Datos que pueden servir al fiscal que investiga

Por: Gerardo Gómez Muñoz.

El teléfono sonó en las oficinas de la empresa de transporte escolar y la voz reconocida de Roberto Villaola pedía cinco colectivos de "transporte escolar" para llevar gente del Puerto hacia la Municipalidad.

Las facturas, especificó, debían ser a cargo de Suteba que pagaría "Liliana": "Claro son para transportar alumnos y sus maestros", dedujeron con lógica elemental en la transportista. Los choferes contarían luego, horrorizados, la barbarie que observaron a la distancia después de depositar, en las cercanías del edificio municipal, a "los militantes" de Villaola y del dirigente cercano a Carlos Cheppi y hombre del gremio docente, Raúl Calamante. No palpitaban que pudiera producirse tanta barbarie como la que observaron, pese a que quienes habían ascendido a los colectivos no eran, precisamente, escolares y los elementos que portaban, no eran útiles para las aulas. Las hordas de ataque encabezadas por Villaola bajo el comando táctico del docente, sindicalista e integrante de la mesa de conducción del FpV, Calamante, hicieron todo lo que se sabe y todo lo demás que estaría tratando, se cree, de averiguar el fiscal Marcos Pagella. Toda la barbarie ejercida esta vez fue acorde a la metodología ya puesta en práctica cuando hace pocos meses salvajada similar ejecutaron para atacar, romper y devastar el recinto del Concejo Deliberante. Algún chofer refería luego con indignación haber advertido, sin entender por qué Villaola se infería alguna lastimadura en el propio rostro, haciéndose brotar sangre. Más tarde cuando vio por la tele cómo el presunto jefe en operaciones "denunciaba" que las heridas se las infringieron las balas de goma de la "policía represiva", no hizo falta explicación alguna; ellos, los choferes, como testigos tenían en claro quienes eran los atacantes y cuales las víctimas. En la empresa de transporte escolar supieron, después, que la desvergüenza y la cobardía de los supuestos dirigentes sociales, docentes, sindicalistas y políticos no tenía límites. Fue cuando llegó el momento de cobrar: "Liliana", pidió que en lugar de figurar "Suteba" en las boletas debía registrarse como pagador a "CTA".

Presumiblemente, en busca de una módica cobertura al "prestigioso docente" sobradamente identificado como responsable del desatino y a la vez despegar al gremio de la salvajada que se había perpetrado.

La corporación política

A más de uno le pudo parecer exagerada la reacción de algún concejal oficialista cuando creyó ver detrás de la inconcebible repetición de ataques -dos en tres meses- con manifiesta intención destructiva material y de derrumbe institucional, la impronta del hoy embajador en Venezuela, ayer amplio vencido de Gustavo Pulti y ansioso soñador de un reemplazo en un mañana demasiado incierto. De su entorno político, fuera de Pablo Vacante y del asesor Diego Garciarena -en esos días de viaje de placer por Italia-, no faltó prácticamente nadie. Además del protagonismo estelar de los ya mencionados "comandantes en operaciones", se advirtió cómo otro de los favoritos del diplomático, el concejal Pablo Retamoza, fue acelerado acusador del intendente como responsable de los sucesos vividos y arrastró a su inexperto colega Fernando Maraude (que no advirtió que su jefe inmediato Daniel Rodríguez había interpuesto ante los hechos una sabia discreción) y como de costumbre la titular del bloque Verónica Beresiarte fue arrastrada por la corriente. Y ésta estaba claramente direccionada por los representantes de la UCR, incapaces de distinguir la diferencia entre opositor y enemigo si enfrente está su repetido vencedor Pulti. Todos a una como en Fuenteovejuna remaron para que el vecino se confundiera y no pudiese diferenciar entre víctimas y victimarios. Fue singularmente patético el contubernio radical para centrar sus declaraciones en los aspectos colaterales y no en sus principios partidarios ancestrales: primero las instituciones. No obstante la soledad en que todos quedaron luego de que el vacío se fue creando alrededor de Villaola y Calamante, ahondado por la vergonzosa falsedad e inconsistencia de las declaraciones acerca de los hechos que ellos mismos habían protagonizado, dejó con las partes al aire a los concejales que jugaron al ventajeo politiquero en un caso gravísimo y digno de castigo político y judicial sobre todo por reiterado y para salvaguarda del propio sistema de convivencia democrática.

Destinos inciertos

A estas horas, quizás si Calamante sigue escondido y se apea de sus desmedidas ambiciones de figuración y consecuente renta política, pueda seguir en carrera junto a Cheppi cuyos paraguas parecen inmensos y generosos. Las corporaciones, también la sindical, suelen evidenciar una indebida sangre fría para no darse por aludidas cuando uno de sus miembros incurre en episodios indignos, capaces de salpicar con desprestigio colectivo. El Suteba tiene bien ganados pergaminos en su derrotero específico que no desdeña lo político -su conductor actual Roberto Baradel está en esa línea y no será disminuido por la irresponsabilidad de quien no sólo puso en juego su destino político sindical-, pero el repetido caso de Mar del Plata, seguramente, no habilitará cheques en blanco. Mucho peor es el caso de Villaola, pero de alcances meramente personales, porque su representatividad está, pareciera, en relación con el grado de agresión y violencia que en cualquier tipo de conflictos, demanden los contratantes. Sus antecedentes infinitamente más gravosos, infamantes, eran conocidos en el Puerto, pero silenciados. Hoy todo está a la luz. La revista "Puerto" y otros medios dan detalles no sólo de su compromiso en la persecución de trabajadores sino de la existencia de investigaciones condensadas en un video que fue parte, con docentes y alumnos de un programa educacional sobre los tiempos de la dictadura. Chicos y profesores -Luis Geovaino y Raúl Aimar-, de la escuela Huinco no sólo registraron denuncias sobre persecuciones y alguna desaparición de persona, sino que a su vez revelan que fueron amenazados para que nada se dé a conocer.

