Daniel Filmus: "El kirchnerismo va a ser protagonista en 2019"

Daniel Filmus:

El diputado del Parlasur habló con Infobae sobre su nuevo libro que analiza los doce años de gobierno K y criticó duramente al presidente Macri: “Está desindustrializando al país”.

"Hubo poco tiempo de reflexión sobre lo que pasó", dice Daniel Filmus. El diputado del Parlasur acaba de presentar "Pensar el kirchnerismo" (Siglo XXI, 2016), un libro que reúne 12 ensayos firmados por personalidades afines al movimiento que lideró la Argentina desde 2003 hasta 2015.

En el volumen, ex funcionarios, intelectuales e investigadores reflexionan sobre "lo que se hizo, lo que falta, y lo que viene" en distintas áreas. "Nos pareció importante poder hacer una evaluación de todo lo positivo que se hizo, los obstáculos y las asignaturas pendientes", remarca quien fuera ministro de Educación, Ciencia y Tecnología durante la presidencia de Néstor Kirchner.

"Desde el kirchnerismo estamos muy acostumbrados a reiterar una y otra vez las cosas positivas que se hicieron y somos poco propensos a pensar las que quedan por hacer", reconoce. Y desliza: "Esto tiene que ver con la posibilidad de construir un programa político hacia futuro".

—¿Cree que el kirchnerismo va a sobrevivir fuera del poder?

—Yo creo que el proceso seguramente va a continuar. El proceso significa fundamentalmente crecimiento, desarrollo y distribución y, en ese contexto, ampliación de derechos para todos. No me cabe ninguna duda de que el kirchnerismo va a ser protagonista de la futura etapa.

—¿Cristina Kirchner va a regresar a la presidencia?

—Quienes somos kirchneristas consideramos que es importantísimo e irremplazable su liderazgo. Estamos hablando de un frente mucho más amplio que el kirchnerismo, donde habrá que acordar con otros sectores. La propia ex presidente está señalando que, por todos aquellos que están siendo vulnerados o atacados en sus derechos y sus condiciones de vida desde el 10 de diciembre, necesitamos construir un frente que permita formular una nueva mayoría y que permita recuperar electoralmente en 2019 el gobierno.

—¿Por qué piensa el kirchnerismo perdió la elección presidencial en 2015?

—En estos 12 años sacamos al país del infierno. Logramos hacer transformaciones muy profundas y esas transformaciones fueron acompañadas por la población. Creo que nosotros nos quedamos muy asentados sobre las cosas que hicimos y tuvimos poco programa hacia el futuro. Nuestra campaña tenía más que ver con el pasado que con el futuro. Me parece que la sociedad argentina mejoró muchísimo en estos 12 años, tuvo nuevas demandas y no estuvimos a la altura.

—¿Cree que Cristina Kirchner, sobre todo en los últimos años, "gobernó para los suyos", como señala uno de los ensayos?

—A mí me parece importante el aporte que hace (Ricardo) Rouvier, que habla de opinión publica, donde él plantea que hay dos tipos de liderazgos. Por un lado el del estilo macrista, donde la agenda la marca la opinión pública, y por el otro el de Néstor y Cristina. En 2003 no estaban en agenda los derechos humanos, la integración regional ni el desendeudamiento. Hay un liderazgo que arma la agenda y otro que responde a la opinión pública. Sobre la última etapa hubo un marcado de agenda propia donde quizás no pudimos acompañar demandas de sectores medios, que habían mejorado y tenían la necesidad de nuevas conquistas. Si vos mirás, las mayores dificultades las tuvimos en las grandes ciudades.

—¿Hubo un encerramiento que los perjudicó, entonces?

—Puede ser que no supimos escuchar algunas cosas que deberíamos haber escuchado. Me parece imprescindible que para adelante tengamos una amplia capacidad de escucha, de debate. La capacidad de ser una fuerza plural abarcativa.

