Daniel Arroyo: "La política social está agotada"

Daniel Arroyo:

Mientras veranea en la costa bonaerense, el dirigente massista realiza un balance del primer año del presidente Mauricio Macri. Además habla de soluciones y se postula como candidato en un mano a mano con La Tecla.

Se acerca desde Valeria del Mar hasta Pinamar para dialogar con La Tecla. El exministro de Desarrollo Social y referente del massismo, Daniel Arroyo, marca con detalles los errores cometidos por el Gobierno de Macri y no da vueltas al señalar que “estamos peor que el año pasado”. Aporta consejos para una eventual mejoría, habla de su reciente libro y se lanza como candidato a diputado de cara a las legislativas.

-Se terminaron el primero y el segundo semestres. ¿Se mejoró, se empeoró?

-Durante todo el año 2016, la situación empeoró. Por un lado, la inflación fue constante, sobre todo en alimentos, transporte y tarifas. Por otro lado se pararon la construcción y la industria textil. Cuando pasa eso, se paran las changas. Y todo sumado hace que aumente la pobreza. Además hubo despidos en el sector público y privado. Todo eso hizo que, objetivamente, empeorara la situación social. La otra cara de esto es que hay más comedores comunitarios, y bajó el consumo de leche por primera vez en muchos años. Yo diría que el Gobierno agarró un enfermo con 39 grados de temperatura, una situación crítica, pero le metió un ajuste y lo llevó a 41 grados. Los últimos cuatro años de kirchnerismo fueron malos en materia social, pero ahora estamos peor que antes. 

-¿Se puede seguir así?

-Hay que cambiar ya, sí o sí. La política social está agotada. Eso no quiere decir que haya que desarmar nada. Hoy hay nueve millones de personas que reciben subsidios, y si alguien lo desarma, va a haber una guerra civil. Pero esa política está agotada. De esa manera llegamos hoy al 32 por ciento de pobreza. Cada gobierno que vino, de derecha o de izquierda, aumentó los planes.

-Supongamos que mañana Sergio Massa gana las elecciones. ¿Cuál es la primera medida? No le di-go una medida de fondo, sino la primera. 

-Una, decretar la emergencia alimentaria y volcar mucho dinero en comedores escolares, porque bajó el consumo de leche y carne y subió el consumo de harina. Y, dos, mucha obra pública de pico y pala: mano de obra intensiva que les dé trabajo a pibes sin secundaria completa. Esas dos cosas hay que hacerlas ya. Si el Gobierno hace 2.500 kilómetros de ruta o hace una central termoeléctrica, eso es bueno para el país, pero ningún pibe va a laburar ahí. 

-¿Los escuchan desde el Gobierno?

-Es un Gobierno que se abre al diálogo, y que escucha más que el anterior. Pero gobierna con un solo ojo. Tiene en claro qué hacer con el mercado, cómo abrir la Argentina al mundo, pero no qué hacer con el Estado, cómo mover la construcción, el sector textil, el comercio. Gobiernan como si no hubieran leído un libro de historia: están dispuestos a chocar con una piedra con la que chocamos. Y como lo creo bien intencionado y no perverso, me parece que la cuestión es que no está mirando al conjunto del país, está mirando una parte.

-Se dice que ninguno de los que gobiernan ha pasado hambre. ¿La realidad que describe tiene que ver con eso? 

-Sí, es un Gobierno donde todos piensan lo mismo. En el Gobierno tiene que haber diversidad de miradas. Puede haber gente que entienda bien de empresas, de procesos productivos, pero tenés que tener tipos que conozcan de la realidad, que conozcan la calle, que vean dónde están los problemas, que entiendan la economía informal. Un tercio de la economía es informal, gente que trabaja en negro, gasistas, plomeros, carpinteros. Vos parás la construcción y tirás a un tercio de gente a la banquina. Es el mayor pecado que cometieron, y fue por no entender cómo funciona la economía informal.

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