El desafío de sumar sin restar

El desafío de sumar sin restar

Sumar sin mostrar desesperación, de acuerdo a entendimientos políticos e ideológicos y no a conveniencias momentáneas; el gran objetivo de los candidatos.

Algún armador político pergeñó aquel acuerdo del que se habló hace algunas semanas: Vilma Baragiola (veintitantos puntos) y Carlos Arroyos (otros veintitanto), unidos, serían imbatibles. Pero si hay algo que hemos aprendido los argentinos es que no todas las alianzas suman. Y ése se ha convertido en uno de los principales desafíos de la clase dirigente: encontrar la forma de sumar apoyos sin que parezcan motorizados por la desesperación electoral.

El intendente Gustavo Pulti fue el último en plantear este reto en una entrevista con 0223. El líder de AM habló “mantener la identidad vecinal”, pero al mismo tiempo “ampliar el marco de acuerdos políticos”. Y destacó la “cercanía con muchos sectores del Frente para la Victoria”. ¿En qué se traduce esto? En algo que ya se había anticipado desde este espacio: Pulti planea jugar dentro de la estructura del kirchnerismo.

Pulti analizó todas las variables y en este momento (todo puede cambiar en algunos meses) la opción más conveniente para su futuro político es ir a las Paso con la estructura del FpV. Algunos le critican haberse “vendido” al proyecto nacional y popular, pero en el libro contable del intendente hay mucho más en el haber que en el debe. Y por eso jugará adentro en 2015. Claro que no quiere perder su identidad vecinalista, que gestó durante 20 años y le permitió alcanzar el poder en Mar del Plata. Pero sabe que esa “identidad”, hoy, no le alcanza para ser reelecto.

El jefe comunal goza del apoyo de algunos sectores kirchneristas, pero sabe que el paladar negro de otros no termina de digerirlo. A esos espera convencerlos desde adentro. “Si ganamos la Paso no les va a quedar otra opción que sumarse”, dicen los armadores pultistas. Otros confían que la anunciada vuelta de Carlos Cheppi de Venezuela para competir en la primaria no se concrete y que el camino quede más allanado para el actual jefe comunal.

Mientras avanza en ese sentido, Pulti también intenta seguir ampliando su espacio político. Ahí es donde corre cierto riesgo. La experiencia de las últimas elecciones deberá servirle de aprendizaje. En aquella lista incluyó a diversos sectores que habían apoyado el malogrado proyecto de policía local. Algunos más cercanos al proyecto kirchnerista (Nuevo Encuentro, por caso) y otros no tanto, como dirigentes de la Ucip o de la CGT. A la vista de muchos electores esas incorporaciones quedaron como un “rejunte”. Y el resultado de 2013 es conocido.

Pero no es Pulti el único con ese desafío por delante. Baragiola y Arroyo –los tres son los que mejor miden en todas las encuestas- también siguen en la búsqueda de “voluntades” que los acompañen y que no signifiquen un retroceso. Cada vez parece más difícil que estos dos dirigentes coincidan en un mismo espacio, pero ambos están a la búsqueda de aliados.

Baragiola mantiene la idea de armar un “frente marplatense” que incluya un amplio espectro ideológico. ¿Los radicales aceptarán ir detrás de Vilma en un armado de esas características? “No les queda otra, no hay otro candidato en el partido así que a disgusto pero van a ir atrás de Vilma”, confían. Sin embargo, hay correligionarios que se le quieren plantar a Vilma. Uno de ellos es Gustavo “Tato” Serebrinsky, quien ya le plantó bandera en las primarias de 2013, pero fue aplastado por la concejal radical. Hoy, con Vilma no tan encumbrada, el exdiputado nacional vuelve a moverse con la idea de erigirse como la alternativa radical pura.

Baragiola no duda en coquetear con algunos sectores kirchneristas, de la mano del mariottista Diego Garciarena, uno de los impulsores de este frente marplatense. Pero al mismo tiempo se la ve Cecilia Moreau -con quien tiene una relación de amistad-, hoy en las filas massistas.

En todo este combo lo que parece más difícil es que se sumen otras fuerzas del Faunen con menos aspiraciones de poder. Es más probable que se presenten a competir con un candidato propio aunque no tengan chances concretas de entrar en la pelea que sumarse en una lista con candidatos de sectores antagónicos.

El voto cautivo de Arroyo es de él, no de un partido político. La posibilidad de que el exdirector de escuelas se sume a alguna fuerza con estructura nacional puede darle el empuje que siempre le faltó para ganar una elección o puede jugarle en contra y hacerle perder el “encanto” que tiene para el electorado marplatense.  Un sector del massismo, representado por Mónica López, es el que busca posicionar al exZorro Gris como candidato de ese espacio, por sobre el actual referente del Frente Renovador, Javier Faroni.

Sumar sin mostrar desesperación, de acuerdo a entendimientos políticos e ideológicos y no conveniencias momentáneas, suena lógico. Pero seguir la lógica no siempre es sencillo, y menos en un año tan intenso como lo será éste. Hemos asistido en los últimos días a movidas que buscan la promoción de los candidatos sin medir las consecuencias. Fueron múltiples las críticas al gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, por montar un “palmar” en una playa marplatense, o la participación del gobernador Daniel Scioli en la inauguración del espacio Clarín aceptando una entrevista de la imitadora de Cristina Kirchner, o la foto de Sergio Massa con figuras del teatro y  la farándula.

Mar del Plata, referencia ineludible de millones de argentinos durante la temporada de verano, se presta para estas situaciones. La tentación es grande y los políticos nacionales suelen caer rendidos a sus pies. Los domésticos saben que eso puede ser pan para hoy y hambre para mañana. Pero muchas veces una foto es difícil de resistir.

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