—¿Qué sintió cuando vio al secretario de Obras Públicas, José López, arrestado en posesión de 9 millones de dólares?

—Una doble indignación. Como ciudadano argentino, porque son recursos que eran para el pueblo. Cualquier peso que vaya para otro lado, más cuando hay situaciones de indigencia y de pobreza, causa una indignación enorme. Y también porque para mucha gente esa imagen tira abajo muchas cosas positivas que se hicieron.

—¿Cree que es un error que alguien, a partir de las experiencias de López y de otros funcionarios, piense que el kirchnerismo no fue un proyecto dirigido al bienestar de la gente sino un esquema de corrupción?

—Creo que lo fundamental del kirchnerismo fueron las transformaciones que realizó. Yo nací en el 55. Cada gobierno que pasó dejó el país peor de lo que estaba. Incluso con Alfonsín, que hizo tantas reformas importantes, quedamos peor. Uno lo que vio fue una decadencia argentina de muchos años. Esta es la primera vez que el gobierno deja el país mucho mejor de lo que encontró. Me parece que lo esencial del kirchnerismo está en los nuevos puestos de trabajo, la cantidad de chicos que se incorporaron a la escuela, el crecimiento de la industria, el desarrollo tecnológico, la ampliación de derechos, la nacionalización de las empresas más importantes… Ese es el rasgo más distintivo del kirchnerismo. Me parece que, como pasó con Perón en el 55, por casos como el de López se trata de decir que el kirchnerismo no fue un movimiento transformador.

—Usted asegura que se trata de casos puntuales y que no estuvo coordinado desde arriba.

—Por supuesto.

—¿No cree, entonces, que se podrían haber evitado, si desde el Gobierno se hubieran impulsado mecanismos anticorrupción?

—En el ensayo de Mempo Giardinelli plantea este tema: que habría que haberle prestado más atención al tema de la transparencia. Está en el libro, por supuesto.

—Ya pasaron casi 10 años de la intervención del INDEC. ¿Considera que fue un error?

—No sé exactamente cuál fue la situación, porque parece que no fue intervenido…

—¿No fue intervenido?

—No. Parece. Lo leí. Lo que sí me parece que ocurrió fue que no se le dio toda la importancia que tiene a las cifras, que nos sirven para hacer políticas que mejoren la calidad de vida de la población. Es uno de los temas pendientes: darle más centralidad a los datos confiables para seguir avanzando. Le dimos poca importancia a los números.

—¿No le parece especialmente grave que el gobierno kirchnerista haya dejado de medir la pobreza?

—Estoy hablando en general. En todos los temas que hacen al manejo de datos debería haberse prestado más atención.

—Si alguien le dijera que en el área de Educación el kirchnerismo priorizó inclusión en detrimento de la calidad, ¿qué diría?

—Que no es así. Hizo las dos cosas: las políticas educativas tuvieron que ver tanto con la calidad como con la cantidad. Lo que pasa es que es fácil dar calidad para pocos. Cuando vos tenés chicos que son de clase media, tienen libros y padres profesionales, la calidad que agrega la escuela es poca. Cuando vos tomas aquellos que son primera generación para el nivel medio o para el nivel primario, el desafío es enorme. La ley 1420 fue aprobada en la década de 1880 y se cumplió 100 años después. Recién en la década de 1980 más del 90% estaba en la primaria. Esa masificación de la educación trajo que el docente que estaba acostumbrado a trabajar con sectores muy escogidos ahora tiene que trabajar con todos. Lo que no concebimos es que haya una educación de calidad para pocos.

