La danza de los cambios tributarios, al ritmo del déficit fiscal

La danza de los cambios tributarios, al ritmo del déficit fiscal

Macri empezó bajando las retenciones y tuvo que volver a subirlas. Los agujeros presupuestarios condicionan la presión impositiva.

 

Tras las elecciones del 27 de octubre comenzará a girar otra vez la rueda de la reforma impositiva. Entre marchas y contramarchas, los tributos se van acomodando con un único objetivo: cubrir los huecos que deja la caída de los ingresos fiscales y que impiden cerrar la brecha con el gasto.

De cara a la administración que arranque el 10 de diciembre hay tres impuestos clave sobre los que estará puesta la atención: IVA, retenciones a las exportaciones y Bienes Personales.

 

Mientras el macrismo hace malabares para intentar mantener la tendencia a la baja de la presión tributaria —que se achicó 3 puntos porcentuales entre 2015 y 2019— el equipo de Alberto Fernández apuesta a ampliar la recaudación de Bienes Personales y de las retenciones para avanzar luego en la demorada promesa de diseñar un esquema más progresivo que, entre otras medidas, permita consensuar medidas en torno al IVA, el impuesto que aporta el 30% de la recaudación total.

Macri arrancó su gestión bajando a cero las retenciones a las exportaciones de trigo, maíz, girasol y de los productos regionales. E inició un camino de reducción de la alícuota del 35% que pagaba la soja en 2015 y que hoy orilla el 25%.

En diciembre de 2017 el macrismo puso en marcha su versión de la reforma. Entre las novedades estaba la decisión de gravar con un 5% la renta financiera y una reducción gradual de los aportes patronales, Bienes Personales y del impacto de Ganancias sobre las empresas.

Pero en 2018, con el salto del dólar, el repunte de la inflación y el mercado voluntario de deuda ya cerrado para Argentina, el Gobierno volvió sobre sus pasos y reinstaló las retenciones, con la promesa de que sería sólo hasta 2020. Así se estableció que todas las exportaciones con valor agregado pagarían un adicional de $3 por dólar, mientras que las de productos primarios pagarían $4 por dólar. Así, las retenciones pasaron a representar el 6% de la recaudación total.

Este año, con la carrera electoral ya lanzada, Macri buscó mitigar la pérdida de poder adquisitivo eliminando por decreto el IVA para los productos de la canasta básica. Y con otro decreto subió el mínimo imponible de Ganancias, que hoy aporta el 23% de los ingresos.

Ya con el resultado adverso de las PASO, el presidente redobló sus promesas y ahora sostiene que en un eventual segundo mandato habrá una rebaja de los aportes patronales para las pymes para estimular la creación de empleo.

Desde su posición de amplio ganador de las PASO, Alberto Fernández cargó las tintas sobre Bienes Personales. En cambio, en plena campaña no muestra las cartas sobre las retenciones. Si bien no habla abiertamente sobre lo que hará con este tributo, se da por hecho que habrá alguna medida en ese sentido. Con el dólar a $60, los 3 y 4 pesos adicionales que sumó el macrismo el año pasado quedaron desactualizados.

Fernández fue más explícito respecto de Bienes Personales, ya que mencionó que con la suba de las actuales alícuotas se podría cerrar la brecha fiscal. Los dichos de Alberto sorprendieron a los analistas porque el peso de Bienes Personales en la recaudación es exiguo: solo 0,5%.

En línea con estas declaraciones, uno de los equipos económicos de Alberto propone anular la rebaja vigente y volver a las alícuotas de 2015: 0,75% para bienes de entre $2 millones y $3 millones, 1% para bienes entre $3 millones y $18 millones y 1,25% para quienes poseen bienes por encima de esa cifra. Y además, quieren triplicar las alícuotas para los bienes radicados en el exterior. “El retorno a las alícuotas de 2015 implica un aumento en la recaudación del 75% respecto de las alícuotas actuales, mientras que incluir los bienes en el exterior implica un incremento del 224,8%”, plantea un informe de Proyecto Económico, la consultora de la diputada Fernanda Vallejos.

El ministro Hernán Lacunza dijo la semana pasada que la recaudación tributaria pasó de representar 31,5% a 28,3% del PBI entre 2015 y 2019, lo que refleja una baja de la presión impositiva. Pero desde Proyecto Económico plantean que durante este gobierno los impuestos regresivos crecieron 5,3 puntos porcentuales mientra que los muy progresivos retrocedieron 1,4 puntos porcentuales.

El otro impuesto que está en el centro del debate es el IVA. La eliminación del IVA para los alimentos básicos tropezó con los reclamos de las provincias que consiguieron el aval de la Corte Suprema para preservar los fondos que reciben por coparticipación a través de este tributo. Desde el equipo de Alberto promueven la creación de una tarjeta para las familias de menos recursos que sirva únicamente para comprar alimentos y que les permita a la vez obtener un reintegro del IVA. De este forma aseguran que no se afectarían los fondos provinciales.

Con un déficit fiscal estimado de 1% para este año y la reestructuración de la deuda en gateras, cuidar los ingresos fiscales será central en la próxima gestión. Para Jorge Vasconcelos, del IERAL, “un riesgo que asoma es que se intente cubrir la brecha presupuestaria sólo con más recaudación, incluido el impuesto inflacionario, o que se asuma que se resolverá a través del crecimiento. Dada la presión tributaria, abusar de este instrumento implicaría desalentar la producción y el ahorro”.

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