Debate eterno: pros y contras de modificar el número de feriados

Debate eterno: pros y contras de modificar el número de feriados

Frente a una propuesta de reducir la cantidad de feriados en el próximo año, resurgió la polémica entre economistas y empresarios del turismo. Los alcances inmediatos y futuros

Los empresarios del sector turístico (y una importante cantidad de economistas –los heterodoxos-) argumentaron que la reducción de los feriados generaría un daño de $18.000 millones y que ello llevaría a la pérdida de millones de puestos de trabajo en una actividad que representa cerca del 10% del PBI.

Así, manifiestan estos empresarios y economistas, si sólo se consideran las cifras del último feriado (12 de octubre), se observa que 896.700 turistas viajaron por el país generando ingresos directos por $1.318 millones, cuyo gasto medio diario fue de $490 por turista y con una estadía promedio de 3 días.

Al mismo tiempo, se sostiene que la contra-cara de dicho evento es que los trabajadores sufrirán una caída de sus salarios reales fruto de que ahora tendrán un mismo sueldo para una mayor cantidad de días de trabajo.

HAY MUCHAS POLÍTICAS QUE BENEFICIAN A UNOS A EXPENSAS DE OTROS

Aunque cada sector posee ciertos intereses económicos idénticos a los de todos los demás, tiene también, intereses contrapuestos a los de los restantes, y aunque ciertas políticas o directrices públicas puedan a la larga beneficiar a todos, otras beneficiarán sólo a un grupo a expensas de los demás.

Los efectos secundarios en otros sectores

Así, el potencial sector beneficiario/perjudicado, al afectarle de modo tan directo, se defenderá con entusiasmo y constancia buscando como resultado final que el público general quede convencido de su justicia o tan confundido que le sea imposible ver claro en el asunto.

A su vez, además de esta plétora de pretensiones egoístas existe un segundo factor que engendra nuevas falacias económicas. Dicho factor es la persistente tendencia de los hombres a considerar exclusivamente las consecuencias inmediatas de una política o sus efectos sobre un grupo particular, sin inquirir cuáles producirá a largo plazo no sólo sobre el sector aludido, sino sobre toda la comunidad. Es, pues, la falacia que pasa por alto las consecuencias secundarias.

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