—Se criticó mucho la eliminación de la repitencia en primer grado…

—Cuando yo era chico había primero inferior y primero superior, porque no había repetición en primer grado. Hay países que no tienen repetición en ningún grado. El país con mejor calidad educativa, Finlandia, no tiene. Eso no dice si es de calidad o no. Es lo más normal del mundo, porque los procesos de maduración del aprendizaje, de la lectoescritura y del cálculo básico son muy distintos. Es muy distinto para el chico que hizo cuatro años de jardín de infantes que para aquel que ingresa recién en ese momento. Si a uno lo hago repetir, él piensa que no le da la cabeza, la madre piensa que el chico no sirve para estudiar y lo que hago es estigmatizarlo…

—¿Reprobar a un alumno es estigmatizarlo?

—Totalmente: estamos hablando de primer grado. Y hay que ser estúpido para pensar que un pibe que repite en primer grado se le está cuestionando su capacidad futura en el resto de la escuela. La calidad no se mide en la forma de evaluación sino en cómo se enseña. Igual, insisto: yo soy de los que piensan que la escuela debe ser lo más exigente posible, y que hay que poner notas lo más ajustadas para que cada uno pueda saber cuánto sabe y no sabe. No tiene que ver con el primer grado eso. En primer grado hay que generar las condiciones para que (el alumno) tenga confianza, autoestima, para que sepa que todos pueden aprender.

—¿Qué opinión tiene sobre el plan FinEs? Hubo denuncias que dieron cuenta de su mal funcionamiento

—El plan FinEs no es para que los chicos hagan la secundaria. Es un plan para el que le faltan materias para terminar. A muchos chicos les queda una o dos materias y lo dejan. Tenés muchos que llegaron a quinto año, se llevaron previas, la vida los llevó para otro lado y entonces no las terminaron. Esas materias tienen que ser fuertemente evaluadas. Si en algún caso no se evalúa y se regala, está mal. La cuestión de la masificación no tiene que ir en detrimento de la calidad. Cualquiera que regale nota está estafando al alumno. Y lo peor que se puede hacer es regalarle nota a los chicos más humildes, porque entonces se está reproduciendo la pobreza.

—¿Cómo ve que la Argentina haya sido excluida de la prueba PISA?

—Hubo un tema técnico que falló, para PISA, en la muestra. Lo que dice tanto como PISA como el actual ministro (Esteban Bullrich) es que ese tema no hace a como se seleccionó la muestra, simplemente a un cambio de tipo de muestra. Y lo que ha demostrado es que la Argentina mejoró. Los resultados están fuera del ranking, pero la Argentina sigue en un proceso de mejora, si se mira con respecto a la edición anterior.

—¿Qué es lo peor del gobierno de Macri?

—Lo peor es cómo está sumergiendo en la pobreza, la desocupación y la indigencia a grandes masas de argentinos, cómo está desindustrializando el país. La falta de políticas de integración con los países de América Latina y, en el caso de Ciencia y Tecnología, cómo se está tirando abajo un proceso que favoreció en el mediano y largo plazo el crecimiento científico y tecnológico después de la Noche de los Bastones Largos, que había sacado a la ciencia como prioridad.

—¿Qué fue lo mejor?

—En el caso de la educación, me pareció importante cuando se llegó a un acuerdo salarial con los docentes que permitió que empezaran las clases. Lamentablemente, después la inflación superó el índice fijado en el acuerdo y los docentes e investigadores hicimos una movilización en el Ministerio. Logramos una conquista importante. El momento en el que se priorizó el tema de comenzar las clases me pareció importante y fui el primero en saludarlo.

—Lino Barañao continuó al frente de Ciencia y Tecnología, ¿tiene alguna opinión al respecto?

—Yo opino sobre las políticas. Y me preocupa muchísimo que se haya bajado en principio 4.500 millones de pesos del presupuesto de Ciencia y Tecnología. Después el Congreso repuso cerca de 1.200 millones. Tal como señalamos en su momento, el Conicet acaba de bajar el número de ingresantes para el año que viene a 385, cuando hay un plan de Argentina 2020 que hablaba de hasta ese año poder ir creciendo un 10% por año.

—¿Volvería a ser candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires?

—No estoy pensando en temas de competencia electoral.

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