Apetecida plaza política

A quién le pueden caber dudas de que nuestra ciudad constituye una apetecida plaza política para los que tienen aspiraciones mayores. Hasta los que han quedado aparentemente sin lugar después de las últimas elecciones están tratando de reubicarse. El cada vez más asiduo visitante y no por meras cuestiones sindicales -Mercedes Morro ni se enteró una vez más- es Luis Barrionuevo. Instalado por breves horas en el hotel Presidente Perón, además de recibir -el martes- a amigos habituales como Orfei, Raúl Sancisi y Carlos Rivas, esta vez tuvo un café largo de charla política, pero off the record, con un periodista. Lo publicable es que vuelve con su repetida intención de crear un eje político en este distrito y en la 5a. Sección, por supuesto que está más opositor que nunca. Junto con Graciela Camaño andan a la búsqueda del referente adecuado. Además de Rivas, a quien lo mencionó como interesado en la experiencia, tienen algún otro nombre, pero éste, aún tapado, alguna vez ya habría dicho que no, porque su actividad actual es en otro poder. De todos modos el mencionado ex candidato en las primarias de agosto considera que el gastronómico ya abrió la puerta y él a las 48 horas empezó reuniendo un sexteto de amigos a los que les refirió su intención, seguramente, para tentarlos.

También el PRO procuraría como adelantó esta página reactivar su nunca concretado protagonismo en estas playas. Guillermo Volponi comanda el poco activo emplazamiento actual pero se habla mucho de la posibilidad de que Hernán Lombardi pilotee un nuevo y ampliado proyecto junto con Hernán Vela y la sorpresa, si es que se anima porque es consciente del rechazo que entre propios y extraños causa su recuerdo, sería que sume gente el "Ruso" Katz. El hombre sigue soñando con protagonismos perdidos y solapadamente, una de sus especialidades, estaría apostando a un hipotético entendimiento de algún sector de la UCR, Cobos, Aguad, tal vez Posse, con Mauricio Macri. Otro Hernán, Alcolea, también aspira a lograr plafond en las cercanías de quien aspira a ser candidato presidencial de la oposición. Por lo pronto tuvo un encuentro con Roberto Monzó que es "el armador político" del jefe de gobierno porteño. Su banca de concejal en un bloque de una agrupación, prácticamente testimonial, interesa al macrismo como cabeza de playa porque lo dotaría de representación institucional y sin afectar las referencias partidarias actuales.

Un dúo de grandes aspiraciones.

Ambos provienen de moradas cunas y crecieron en tiempos de ubérrimos oficialismos estudiantiles y políticos. Ya políticos desarrollados confluyeron, garrocha en mano, en el salto hacia la generosa "K". Con muchas más ínfulas de "estadista" Daniel Katz creyó que estaba para las alturas culminantes junto a la estrella del momento Cleto Cobos. Así le fue aunque no se bajó del pináculo de su autosuficiencia, ahora parece que quiere volver y pone en ascuas a medio radicalismo vernáculo. La gente que nuclean en el pago Mario Rodríguez y Tato Serebrinsky ven con resignación que, su jefe Ricardo Alfonsín urgido de una alianza con Gustavo Posse, resistió nada menos que la pretensión del sanisidrense de colocar al Ruso a la cabeza de la conducción provincial de la UCR. Se tuvieron que poner duros aún a riesgo de que Posse rompiera las negociaciones en las que él pretendía resucitar al "cobismo" con el marplatense de estrella. La condición final fue dura: sí a un cargo de mero convencional, nada importante y menos en Mar del Plata. Oscar Pagni asegura que él hace rato rompió vínculos políticos, por lo que en la lista local ni al hermano de la apagada estrella admitieron. El otro integrante del dúo autosuficiente, Diego Garciarena, ya ha puesto nervioso a su padrino Gabriel Mariotto -él que nunca ganó una elección sino como ladero de Scioli- sobre todo por sus pretensiones de lobista indispensable. Dicen que ya se oyó por ahí un "por favor dejá de traer cachivaches, aportá algo importante". Un senador se puso firme y le espetó "matuchos en sala de comisiones no, tu guardaespalda en la puerta de tu oficina y nada más". El guardián casi retomó su taxi. También quería el Diego un vehículo oficial y vales de nafta y también la respuesta fue "no". Para batir a Scioli, el vicegobernador quería a su lado "un ganador". Algunos ya se le ríen por los pasillos del senado: "Este sólo trajo un audaz".

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