El desgaste de María Eugenia Vidal

El desgaste de María Eugenia Vidal

La gobernadora transitó un primer año casi exenta de los conflictos que sí socavaron a su aliado, el presidente Mauricio Macri. Sin embargo, el 2017 no ha iniciado de la manera más próspera para la gobernadora. Las inundaciones y su viaje a México; los conflictos gremiales; la no resolución de la paritaria docente; y su ausencia, hasta el momento, sobre los sucesos en Olavarría complican parte de su principal capital político: su alta imagen positiva.  Diversas encuestas reflejan ese diagnóstico. Cambiemos en alerta ante el riesgo de ver debilitada a su máximo exponente político.  ¿Carrió y Stanley al rescate?

Por Mariano Vicchio

María Eugenia Vidal fue desde la campaña electoral de 2015 hasta la actualidad el principal sostén del oficialismo. En principio, su inesperada victoria en la provincia de Buenos Aires, la denominada "madre de todas las batallas" le allanó luego el camino a Mauricio Macri para obtener la Presidencia de la Nación. Durante el primer año de gestión las diversas medidas que se tomaron desde el estado nacional hicieron mella en la imagen del gobierno y de Macri. No sucedió lo mismo con la gobernadora a pesar de compartir espacio político y gestión. Por eso el Presidente multiplicó las fotos con su ex Ministra de Desarrollo Social porteña y sus apariciones en territorio bonaerense casi siempre fueron junto a ella.

Vidal gozó del llamado “efecto plancha”, similar al que le tocó vivir a Daniel Scioli durante los gobiernos nacionales de Cristina Fernández de Kirchner en el que no importara dónde sucediera el conflicto, la imagen política de ataque y críticas siempre es el Presidente. Sin embargo, el inicio del 2017 electoral y bisagra en el futuro de Cambiemos, no ha comenzado de la mejor manera para Vidal.

Desde fines de 2016 se veía el nacimiento de un fuerte frente de conflicto con los gremios docentes y estatales. Durante el período de fiestas hizo pública la intención de aumentar 17% los salarios, atado a una cláusula gatillo por inflación. Los sindicatos más fuertes se le plantaron.

A eso se le sumaron en enero las inundaciones en el interior bonaerense y en paralelo el viaje a México con su familia una semana. Hubo críticas desde los sectores más radicalizados. Y otros, aunque quisieron hacerlo, se vieron auto-silenciados, como en otras oportunidades, por la buena imagen que rodeaba a la gobernadora. Pegarle a ella significaba golpearse políticamente a ellos mismos. Sin embargo, en ese momento algunas encuestas comenzaron a visibilizar una merma en su imagen y gestión.

La inundación y el debate por su viaje, pasaron y la preocupación por la caída en las encuestas también. Seguramente no la crisis que sus pobladores, consecuencia del temporal, habrán tenido que continuar lidiando. Durante enero y febrero la gobernadora aprovechó para recorrer municipios. Logró completar la visita de los 135. Durante estos tres meses, en el conurbano, estuvo en ocho intendencias, un tercio del territorio. Cuatro de ellas junto al Presidente con el objetivo de trasladarle su aura positiva y que la intención de voto del oficialismo revierta los magros números que ostenta en esa área.

Luego vino lo que hasta el momento es –parodiando a Gabriela Michetti- un conflicto “sin luz al final del túnel”. Los seis sindicatos de maestros que integran el Frente de Unidad Docente han sido igual de firmes que el oficialismo en sus propuestas. Por caso, ya fueron cinco las convocatorias formales a resolver la paritaria. Todas infructuosas. Al momento, seis días de paro, que seguramente sean ocho. Aún, lejos del récord de los 20 de la ‘Era Scioli’. El conflicto destruyó uno de los principales hitos de la administración de Vidal el año pasado: comenzar las clases en tiempo y forma en la Provincia luego de seis años. A eso, hay que sumarle otros conflictos sindicales. Los médicos nucleados en la CICOP le realizarán el jueves el séptimo paro en lo que va del año. En tanto, ellos, los maestros, junto a los estatales y judiciales unirán fuerzas y reclamos y realizarán una masiva marcha y movilización frente a la Gobernación en Plaza San Martín. Será una de las protestas más fuertes en contra de su mandato desde el 10 de diciembre de 2015.

A eso hay que sumarle lo sucedido en Olavarría luego de las dos muertes y serios incidentes e irregularidades producto del recital del ‘Indio’ Solari. A pesar de que envió al lugar a sus ministros Joaquín De la Torre y Cristian Ritondo, en su momento se especuló con su asistencia. No sucedió. Tampoco declaraciones suyas al respecto. Algunos deslizan que es para evitar quedar pegada a otro tema negativo. Tal vez su silencio termine haciendo más ruido.

Lo que sucede con Vidal se traslada indefectiblemente al accionar electoral. La gobernadora se presume será quien acompañe a todos lados al candidato ungido para encabezar la boleta de Cambiemos en la Provincia. Aún no saben quién va a ser y, Jorge Macri (intendente de Vicente López), quien parecía tener todos los números puestos, por estas razones y por el peso de la portación de apellido en épocas turbulentas, fue puesto en duda.

Mientras tanto, Macri, esperaría y cuidaría a Vidal. En paralelo recurriría a otras dos mujeres. Una de ellas, Elisa Carrió. Continúa siendo la que más mide del espacio en territorio bonaerense y, vía su histrionismo y denuncias, podría ser quien corra el eje de discusión y mejor entienda y realice el juego de la incansable comparación del Ejecutivo entre pasado y presente o kirchnerismo vs anti-kirchnerismo que tanto rédito le ha dado. La otra es la ministra de Desarrollo Social, Carolina StanleyEl Presidente compartió en un mes dos actividades con ella en el conurbano, una en José C Paz (Mario Ishii) y la otra en Almirante Brown (Mariano Cascallares).

Vidal tendrá como objetivo inmediato retomar la iniciativa política luego de varias semanas negativas. Por su futuro, es el deseo de todo el oficialismo. Las elecciones aún no están cerca y, por el momento, existen estas licencias y márgenes de maniobra.

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