Desafíos en tres frentes para dar pelea contra la pandemia

Desafíos en tres frentes para dar pelea contra la pandemia

La atención sanitaria, la asistencia social y la seguridad se volvieron los focos de la estrategia nacional. Montenegro suscribe. Y siente que su liderazgo tendrá el mismo destino que el de Alberto Fernández.

Por Ramiro Melucci

Cada semana que pasa Guillermo Montenegro se convence más de que el destino le envió sin aviso las diez plagas de Egipto. Cuando lo dice en charlas informales no abunda en detalles. Y sus eventuales interlocutores tampoco los reclaman. Saben que le toca afrontar desde el gobierno municipal una pandemia mundial sin precedentes después de haber tenido que hacer frente, en su primera semana de gestión, a uno de los peores incendios de la historia de Mar del Plata.

El intendente añade a esa cadena de adversidades las inundaciones de comienzos de febrero. Y por si todavía no estaba del todo claro cómo era la situación social cuando asumió, a los datos desalentadores del avance del coronavirus esta semana se sumó, impiadosa, la estadística del Indec. Mar del Plata es la ciudad con mayor índice de desocupación del país. Una plaga sempiterna ha recordado su presencia.

Es cierto: la cuenta no llega a diez. Pero tampoco nadie en su sano juicio se atrevería a restarle dramatismo al momento. Rodrigo Hernández, dirigente de Barrios de Pie, lo dijo sin escrúpulos: si la ayuda alimentaria no está a la altura de las circunstancias en cantidad y celeridad, en los barrios más pobres ganará la desesperación que conduce a los saqueos.

Por algo Fernanda Raverta, la ministra de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, replicó en Mar del Plata las tres prioridades que se mencionaron en la Quinta de Olivos en la reunión que mantuvieron el presidente, el gobernador e intendentes bonaerenses: atención sanitaria, asistencia social y seguridad. La primera para combatir al virus, la segunda para suavizar los estragos de la cuarentena y la tercera para evitar desbordes. A decir verdad, la preocupación de la ministra ya excede largamente a la ciudad: la provincia de Buenos Aires tiene más de 1200 villas en las que viven 2 millones de habitantes, la gran mayoría en el conurbano.

El desmejorado paisaje social formará parte de la economía pauperizada. En Mar del Plata nace el debate de si a los paliativos nacionales y provinciales hay que adjuntarles alivios locales. Paula Mantero, concejal de Acción Marplatense, alertó que el derrumbe de la actividad económica será dramático. Que habrá una ola de despidos y que muy pocos podrán pagar los servicios. Por eso pidió un plan que incluya la postergación de los vencimientos de tasas. A propósito, el Ejecutivo todavía no reglamentó la moratoria que aprobó el Concejo una semana antes del inicio de la cuarentena. El dato temporal no es aleatorio: marca que ya era necesario un plan de facilidades de pago antes de que el aislamiento diezmara a los contribuyentes locales.

Esa y otras cuestiones ocupan al Concejo. En la última semana se incrementaron las quejas por la fuerte reducción de frecuencias del transporte, que produjeron aglomeraciones en las paradas y demoraron a los trabajadores exceptuados de la cuarentena. Hay un pedido del Frente de Todos para modificar las que van al Interzonal, que el Ejecutivo ya analiza. Y una propuesta de Acción Marplatense para que los trabajadores de la salud no paguen pasaje, tal vez saldada a partir del boleto sanitario gratuito que instituyó Axel Kicillof. 

El coordinador de Gabinete, Alejandro Rabinovich, y el secretario de Gobierno, Santiago Bonifatti, les pidieron a los jefes de bloque que trabajen en otras dos normas: una para crear un régimen de aceptación de donaciones y otra para permitirle al municipio el uso de bienes secuestrados. La primera busca que la ayuda que recibe el municipio sea derivada sin dilaciones a los lugares en que se necesita. La segunda, disponer de los vehículos que están en los depósitos municipales y no son reclamados por sus propietarios.

Los concejales buscan que las ordenanzas esquiven cualquier objeción legal. “Estableceremos pautas, pero no estamos para trabar nada”, avisó Marcos Gutiérrez, el jefe del bloque del Frente de Todos. “Cualquier medida puede hoy sonar exagerada, pero es mejor que no tomarlas y lamentar luego que no se hizo lo suficiente”, argumentó Ariel Ciano, del Frente Renovador.

Montenegro se enfoca en el plano sanitario. Repite que su desvelo es cuidar la salud de los marplatenses. En esa línea, ha empezado a dar pormenores de cómo enfrentará la ciudad al virus. Se abrirán cuatro puntos de atención para casos sospechosos: uno en el norte, otro en el sur, otro en el centro y uno en el oeste. Algunos centros de salud atenderán tanto a quienes tengan síntomas respiratorios como a los que no. Por ahora, las camas disponibles serán las del hospital modular, los hospitales provinciales, el ex Emhsa y los hoteles sindicales.

Como mucho, en la ciudad hay 170 respiradores. Pero Montenegro confía en la estrategia del presidente, que acaparó los que pudo para distribuirlos en los puntos del país en que se necesiten. No es solo confianza. A Montenegro le agrada la manera en que Alberto Fernández se puso al frente de las acciones. Coincide en que la salud debe ser una prioridad ante la economía. Y considera irreprochables las medidas que tomó. Algo más: ha visto algunas de entrevistas televisivas que concedió el mandatario desde el inicio de la cuarentena y parece haber extraído algo para imitar. Le gustó el tono entre sobrio y ameno que utilizó. No es casual que haya iniciado ahora su propia serie de notas con medios locales.

La coordinación del manejo de la crisis obliga al municipio a redoblar la comunicación con La Plata y la Casa Rosada. Montenegro habló por teléfono el miércoles con Fernández. Comparten las angustias de la crisis y sobrellevan una tarea conjunta. Al punto que el jefe comunal ha comenzado a creer que la suerte de su liderazgo tendrá, de acuerdo a cómo termine esta historia, la misma opción que la del mandatario nacional: “Es plata o mierda”.

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