Desconfianza: las elecciones en EE.UU. se viven como un dilema por el mal menor

Desconfianza: las elecciones en EE.UU. se viven como un dilema por el mal menor

Trump y Hillary son los candidatos con peor imagen en la historia de la campañas; frustración entre los votantes.

Al imaginar una presidencia de Hillary Clinton o Donald Trump, el sentimiento más común entre los norteamericanos es miedo. Pocos sienten orgullo o entusiasmo, por uno u otro.

Y al decidir su voto, la principal razón que esgrime la vasta mayoría del país -tres de cada cuatro personas- es impedir que el "otro candidato" gane.

Clinton y Trump son los dos candidatos más impopulares de la historia moderna. La gran mayoría de los norteamericanos cree que el país va en la dirección equivocada. Ocho de cada diez personas piensan que la labor del Congreso es pobre.

El país está partido al medio respecto de la presidencia de Barack Obama, y la confianza en Washington es la más baja en medio siglo.

Ése es el ambiente que se respira en Estados Unidos, a un mes de la elección en la cual se dirimirá la puja por la Casa Blanca.

"Hillary es una gánster", dispara Nora May Lyng, una actriz de 65 años, mientras charla con una amiga en una plaza del Upper West Side, uno de los barrios más coquetos de Manhattan.

"Me da miedo que sea presidenta, igual que Trump, pero prefiero ver qué pasa con él antes que con ella", agrega.

Lyng dice que Hillary Clinton fue "el cerebro" detrás de la campaña para desprestigiar a las amantes de Bill Clinton en 1992, cuando era candidato.

Recuerda los 30.000 correos electrónicos que Clinton borró de su servidor privado de los años en los que fue la jefa de la diplomacia norteamericana.

Le echa la culpa por el atentado al consulado de Estados Unidos en Benghazi, Libia, donde murió el embajador norteamericano en ese país, y lanza una mirada furiosa por las donaciones de gobiernos extranjeros a la Fundación Clinton. En noviembre votará por Trump.

"No hay nadie más por quién votar, y estoy dispuesta a correr el riesgo. No tolero más políticos manipuladores", lamenta.

Shary Denis, una activista afroamericana de Brooklyn de 32 años, cree que Trump es un mentiroso que está a favor de los ricos, los muros y en contra de los valores de Estados Unidos.

Dice que tampoco se puede confiar en Clinton, por más que sea "un 0,0001 por ciento" mejor que Trump. Mira a los dos con desprecio. En noviembre votará por Jill Stein, la candidata ecologista.

Buena persona

"¿Realmente queremos votar por el menor de dos males? ¿O es mejor votar por una buena persona? Aun cuando Jill Stein no tenga ninguna posibilidad de ganar, voy a votar por la persona adecuada. Voy a votar con el corazón", sentencia Denis.

Este año, no es difícil encontrar en Estados Unidos a votantes frustrados con sus opciones. La última vez que hubo tanta insatisfacción con los candidatos fue en 1992, según el Centro Pew.

Una minoría seguirá el camino de Denis, pero otros, a regañadientes, votarán por Trump o por Clinton. Otros se quedarán en su casa.

Los medios, culpables

Los seguidores de Trump y Clinton suelen responder a las críticas a sus candidatos -la principal: que no son de fiar- con el mismo argumento: es culpa de los medios y de la campaña negativa desplegada por el otro bando.

Pero son una minoría: sólo un 27% de los norteamericanos está entusiasmado con una presidencia de Trump, y un 30%, con la posibilidad de ser gobernados por Clinton, según la última encuesta de la agencia AP y la consultora GFK.

Un 56% tiene miedo de ser liderado por Trump, y un 43%, por Clinton. Son las respuestas más comunes.

"Esta campaña electoral ha latinoamericanizado a la política norteamericana", sostiene a LA NACION Juan Carlos Hidalgo, analista del Instituto Cato, un centro de estudios libertario con sede en Washington.

Trump, agrega Hidalgo, aparece como el "hombre fuerte" con elementos populistas similares a los que se han visto en la región, mientras que Clinton es una política de carrera con serios cuestionamientos a su ética y su transparencia, y dudas sobre "posible tráfico de influencias" a través de la fundación familiar.

"Muchos observadores latinoamericanos de esta elección pueden ver elementos que los identifican con los procesos electorales de nuestros países. El interrogante es si esto será algo coyuntural o refleja un deterioro sistémico de la política estadounidense", explica Hidalgo.

Campaña de demolición

Como era de esperarse, el ambiente político actual y la rampante desconfianza reinante en el país han sido un caldo de cultivo ideal para una campaña de demolición entre republicanos y demócratas.

"El énfasis de las dos campañas ha sido cuestionar la ética, moralidad y el carácter de los candidatos, y no sus propuestas políticas. Si esta elección fuera un referéndum sobre Hillary Clinton, ella perdería. Si fuera un referéndum sobre Donald Trump, él perdería. La estrategia de ambas campañas consiste en hablar lo menos posible sobre sus propios candidatos y poner el énfasis en los defectos del otro", describe Hidalgo.

Susan, 69 de años, oriunda de Florida, uno de los estados donde se definirá la elección presidencial, resumió en una frase su desgano: "Necesitamos más opciones. No creo que ninguno de los dos vaya a ser un buen presidente. Nadie sabe qué hacer, y leí que hay gente que no va a ir a votar, que es la peor opción".

El desencanto del votante con los candidatos

John (68 años)

"Estoy muy decepcionado; hubo más ataques personales que discusiones sobre los temas"

Susan (69 años)

"Necesitamos más opciones. Creo que ninguno de los dos va a ser un buen presidente"

Obama, en el pico de popularidad

El presidente norteamericano, Barack Obama, alcanzó un respaldo popular del 55%, el nivel más alto de su segundo mandato, que comenzó en 2013, según una nueva encuesta publicada ayer por la cadena de televisión CNN.

Esta cifra de respaldo supera en un punto porcentual el mayor nivel alcanzado en su segunda presidencia, tras celebrarse en julio pasado la Convención Nacional Demócrata, que sirvió para destacar los logros de su gobierno al tiempo que se designaba a Hillary Clinton candidata del partido para competir por la Casa Blanca.

El sondeo consigna que los que están descontentos con la gestión de Obama son el 44%, el porcentaje más bajo desde enero de 2013.

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