Desesperados, los migrantes se juegan la vida en un río helado

Desesperados, los migrantes se juegan la vida en un río helado

Un millar de refugiados que estaban en el campo de Idomeni, en Grecia, cruzaron ayer a Macedonia, donde fueron detenidos; cuatro se habrían ahogado

Por Luisa Corradini

ATENAS.- El Éxodo debió ser algo parecido. La columna de migrantes que se sumergió ayer con el agua hasta la cintura en el río Suva Reka -con mujeres, chicos y bebes- tenía connotaciones bíblicas. En medio del diluvio y el frío que azotan la región desde hace tres días, un millar de personas se lanzaron a cruzar ese curso de agua que marca la frontera entre Grecia y Macedonia, cerca del campamento de Idomeni, en un esfuerzo desesperado por tratar de llegar al norte de Europa. Pero esa epopeya desesperada terminó en tragedia cuando casi todos fueron detenidos por el ejército macedonio y varios de ellos perdieron la vida.

En dos grupos de unas 500 personas cada uno, cruzaron el río cargando mochilas y bolsas de plástico con las últimas pertenencias que les quedaban. Con el agua hasta la cintura, bajo la lluvia y con temperaturas de 5 a 7 grados, formaron cadenas humanas para poder pasarse chicos y bebes de mano en mano y hacerlos escapar así del infierno de Idomeni, donde los médicos ya constataron los primeros casos de hepatitis A.

Más de 12.000 personas sobreviven en espantosas condiciones desde hace más de 10 días en ese campamento griego, después que el gobierno de Skopje decidió cerrar definitivamente el paso a nuevos migrantes.

Los refugiados primero intentaron abrir brechas en las barreras metálicas erigidas por las autoridades macedonias en puntos alejados del cruce principal, fuertemente custodiado por fuerzas de seguridad. Llegados al río, tendieron una cuerda entre ambas orillas y formaron una cadena humana para atravesarlo y llegar a las cercanías del pueblo de Moin.

"Fue una situación dramática. El agua representó un serio problema porque casi nadie sabía nadar. Pero todos se ayudaron mutuamente y pudieron cruzar juntos", relató por teléfono Constantino Kalodis, un fotógrafo independiente que hizo el camino con ellos. "En la otra orilla todos estaban felices. Realmente creyeron que por fin eran libres", agregó.

La ilusión terminó cuando habían logrado internarse unos tres kilómetros en territorio macedonio y fueron rodeados por las fuerzas de seguridad. Cuando caía la noche, la mayoría seguía sentada en una calle, a la intemperie, seguramente para ser deportada a Grecia, mientras unos 30 reporteros gráficos fueron detenidos separadamente en la ciudad de Gevgelija, en el sur de Macedonia.

En sus inmediaciones, muy cerca de la frontera griega, fueron hallados tres cadáveres, según un vocero de la policía macedonia. "Descubrimos los cuerpos de tres personas. Probablemente se trata de migrantes que se ahogaron en el río Suva Reka", declaró Natalija Spirova Kordic.

Según testimonios, la policía griega no hizo nada para impedir el éxodo. Poco antes, sin embargo, habían exhortado a la gente a dejar voluntariamente el campo de Idomeni para ser alojados más al Sur, en instalaciones más seguras y confortables.

"El éxodo se produjo porque, temprano, nos dijeron por altoparlantes que la única solución era aceptar el traslado, pues no había esperanza alguna de que Macedonia abriera su frontera", relató a LA NACION por teléfono Ali Barkel, un kurdo de Siria que ayer, dispuesto a intentar el viaje, se arrepintió a último momento.

Ésta es la primera vez que un movimiento de tanta magnitud se produce en Idomeni, después de que la frontera fue cerrada hace dos semanas. La medida se produjo en anticipación de un inminente acuerdo entre la Unión Europea (UE) y Turquía, según el cual todos los candidatos al refugio serán enviados a ese país y esperarán allí a que Europa los acepte o no.

La extrema decisión de los migrantes no sorprende ni a especialistas ni a organizaciones humanitarias. Desde el lunes pasado, todos advierten a los responsables europeos que los migrantes intentarán hallar otras formas de llegar al norte de Europa. Las predicciones comenzaron a cumplirse ayer.

"Construir muros y barreras para detener a miles de migrantes es la mejor receta para crear problemas. Hoy lo vimos, cuando hombres y mujeres llevando en sus hombros a chicos trataron de cruzar las aguas heladas de un río. Las vallas enriquecen a los traficantes y ponen en peligro a los migrantes que carecen de un hogar adonde regresar", sentenció Leonard Doyle, de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

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