En este marco, Lagrasta explicó que “lo que sucedía en el Distrito Descentralizado el Gaucho lo sabíamos todos, pero nunca trascendió a mayores. Gracias a un trabajo que hicimos pudimos acceder a unas escuchar telefónicas entre el personal que trabaja para el Municipio, algunos punteros y los propios clientes, lo que dejó en evidencia todo el sistema que tenían armado”.

“Con las distintas escuchas se pudo saber que resultaba clave el rol de los que estaban fuera del Registro, los punteros, porque eran quienes tomaban contacto directo o telefónico con los clientes y servían como nexo entre los implicados que estaban dentro”, dijo.

“También descubrimos que se manejaban tarifas de acuerdo a la necesidad de cada persona, que todos los clientes pagaban el timbrado legal y además, los gastos de la operación ilegal que realizaban. Pero en el marco del trabajo amplio que realizamos, incluso escuchamos conversaciones como por ejemplo, el pedido de una persona para acceder a un registro estando inhabilitada para conducir por el propio Registro; también un sujeto que le faltaba un brazo e incluso una mujer que reconocía que no sabía manejar”, detalló.

Si bien las escuchas son diversas, Lagrasta afirmó que “llamó mucho la atención otra charla donde uno de los examinadores teóricos del Distrito le pide a uno de los punteros que le mande gente porque ‘no tenía un mango’, algo que asombra mucho más cuando se escucha dialogar a estas persona con total liviandad”.

Por último, Lagrasta señaló que “desde lo periodístico esto era muy atractivo porque siempre supimos cómo se manejaba, pero nunca trascendía nada relevante con respecto a denuncias sobre esas actividades ilegales que se manejaban en las cercanías del Distrito El Gaucho. Estuvimos trabajando de cerca hasta que conseguimos hacernos con este material que, sin lugar a dudas, no dudamos a la hora de acercarlo a la gente”, concluyó.