mierda, porque claramente sobrevuela una atmósfera de luz verde para las fuerzas represivas, que se desprende de estos gestos políticos del Gobierno, cuando les dicen a los efectivos que está bien lo que están haciendo. No sé si la manera en la que se organiza esto sucede en una mesa oscura con humo, donde hay tipos proyectando qué van a hacer en los barrios, o si la autonomía de la fuerza les permite manejarse de esta manera. Lo que sí está claro es que ellos saben que no pagan ninguna consecuencia como mínimo. Que les sale gratis desenvolverse con la prepotencia y la violencia que aplican sobre los jóvenes de nuestros barrios  y cuando no, eso les significa un reconocimiento. 

-¿Cuáles son los ejemplos más claros de esa impunidad de la que habla?

-En el caso del asesinato de Kevin fueron 105 disparos de uzi y fal, a 50 metros de dos casillas de Gendarmería. Fue un tiroteo que duró mas de tres horas, hubo un solo prefecto procesado y ahora, mientras estamos hablando, está en Entre Ríos, trabajando de prefecto, es decir que no sólo que no está preso, sino que no fue cesanteado. Con ese antecedente, cualquiera de los uniformados a los que les toca venir a caminar nuestro barrio sabe que nunca  tiene un costo demasiado grande. Explicítamente le dijeron a Iván y a Ezequiel que los iban a matar porque nadie los iba a reclamar. Los amenazaron con llevarlos por todas las garitas de Prefectura, de modo que sabían que tienen el respaldo institucional para poder hacer eso. 

-Con los cambios en la permanencia de la Federal y el desembarco de prefectos y gendarmes en el barrio, ¿hubo algún atenuante a la situación?

-El cambio de fuerza en el barrio no es una respuesta de nada. El cambio de gobierno de alguna manera profundizó esta situación de vulnerabilidad en los barrios mas castigados y, si hay que destacar algún cambio, creo que fueron esas dos semanas en las que (la entonces ministra de Seguridad, Nilda) Garré decidió levantar a la Federal del barrio. Cuando sacaron a la Federal del barrio fue una  pequeña primavera que motivó un brindis para celebrarlo. Las prácticas ilegales fueron retomadas por Prefectura pocas semanas después. Por lo tanto, el tema a la fuerza que toma el control del barrio, sino a cuáles son los mecanismos para controlar a esas fuerzas, una pregunta que, por lo general, no se hacen y que por lo general nadie sabe responder. 

-¿Cuando la comisión de diputados fue al barrio cuál fue la reacción de la Prefectura?

-Los diputados pusieron en el acta de la sesión que se hizo en el barrio, que no podían creer cómo los prefectos se paraban alrededor de la ronda para fotografiarnos delante de todos ellos. Los comentarios fueron de todos los bloques.  Si esto sucede cuando están los diputados  imaginate cuando no están.  Todos los bloques vieron que los uniformados no estan identificados. Nunca lo están. Tienen un nombre pegado con un abrojo que se pueden quitar muy facil. La identificación de la indumentaria es una medida de seguridad concreta. Cuando un uniformado comete un abuso, vos podes saber todas las que te corresponden de la ley, pero en el barrio te dan un cachetazo y te mandan a guardar. Pero si ni siquiera tenés la posibilidad de mirar al tipo y saber cómo se llama, estés atado de pies y manos, por más que quieras hacer dispositivos cosméticos de que el Estado está por aquí o por allá, pero cuando el Estado viene disfrazado de uniforme, es muy difícil que alguien lo pueda controlar. 

-Kevin fue asesinado por una bala perdida que impactó en su cabeza hace tres años. ¿Cuál fue la respuesta del entonces secretario Berni y de Gendarmería?

-Fue la primera vez que se pudo visibilizar que el comportamiento de Gendarmería se parecía mucho a aquello que se denunciaba de la Federal. La respuesta de Berni fue muy mala. Fue darnos la espalda cuando nos convocaron al ministerio de Seguridad para hablar del dispositivo que habíamos creado, que era una comisión de vecinos que controla las zonas liberadas y las denuncia junto con la Procuración contra la Violencia Institucional (PROCUVIN) y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). En ese momento el Ministerio tuvo que reconocer que ese mecanismo era necesario en el barrio, porque le presentamos 200 denuncias con pruebas audiovisuales y en una reunión, cuando estaba gente de la Procuración, nos confesaron que no tenían cómo sostenerlo. Al dia siguiente nos llamó (la Procuradora) Gils Carbó, nos dijo que era parte del Estado y que si ese dispositivo era necesario, había que garantizar sun funcionamiento y determino que 4 vecinos pasaran a formar parte de la PROCUVIN y a partir de ese recurso pudimos instrumentarlo mejor  para que funcione de forma permanente. Eso nos permitió que en Zavaleta cambie la dinámica. En otros barrios la posibilidad de registro de la denuncia sería el mismo, pero la posibilidad de defenderse es nula. Por eso los diputados levantaron nuestra bandera, porque necesitamos construir un dispositivo de control que lo discutan en las cámaras, que le agreguen lo que les parezca perfectible, pero que nos den una respuesta de como cuidarnos de las fuerzas de seguridad. Y si no prospera nuestra propuesta, que nos digan cuál, porque sino siguen haciendo campaña con los patrulleros que van a darle a los que orquestan el crimen que luego dicen perseguir. 

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