Además de sus problemas de salud, Erica es una de las tantas afiliadas que padece los trastornos burocráticos del IOMA, cuyas autoridades se niegan a reconocerle el reintegro de los $ 33 mil que tuvo pagar –dinero que había sido obtenido con préstamos familiares-  para poder hacerse la última cirugía. Lo llamativo es que no tuvo el mismo trato que los afiliados VIP, como la madre de la presidenta Cristina Fernández que, a partir de recurso extraordinario avalado por el directorio de la obra social, recibió un reintegro del 100%. Concretamente, tal como informó Hoy en exclusiva, a Ofelia Wilhelm se le reconoció el costo total de una operación de cadera (más de $180 mil) que fue realizada en el sanatorio Otamendi de Capital Federal, una institución que no forma parte de la cartilla de prestadores del IOMA. En cambio, Erica ahora tendrá que presentar un recurso de reconsideración, la última instancia que le queda en la vía administrativa. En caso de no obtener respuesta favorable, deberá recurrir a la Justicia mediante un recurso de amparo. Situaciones similares se repiten por cientos en la Provincia de Buenos Aires.

“Hay que terminar con este tipo de situaciones de privilegio en el IOMA. No puede haber status diferenciado en la obra social. Por eso, es indispensable que en el directorio del IOMA estén representados auténticos afiliados, con voz y voto, a la hora de definir el destino los recursos de la institución, que salen de los bolsillos de los trabajadores de la Provincia”, dijo Walter Martello, ex integrante de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados bonaerense.